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Les enseñaré una manera muy fácil: hagan su trabajo pensando que el trabajo también pertenece a Dios. No fijen su mente en la tarea, pensando "es mi trabajo". Piensen que todas las acciones que hacen, las hacen para Dios. Ofrézcanlo todo a Sus Pies. Crean, y díganselo a ustedes mismos, "todo lo que hago lo hago por amor a Dios".

Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho

Conciencia Femenina Experiencia Femenina 



 La mujer ha sufrido mucho porque la mente femenina también ha padecido mucho. La mujer ha estado muy oprimida porque también su mente femenina lo ha estado. Siglos y siglos de opresión, de explotación, de represión; se ha practicado mucha violencia contra la mujer.  Naturalmente, se ha vuelto astuta. Ciertamente, ha desarrollado su ingenio inventando sutiles métodos para torturar a los hombres. Es natural. Esa es la forma de actuar de los débiles. Quejándose, protestando –así es como ellos funcionan. Excepto que comprendas esto, no podrás superarlo.

 La mujer es frágil.  Esa es su condición.  Tiene una mayor armonía que el hombre.  Es más musical, más rítmica que el hombre. Otra cosa: el hombre la ha estado aleccionando en cierta manera; le ha inculcado una mente determinada que no le permite deshacerse de su esclavitud.  Esto viene siendo así desde hace tanto tiempo que la ha penetrado asta los mismos huesos. Ella lo ha aceptado.

 Pero la libertad es tal que, ocurra lo que ocurra, permaneces enfocado en ella. Nunca puedes perder el deseo de ser libre, porque ese es también el deseo de ser religioso, de ser divino.  La libertad continúa siendo el objetivo, suceda lo que suceda.

 Por tanto, ¿qué hacer cuando no existe manera alguna de sublevarse dado que la sociedad completa es machista? ¿Cómo luchar contra ello? ¿Cómo preservar un poquito de dignidad?  La mujer se ha vuelto astuta y diplomática. Empieza a hacer cosas que directamente no son un ataque, pero sí indirectamente. Lucha con el hombre de forma sutil.

 Ahí quedan siglos y siglos de indignidad y humillaciones.  Puede que tu hombre no te haya hecho nada malo, pero él es la representación de todos los hombres.  No puedes olvidarlo.  Amas al hombre, a este hombre, pero no puedes amar la organización que los hombres han creado.  Puedes amar a este hombre pero no puedes perdonar al hombre como tal.  Y cuando miras a ese hombre, allí descubres la mente machista, y empiezas otra vez.

 Esto es verdaderamente inconsciente. Crea una cierta neurosis en las mujeres. Las mujeres son más neuróticas que los hombres. Es natural, porque viven en una sociedad machista, confeccionada por y para los hombres, y ellas tienen que vivir en ella, amoldarse a ella.  Tienen que amputarse muchas de sus partes, de sus miembros –miembros vivos- para ceñirse al papel mecánico que les es dado por el hombre.  Se resisten, luchan. Y de esta continua lucha surge una cierta neurosis.  En esto consiste ser una “insidiosa”.

 Sé que existen situaciones en las que dos personas no están de acuerdo, pero eso es parte del crecimiento. No pedes encontrar a nadie que esté completamente de acuerdo contigo. Especialmente los hombres y las mujeres están en desacuerdo porque sus mentes son diferentes, su actitud ante las cosas es completamente distinta.  Funcionan desde centros distintos. Por eso es absolutamente natural que no se pongan de acuerdo con facilidad, pero no hay nada malo en ello.  Y cuando aceptas a una persona y la amas, también amas sus discrepancias.  

 No empiezas a pelear, a manipular; intentas comprender el punto de vista del otro.  E incluso si no puedes estar de acuerdo, al menos puedes aceptar estar en desacuerdo.  Pero, aún así, perdura este profundo y sutil acuerdo: “Está bien, estamos de acuerdo en discrepar.  Sobre este punto no vamos a llegar a un acuerdo –muy bien- pero no hay ninguna necesidad de pelear”.

 El hombre es más argumentador.  Hasta aquí las mujeres lo han aprendido: que si pasas por la argumentación, él ganará.  Por eso no discuten, pelean.  Se enfadan, y lo que no puedan hacer mediante la lógica, lo hacen a través de la ira. Lo sustituyen con el enfado, y, desde luego, el hombre acepta pensando: “¿Por qué crear tanto problema de una cosa tan pequeña?”. Pero esto no es un acuerdo y funcionará como un muro entre los dos.  Escucha sus argumentos. 

 Existen posibilidades de que esté en lo cierto –porque la mitad del mundo, el mundo exterior, el mundo objetivo, tiene que ser enfocado desde la razón.  Por tanto, cuando se trate de una cuestión del mundo exterior existen más posibilidades de que el hombre tenga razón.  Pero cuando sea un asunto del mundo interior, la mujer tiene más posibilidades de estar en lo cierto, porque allí no se necesita la razón. Así pues, si vas a comprar un coche, escucha al hombre, y si vas a elegir una iglesia, escucha a la mujer.

 Hombre y mujer tienen que llegar a una cierta comprensión de que, en cuanto a lo que concierne al mundo de los objetos y las cosas, el hombre es más propenso a estar en lo cierto y ser más exacto.  Él funciona mediante la lógica; es más científico, más occidental.  Cuando la mujer actúa intuitivamente es más oriental, más religiosa.  Es más probable que su intuición la lleve por el camino correcto. Así, si te diriges hacia una iglesia, sigue a tu mujer.  Ella tiene un sentido más preciso para las cosas del mundo interior.  Y si amas a una persona, poco a poco, llegas a comprenderlo, y surge un pacto tácito entre los dos amantes: quién va a tener razón en qué. Y el amor es siempre comprensión.

 Tanto la mente femenina como la mente masculina pueden revelar muchos misterios: pero así como existe conflicto entre la ciencia y la religión, también lo hay entre hombre y mujer.  Se espera que un día hombre y mujer se complementen en lugar de chocar entre ellos, pero ese día será el mismo que la ciencia y la religión también se complementen entre ellas. La ciencia escuchará comprensivamente lo que la religión diga, y la religión lo hará con la ciencia.  Y no habrá abusos, porque los campos son absolutamente distintos. La ciencia se dirige hacia el exterior, y la religión hacia el interior.

 Las mujeres son más meditativas, los hombres más contemplativos. Ellos pueden pensar mejor. Bien; cuando sea necesario pensar, escucha al hombre.  Las mujeres pueden sentir mejor. Cuando sea necesario sentir, escucha a la mujer. Y ambos, sentir y escuchar, hacen de la vida un todo. Así pues, si realmente os amáis, os transformaréis en un símbolo del yin/yang.  ¿Has visto el símbolo chino del yin/yang?  Dos peces casi encontrándose y fundiéndose el uno con el otro en un movimiento profundo, completando el círculo de la energía.  Hombre y mujer, femenino y masculino, día y noche, trabajo y descanso, pensamiento y sentimiento; no son antagónicos entre sí, son complementarios. Y si amas a una mujer o a un hombre, ambos engrandecéis enormemente vuestros seres.  Os completáis.

 Sensibilidad 

 Toda la existencia está llena de sensibilidad –y el hombre es el producto más elevado de esta existencia.  Naturalmente, tu corazón, tu ser, está listo para desbordarse.  Has estado escondiéndolo, reprimiéndolo; tus padres y tus profesores te han dicho que seas duro, que seas fuerte, porque es un mundo lleno de retos.  Si no puedes luchar y competir, no serás nadie.  De esta manera, sólo unas cuantas personas, como poetas, pintores, músicos, escultores, que han dejado de pertenecer al mundo competitivo, que no esperan acumular billones de dólares, son las únicas a las que les queda algún vestigio de sensibilidad.

 El meditador está en el camino de la mística; cada vez se volverá más sensible.  Y cuanto más compartas tu sensibilidad, tu amor, tu amistad, tu compasión, más cerca estarás del objetivo de ser un místico.

 Incluso a los niños pequeños, particularmente a los varones, desde sus comienzos se les frustra diciéndoles “no debes llorar”.  Esto es condenatorio.   Las mujeres pueden gemir y llorar porque hasta ahora no han sido aceptadas como seres humanos en igualdad.  De alguna manera son infrahumanas, y por eso se las acepta –las mujeres son débiles.  La sensibilidad ha sido concebida para ser débil.

 Puede haber dos tipos de contacto: cuando realmente tocas y cuando simplemente evitas tocar.  Puedo tocar tu mano y evitar el contacto.  Puedo no estar presente en mi mano, puedo haberme abstraído.  Inténtalo, y tendrás un sentimiento diferente, distante.  Coloca tu mano sobre alguien y abstráete.  Lo que allí hay es una mano muerta, tú no estás.  Y si el otro es sensible, sentirá una mano muerta.  Se sentirá insultado.  Estás engañando; estás haciendo ver que tocas, pero no estás tocando.

Las mujeres tienen mucha más sensibilidad para esto, no puedes engañarlas.  Ellas tienen una mayor sensibilidad para el contacto, el contacto corporal; así pues, ellas saben.  El marido puede  estar diciendo cosas muy bonitas.  Puede que haya traído flores y le diga: “Te amo”, pero su contacto demostrará que no está presente.  Las mujeres poseen un instinto para sentir cuándo estás con ellas y cuándo no.  Es difícil engañarlas.

 Cuando el niño nace está indefenso. El bebé humano, particularmente, está completamente desamparado. Tiene que aprender de los demás para vivir, para mantenerse vivo.  Esta dependencia es un pacto. El niño tiene que dar muchas cosas en ese intercambio, y la sensibilidad es una de ellas. El niño es sensible; todo su cuerpo lo es.  Pero está desvalido, no puede ser independiente; tiene que depender de sus padres, de su familia, de la sociedad; tendrá que ser dependiente.  Debido a esta dependencia e impotencia, los padres, la sociedad, siguen forzándolo a hacer cosas y tiene que ceder.  De otra forma no puede mantenerse vivo, morirá.  Así pues, tiene que ofrecer muchas cosas en esta negociación.

 Lo primero realmente profundo y significativo a lo que todo niño tiene que renunciar es la sensibilidad, tiene que abandonarla. ¿Por qué?  Porque cuanto más sensible es, con más problemas se encuentra, es más vulnerable. Con la mínima sensación empieza a llorar.  Los padres tienen que detener su llanto, pero no pueden hacer nada.  Pero si el niño continúa sintiendo cada sensación al detalle, acabará siendo un fastidio. Y los niños se hacen pesados, por eso los padres tienen que reducir su sensibilidad.  El niño tiene que aprender a resistirse, a controlarse.  Y poco a poco tiene que dividir su mente en dos.  Por esta razón, hay muchas sensaciones que deja de sentir porque no son “buenas” –se le castiga por ellas.

 Todo el cuerpo del niño es erótico. Puede disfrutar de sus dedos, de su cuerpo; todo su cuerpo es erótico. Va explorando su propio cuerpo; es un gran fenómeno para él.  Pero llega un momento en su exploración en el que descubre los genitales.  Esto se convierte en un problema, porque tanto el padre como la madre están reprimidos.  En el momento en que el niño, varón o hembra, toca sus genitales, los padres se sienten incómodo.  Esto tiene que ser observado con detenimiento. Su comportamiento cambia de repente,  el niño lo nota. Ha ocurrido algo malo.  Empiezan a gritarle: “¡No te toques!”.  

 El niño comienza a sentir entonces que pasa algo malo con los genitales, tiene que contenerse.  Pero los genitales son la parte más sensible del cuerpo –la más sensible, la parte más viva del cuerpo, la más delicada.  Una vez que no permites tocar y disfrutar de los genitales, has matado el propio origen de la sensibilidad.  Ahora el niño se volverá insensible y, según vaya creciendo, mayor será su insensibilidad.

 La sensibilidad es el sendero; la insensibilidad es el obstáculo.  Si somos insensibles, no existe entonces ningún camino; estamos bloqueados.  No existe un pasadizo desde nuestro más íntimo centro hacia la existencia; no tenemos ventanas.  Estamos encapsulados…, cada ser humano vive en una cápsula.

 La cápsula es muy sutil y transparente, por eso no la sientes, no la ves, pero con un poquito de consciencia se hace evidente que te rodea por todas partes.  Es exactamente igual que si das la mano llevando unos guantes puestos, algo está ocultando tu sensibilidad.  Te cubres completamente de ropa y sales al sol; los rayos no pueden penetrar tu piel. Tienes un paraguas que te protege de la lluvia, pero también impide que la lluvia pueda alcanzarte.

 A veces está bien desprenderse del paraguas y ponerse simplemente bajo la lluvia y sentirla.  Desnudo en la playa, desnudo en el bosque, ¡deja sencillamente que el aire, el sol y la lluvia te toquen!  Cuanto más sensible te hagas a las cosas, más cuenta te darás de que Dios está presente en todas partes.  En igual proporción de sensibilidad que poseas, sentirás la presencia de Dios.  Cuanta menos sensibilidad tengas, menos sentirás a Dios; si no tienes sensibilidad, no sentirás a Dios en absoluto.

 Según vayas haciéndote más sensible, tu comprensión hacia las personas será como nunca antes lo fue.  Solo viendo la cara de un hombre sabrás de él mucho más que él mismo.  Simplemente tomando la mano de un hombre sabrás de su energía mucho más de lo que él jamás supo.  En ocasiones, al estar con alguien descubrirás que absorbe tu energía y te sientes cansado –solo por estar con esa persona.  Y, sin embargo, con otra persona te sientes satisfecho, te sientes más saludable, te sientes mejor.

 Nuestra sensibilidad ha sido apagada.  Nuestros padres y nuestros abuelos han tenido miedo, porque ser sensible es caminar por el filo de la navaja.  Si eres sensible a la belleza, no puedes confinarla solo para tu esposa o para tu marido –la belleza está por todas partes.  Y tus padres, los padres de todo el mundo, han tenido miedo.

 Tu sensibilidad tuvo que ser apagada, destruida, para que estuvieras recluido en una pequeña prisión; de otro modo hubiera sido imposible imponer la monogamia a la humanidad. Un día te encuentras con una mujer que de pronto te posee; o te encuentras con un hombre, y súbitamente te sientes rebosante: te olvidas por completo de que tienes un esposo que está esperándote.  La belleza no sabe de matrimonios, de maridos, de esposas; no conoce limitaciones.

 Sin embargo, la sociedad no puede vivir así, porque aún no ha madurado lo suficiente para consentir la libertad absoluta.  Únicamente en libertad absoluta puede tu sensibilidad permitirse tener un crecimiento completo.

 Todo el mundo nace con sensibilidad, pero todo el mundo muere aletargado.  De hecho, mucho antes de que un hombre muera, ya ha muerto.  Las religiones han enseñado a la gente a no ser sensibles, porque no se puede confiar en la sensibilidad.  Es una brisa –llega y se va por sí sola.  No puedes envasarla, no puedes aprisionarla. Este es el motivo por el que la gente tiene miedo de caminar por el sendero de la belleza, temen ser guiados por la belleza en sí misma.

 La sensibilidad requiere una gran inteligencia.  Cuanto mayor sea tu inteligencia, más sensible serás.  Los búfalos no son sensibles, tampoco lo son los asnos, para ello necesitan inteligencia. Pero ninguna religión quiere que seas sensible, todas ellas temen que te conviertas en un poder por ti mismo.  Una persona sensible se transforma en un poder, en una tremenda central energética, su propia visión interna de las cosas. Tiene claridad de visión, un sentido estético de la belleza –todas las cosas son peligrosas.

 La esposa no quiere que su marido sea sensible a la belleza porque eso es un peligro. Hay santísimas mujeres bellas…, es mejor que toda sensibilidad hacia la belleza esté completamente aplastada.  Así el marido sigue estando siempre dominado.  De la misma manera, ningún marido quiere que su mujer tenga sensibilidad hacia la belleza; porque hay tantos hombre…, y la mujer, si su corazón aún está vivo latiendo, todavía puede sentir la primavera… El peligro existe.  Puede enamorarse de cualquiera, y eso está más allá de tu poder.


 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho
 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho

 La sensibilidad puede compartirse de mil y una maneras.  La más fundamental es el afecto; no una relación de amor, sino únicamente de afecto puro, sin ninguna condición, sin pedir nada a cambio; simplemente volcando tu corazón en la gente, incluso en los extraños, porque está rebosante de sensibilidad.  Actualmente los científicos dicen que puedes estrechar la mano de un árbol, y si eres amable sentirás una enorme sensibilidad en él.

 Existen viejas historias, increíbles, que no pueden ser reales –pero uno nunca sabe, quizá lo sean.  Se cuenta que cuando Gautama Buda pasaba bajo árboles que no tenían hojas, de repente echaban hojas para darle sombra.  Cuando se sentaba bajo un árbol, de pronto miles de flores se abrían y empezaban a caer sobre él.  Puede que sea únicamente simbólico, pero también existe la posibilidad de que sea real.  Y cuando digo que los científicos modernos investigan sobre los árboles, eso me reafirma.

 Jagdishchandra Bose fue el primer hindú ganador del premio Nobel; demostró al mundo científico que los árboles no están muertos, y por ello fue galardonado con el premio. Pero desde Jagdishachandra Bose han sucedido muchas cosas.  Sería inmensamente feliz si pudiera venir y ver lo que los científicos han logrado.

Ahora pueden acoplar a un árbol algo parecido a un cardiograma. Un hombre, un amigo con amor en el corazón, se acerca al árbol y este empieza a danzar incluso sin nada de viento, y l cardiograma aparece muy simétrico.  El gráfico en el papel se convierte en casi una belleza armoniosa.

 Una ves que te vuelves sensible hacia el mundo que te rodea, puedes dirigir tu sensibilidad hacia el interior, hacia tu morada interior.  Es la misma sensibilidad con que escuchas el canto del ruiseñor, sientes el calor del sol, hueles la fragancia de una flor.  Es la misma sensibilidad que ahora tienes que levar hacia adentro. Con esta misma sensibilidad vas a degustar de ti mismo, olerte, verte, tocarte.

 Utiliza el mundo como un aprendizaje de sensibilidad.  Recuerda siempre: si puedes ser cada vez más sensible, too va a ser absolutamente correcto.  No te aletargues.  Deja que todos tus sentidos se agudicen, con tono nítido, vivo, lleno de energía.  Y no tengas miedo a la vida.  Si le tienes miedo, te volverás insensible para que nadie pueda herirte.

 Estás viviendo en un mundo muy loco, patético.  Si no te alejas de la psicología de las masas y manifiestas tu auténtica realidad, te ahogarás en la confusión de todo el mundo.
La sensibilidad te ayudará enormemente a ser sensato, a ser sensible.  Y si sigues la dirección correcta se convertirá en tu meditación, y finalmente en tu experiencia mística de la iluminación.

 Déjame narrarte una historia: Buda estaba hospedado en un pueblo.  Una mujer se le acercó llorando, gimiendo y gritando.  Su niño, su único hijo, se había muerto súbitamente.  Puesto que Buda se encontraba en el pueblo, la gente tiene una compasión infinita.  Si él lo desea, puede reanimar al niño.  Así pues, no llores, ve a ver a ese Buda”.  La mujer fue con el niño muerto, llorando y sollozando.  Los discípulos de Buda también estaban afectados y comenzaron a rogar mentalmente para que Buda tuviera compasión.  Debía bendecir al niño para que se reanimara, que resucitara. Muchos de los discípulos de Buda empezaron a llorar.  

 La escena era muy conmovedora, profundamente emotiva. Todos estaban quietos.  Buda permaneció en silencio.  Miró al niño muerto y después a la desconsolada madre, y le dijo: “No llores, solo tienes que hacer una cosa y el niño volverá a estar vivo otra vez.  Déjalo aquí y regresa a la ciudad, llama a todas las casas y pregunta a cada familia si nunca ha muerto algún familia en su casa.  Y si encuentras una casa donde nunca haya muerto nadie, pídeles algo de comer, algo de pan, algo de arroz o cualquier otra cosa –pero que sea de una casa donde nunca haya muerto nadie.  Y ese pan o arroz reanimará inmediatamente al niño.  Ve.  No pierdas tiempo”.

 La mujer se puso muy contenta. Tuvo la sensación de que el milagro iba a suceder.  Tocó los pies de Buda y corrió hasta el pueblo que no era muy grande, solo unas cuantas casas, una pocas familias.   Fue preguntando de casa en casa, pero todas las familias le dijeron: “Eso es imposible.  No hay ni una sola casa –no solamente en este pueblo, sino en toda la faz de la tierra-, no existe ni una casa donde nunca haya muerto nadie, donde no hayan sufrido la muerte, la desgracia, la pena y la angustia que de ello se desprende”.

 Poco a poco la mujer se dio cuenta de que Buda le estaba gastando una broma. Era imposible, pero todavía existía la esperanza.  Siguió preguntando hasta haber recorrido todo el pueblo.  Se le secaron las lágrimas, se le apagó la esperanza, pero de pronto sintió una nueva tranquilidad, una serenidad que la envolvía.  Se dio cuenta de que todo lo que nace tiene que morir. Sólo es una cuestión de años. Algunos morirán antes y otros después, pero la muerte es inevitable.

 Regresó y una vez más tocó los pies de Buda, diciendo: “Como todos dicen, realmente tienes una gran compasión hacia las personas”.  Nadie podía comprender lo que había sucedido.  Buda la inició en sannyas, se convirtió en discípulo.

 Ananda, discípulo de Buda, le preguntó: “Podrías haber reanimado al niño…  Era tan bonito y su madre estaba tan angustiada…”.  Pero Buda respondió: “Aunque lo hubiera resucitado, tendría que morir.  La muerte es inevitable”.  Ananda replicó: “No pareces ser muy sensible con la gente, con su desgracia y angustia”.  Buda contestó: “Yo soy sensible, pero tú eres sentimental.  Solo porque llores, ¿crees que eres sensible?  Eres infantil.  No comprendes la vida.  No te percatas de fenómeno”. Podemos concebir que Buda fuese más sensible que sus discípulos que estaban llorando.  Ellos eran sentimentales.

 No confundas tu sentimentalismo con la sensibilidad.  El sentimentalismo es ordinario; la sensibilidad es extraordinaria.  Sucede a través del esfuerzo; es un logro, tienes que ganártelo.  El sentimentalismo no tiene que ser ganado; naces con él.  Es una herencia animal que ya posees en las células de tu cuerpo y de tu mente.  La sensibilidad es una posibilidad; todavía no la tienes.  Puedes crearla, puedes trabajártela –entonces te sucederá.

 Afecto 

 El más profundo amor del corazón es exactamente igual que la brisa que entra en tu habitación, te trae su frescor, su lozanía y después se marcha.  O puedes sujetar el viento en un puño.  Muy poca gente tiene el coraje de vivir una vida que cambia momento a momento.  De ahí que hayan decidido sucumbir a un amor del cual puedan depender.

 No sé qué tipo de amor conoces –lo más probable es que sea del primer tipo, quizá del segundo.  Puede surgir una nueva clase de amor que quizá solamente nace en una persona entre millones.  Este amor solamente puede ser denominado afecto.

 El primer tipo de amor debería llamarse sexo.  El segundo amor.  El tercero debería denominarse afecto –una cualidad, no dirigida hacia nadie.  Esa cualidad amorosa es una revolución tan radical que es muy difícil de concebir incluso.

 Todos los seres humanos son merecedores de ser amados.  No hay ninguna necesidad de ligarse a una persona para toda la vida.  Esta es una de las razones por la que todas las personas del mundo tienen un aspecto tan aburrido.

 Haz que el amor sea libre en las personas, haz que no sean posesivas.  Pero esto solamente puede ocurrir si meditando descubres tu ser.  No es algo que practicar.  No te estoy diciendo: “Esta noche sal con otra mujer solamente para practicar”.  No vas a obtener nada y puede que pierdas a tu esposa.  Y por la mañana parecerás un estúpido.  No es cuestión de practicar, se trata de descubrir tu ser.  

 Con el descubrimiento del ser a continuación sigue la cualidad del afecto impersonal.  Entonces sencillamente amas y tu amor sigue extendiéndose.  Primero hacia los seres humanos, inmediatamente después hacia los animales, los pájaros, los árboles, las montañas, las estrellas. Llega un día en el que toda esta existencia es tu amada.   Ese es nuestro potencial.  Y todo aquel que no lo logre está malgastando su vida. Si, tendrás que perder algunas cosas, pero no merecen la pena.  Ganarás tanto que nunca volverás a pensar en lo que perdiste.

 Un afecto impersonal puro que puede penetrar en el ser de cualquiera –este es el resultado de la meditación, del silencio, de sumergirte en la profundidad de tu propio ser.

 Tú eres responsable de todo, de toda danza que tiene lugar.  Cuando te relajas y te dejas ir, eso es también responsabilidad tuya. Cuando no te relajas y no te permites entrar en ese estado de inacción, eso también es responsabilidad tuya. No son dos cosas distintas; solamente hay una cosa, tu responsabilidad.

 Los siguientes son simbólicos.  El afecto, la amistad, la compasión, la inteligencia, la claridad de visión –todo ello simboliza que estás en la dimensión correcta.

 La única esperanza para la humanidad está en la cualidad de la feminidad –la única esperanza.  La esperanza no está en Friedrich Nietzsche, Adolf Hitler, Benito Mussolini: la esperanza está en Buda, Chaitanya, Meera –en un tipo de gente totalmente distinto.  Y tanto hombres como mujeres tenemos que volver hacia una clase de afecto femenino.

 Mi camino ha sido descrito como el del corazón, pero no es verdad.  El corazón te dará todo tipo de imaginaciones, alucinaciones, ilusiones, sueños dulces –pero no puede darte la verdad.  La verdad está detrás de ambos, cabeza y corazón; está en tu consciencia, que no es ni la cabeza ni el corazón.  Precisamente porque la consciencia está separada de ambos, puede utilizarlos a dos en armonía.  La cabeza es peligrosa en determinados campos, porque tiene ojos pero no tiene piernas –está lisiada.  

 El corazón puede funcionar en ciertas dimensiones.  No tiene ojos, pero tiene piernas; es ciego, pero puede moverse mucho, a gran velocidad –desde luego sin saber hacia dónde va.  No es solo una coincidencia que en todos los idiomas del mundo se dice que el amor es ciego.  No es que el amor sea ciego, es que el corazón no tiene ojos. Y según tu meditación vaya haciéndose más profunda, según tu identificación con la cabeza y el corazón empiece a decaer, descubrirás que te transformas en un triángulo.  Y tu realidad está en tu tercera fuerza interior: la consciencia.  La consciencia puede manejarlos con mucha facilidad porque tanto el corazón como la cabeza le pertenecen.

 El amor también sabe rugir como un león.
El amor no es solo dulce poesía.

Si el amor fuera únicamente dulce poesía, no podría existir en este mundo loco.  Tiene que ser lo suficientemente fuerte –más que el odio, más fuerte que la ira-, tiene que ser el rugido de un león.

 Receptividad 

 El inicio de toda creación es el macho, pero él no puede aportar un útero.  Y por el mero hecho de iniciarla, la vida no nace; la vida solamente nace cuando encuentra la protección del útero.  Las hormonas, la sangre y todo lo demás viene del cuerpo de la mujer. Esto no nos sucede a nosotros.  La protección, el desarrollo, la seguridad todo ello es parte de la consciencia femenina.  El inicio, el comienzo, es parte de la consciencia masculina, pero el hombre se aburre inmediatamente después y comienza otra cosa.

 Escuchar es uno de los secretos para entrar en el templo de Dios.  Escuchar significa pasividad.  Escuchar significa olvidarte completamente de ti mismo –solo entonces puedes escuchar.  Cuando escuchas atentamente a alguien te olvidas de ti mismo. Si no puedes olvidarte de ti, nunca escuchas.  Si tienes demasiada conciencia de ti mismo, sencillamente finges que estás escuchando –no escuchas.  Puede que afirmes con la cabeza; puede que a veces digas sí o no –pero no estás escuchando.

 Cuando escuchas, te conviertes en un pasadizo, en pasividad, receptividad, un útero: te vuelves femenino.  Y para llegar uno tiene que ser femenino.  No podéis alcanzar a Dios siendo invasores agresivos, conquistadores   solamente puedes alcanzar a Dios… o mejor dicho: Dios puede alcanzarte únicamente cuando eres receptivo, una receptividad femenina.  Cuando te vuelves yin, receptivo, la puerta está abierta.  Y esperas.

 Escuchar es el arte de llegar a ser pasivo.  Buda y Mahavir han enfatizado mucho en escuchar, Krishnamurti hace mucho hincapié en escuchar correctamente.

 Tus oídos no son más que pasajes; solo agujeros –nada mas.  Los oídos son más femeninos que los ojos; los ojos son más masculinos.  Los oídos son una parte más yin; los ojos son más yang.  Cuando miras a alguien, eres agresivo.  Cuando escuchas a alguien, eres receptivo.

 Esta es la razón por la que mirar a alguien durante demasiado tiempo es vulgar, descortés, mal educado.  Existe un cierto límite; los psicólogos dicen que tres segundos.  Si miras a una persona durante tres segundos es correcto; se puede tolerar.  Más de eso, ya no estás mirando entonces –estás escudriñando; estás ofendiendo a la persona; estás invadiendo.

 Pero escuchar a una persona no tiene límite, porque los oídos no pueden invadir.  Sencillamente se quedan donde están.  Los ojos necesitan descansar.  ¿Te has dado cuenta por la noche?  -los ojos necesitan descansar, los oídos no.  Están abiertos las veinticuatro horas –a lo largo de todo el año.  Los ojos no pueden permanecer abiertos ni siquiera minutos –un parpadeo continuo, un cansancio continuo.  La agresión cansa por que te extrae la energía; por eso los ojos tienen que parpadear continuamente para descansar.  Es un reposo continuo.  Los oídos siempre están descansados.


 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho
 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho

 Por ello, muchas religiones han utilizado la música como un acercamiento a la oración –porque la música hace que los oídos sean más vibrantes, más sensibles.  Uno tiene que ser más oídos y menos ojos.

 La receptividad es un estado de no-mente.  Cuando estás completamente vacío de todo pensamiento, cuando la consciencia carece de contenido, cuando el espejo no refleja nada, esto es receptividad.  La receptividad es la puerta hacia lo divino.  Abandona la mente y sé.

 Cuando estás en la mente, estás a kilómetros de distancia del ser.  Cuanto más pienses, menos eres.  Cuanto menos pienses, más eres. Y si no piensas en absoluto, esos son los momentos en los que el ser se reafirma a sí mismo en su totalidad.

 Receptividad sencillamente significa abandonar la basura que sigues cargando en la cabeza.
Y tienes mucha basura, completamente inútil.  La mente significa el pasado, y el pasado ya no sirve para nada; ya ha sucedido y nunca más va a suceder otra vez, porque en la realidad nada se repite jamás.

 Incluso cuando piensas, sientes, que es la misma situación, nunca lo es.  Cada mañana es un nuevo día, y cada mañana el sol que encuentras es un nuevo sol. No estoy hablando del sol material. Estoy refiriéndome a la belleza, la bendición, la dicha que brida cada día –todo ello es totalmente nuevo.

 Si sigues arrastrando imágenes del pasado, nunca podrás ver lo nuevo.  Tus ojos estarán tapados por tus experiencias, tus expectativas, y esos ojos no podrán ver aquello que te confronta.

 Así es como vamos perdiéndonos la vida: el pasado se convierte en una barrera que te encierra, te atrapa dentro de algo que ya no existe. Te quedas encapsulado en lo muerto. Y cuanta más experiencia acumules, cuanto más vayas creciendo, más y más grueso será el caparazón de la experiencia muerta que te rodea. Estarás cada vez más cerrado.  Paulatinamente todas las puertas y ventanas se cierran. Entonces existes, pero existes alineado, desarraigado.  En tal caso no estás en comunión con la vida. No estás en comunión con los árboles, las estrellas y las montañas.  No puedes estar en comunión porque la gran Muralla China de tu pasado te rodea.

 Cuando digo que te vuelvas receptivo, me refiero a que vuelvas a ser un niño otra vez.

 Recuerda lo que Jesús repetidamente dice a sus discípulos: Salvo que seáis como niños pequeños nunca podréis entrar en mi reino de Dios.  Eso que les está diciendo es exactamente el significado de receptividad. El niño es receptivo porque no sabe nada, y al no saber nada, es receptivo  el anciano no es receptivo porque sabe demasiado, y sabiendo demasiado, está cerrado. Tiene que volver a nacer, tiene que morir al pasado y volverse un niño otra vez –desde luego no en el cuerpo, sino que la consciencia debería ser siempre como la de un niño. No infantil, recuerda, sino como un niño –adulto, maduro, pero inocente.

 ¿Puedes oír la llamada lejana del cuco?  ¿Oyes el gorjeo de los pájaros?  Esto es receptividad.  Es un estado existencial de silencio, absoluto silencio; ningún movimiento, ni un murmullo, y sin embargo no estás dormido; estás alerta, absolutamente atento.  Cuando el silencio y la atención se encuentran, se mezclan y se vuelven uno, entonces hay receptividad.  La receptividad es la cualidad religiosa más importante.

 Vuélvete un niño. Comienza a funcionar desde el estado de no-saber y por sí solo el silencio te llegará, y una gran atención consciente.  Entonces la vida es una bendición.

 Confianza 

 Una vez que sabes, ¿qué sentido tiene creer?  La creencia está en la ignorancia.  Si sabes, sabes.  Y es bueno que si no sabes, sepas que no sabes –la creencia puede defraudarte.  La creencia puede crear un ambiente en tu mente en el que, sin saber, empiezas a creer que sabes.  La creencia no es confianza, y cuanto más vigorosamente digas que crees completamente, más miedo tienes a la duda que llevas dentro.

 La confianza no sabe de dudas.  La creencia no es más que reprimir la duda; es un deseo.  Uno no se siente solo; no se siente desprotegido, inseguro –de ahí viene la creencia.

 La confianza es sencilla.  Es como un niño que confía en su madre.  No se trata de creer –la creencia aún no se ha introducido en él.  Una vez fuiste un niño pequeño, ¿creías en tu madre o confiabas en ella? La duda aún no ha surgido, por tanto, ¿qué sentido tiene creer?  La creencia llega solamente cuando se introduce la duda; primero viene la duda.  Más tarde, para reprimir la duda, te aferras a una creencia.  Confianza es cuando la duda se desvanece; confianza es cuando la duda no existe.

 Por ejemplo, respiras.  Tomas una respiración hacia dentro; después exhalas, sueltas el aire.  ¿Tienes miedo de soltar el aire porque, quién sabe, tal vez no vuelva?  Confías.  Confías que volverá.  Desde luego que no hay motivo para confiar.  ¿por qué razón?  ¿Por qué debería volver el aire?  A lo sumo puedes decir que en el pasado siempre ha sucedido así –pero eso no es una garantía.  Puede que no ocurra en el futuro.  Si tienes miedo de soltar el aire porque puede que no vuelva, entonces contendrás la respiración dentro. En eso consiste la creencia –en colgarse, en aferrarse.  Pero si contienes la respiración, tu cara se pondrá morada y sentirás que te asfixias. Y si sigues haciéndolo, morirás.

 Todas las creencias asfixian y ninguna te ayuda a estar realmente vivo.

 Si exhalas confías en la vida.  La palabra budista “nirvana” sencillamente significa exhalar, respirar hacia fuera –confiar.  La confianza es un fenómeno muy, muy inocente. La creencia pertenece a la cabeza; la confianza al corazón. Uno simplemente confía en la vida porque procede de ella, vive en ella, y regresa de nuevo al origen.  No existe el miedo.  Naces, vives y morirás; no hay miedo.  

 Otra vez volverás a nacer, volverás a vivir y morirás.  La misma vida que te ha proporcionado la vida siempre puede darte más vida, por tanto, ¿por qué tener miedo?  ¿Por qué aferrarse a las creencias?  Las creencias son producto del hombre; la confianza es producto de Dios.  Las creencias son filosóficas; la confianza simplemente demuestra que sabes en qué cosiste el amor.  No es un concepto de Dios sentado en algún lugar del cielo manipulando y dirigiendo.  La confianza no necesita de ningún Dios, la vida infinita, esta totalidad, es más que suficiente. Una vez que confías, te relajas.

 Aferrarse  algo, cualquier cosa que sea, demuestra desconfianza.  Si amas a una mujer o a un hombre, y te enganchas, únicamente demuestra que no confías.  Si amas a una mujer y le preguntas: “¿Me amarás también mañana o no”?.  No confías.  Confías más en el juzgado para casarte, no confías.  Confías más en el juzgado, en la policía, en la ley, que en el amor.  Te estás preparando para el mañana.  Si esta mujer o este hombre intenta engañarte mañana o te deja en la estacada. Puedes obtener ayuda del juzgado y de la policía, la ley estará contigo y toda la sociedad te apoyará.  Estás tomando tus medidas, por miedo.  Pero si realmente amas, con el amor es suficiente, más que suficiente.  ¿A quién le importa el mañana?

 La confianza te abre los ojos; no tiene nada que perder.  Confianza significa que todo lo que es real, es real –“puedo dejar a un lado mis deseos y esperanzas, no afectan a la realidad.  Lo único que pueden es distraer mi mente de la realidad.

 Es más fácil tener conocimientos, es muy barato, no cuesta nada; es muy difícil, arduo, alcanzar el saber.  Por eso son tan pocas, muy raras las personas que intentan meditar; muy raras las personas que tratan de orar, muy raras las personas que jamás hacen algún esfuerzo por saber lo que la verdad es.  Y todo aquello que no hayas aprendido por ti mismo no tiene sentido.  

 Nunca podrás estar seguro de ello.  La duda nunca desaparece; la duda permanece por debajo como un gusano, saboteando tu conocimiento.   Puedes gritar muy alto que crees en Dios, pero tus gritos no demuestran nada.  Tus gritos solamente prueban una cosa: que existe la duda.  Solamente la duda grita muy fuerte.  Puedes convertirte en un creyente fanático pero tus fanatismo únicamente demuestra una cosa: que la duda existe.

 Cuando un niño empieza a andar por primera vez, existe en él una tremenda confianza de que será capaz de hacerlo.  Nadie le ha enseñado.  Solo ha visto andar a otras personas, eso es todo.  Pero ¿cómo puede llegar a la conclusión de que: “Seré capaz de andar”? Es tan pequeño.  Las personas son tan grandes, gigantes comparadas con él, y sabe que siempre que se pone en pie se cae –pero aun así lo intenta.  La confianza se lleva incorporada.  Está en cada célula de tu vida.  Lo intenta, caerá muchas veces; lo volverá a intentar una y otra vez.  Y un día, la confianza vence y comienza a caminar.

 La sociedad, la civilización, la cultura, la iglesia, todos ellos fuerzan al niño a ser más lógico. Intentan que enfoque sus energías hacia la cabeza, se hace muy difícil descender al corazón.  De hecho, todos los niños nacen con una gran energía de amor.  El niño nace de la energía de amor. El niño está lleno de amor, de confianza.  ¿Has mirado a los ojos de un niño pequeño?  -cuánta confianza.  El niño puede confiar en todo: puede jugar con una serpiente, puede irse con cualquiera. Puede moverse tan cerca del fuego que puede llegar a ser peligroso –porque aún no ha aprendido cómo dudar.  Así pues, le enseñamos la duda, el escepticismo, la lógica.  Parecen ser medidas para sobrevivir.  Le enseñamos el miedo, la precaución, la prudencia, y todo ello junto mata la posibilidad del amor.

 Poco a poco la gente aprende a no confiar, a convertirse en escépticos crónicos.  Pero sucede tan lentamente, en dosis tan pequeñas, que nunca te das cuenta de lo que está pasándote. Para cuando ha ocurrido, ya es demasiado tarde. A esto la gente lo llama experiencia.  Dicen que una persona tiene experiencia cuando ha perdido contacto con su corazón: dicen que uno es muy experto, muy listo, muy astuto; nadie puede engañarlo.  Tal vez nadie pueda decepcionarlo, pero se ha engañado a sí mismo.  Ha perdido todo lo que era valioso; lo ha perdido todo.

 Sabemos cómo hacer las cosas; ese es el modo masculino, positivo, agresivo.
Existe otro planteamiento, más sutil, más grácil, más femenino: mantenerse en un estado de entrega, de rendición, y permitir que la existencia fluya a través de ti.  Esto es hacer mediante el no-hacer.  En un sentido es negativo, porque no estás haciendo nada.  Sentado en silencio, sin hacer nada, la primavera llega y la hierba crecer por sí sola.  Este es el secreto de la auténtica meditación: sentado en silencio, no hagas nada.  Espera…, espera pacientemente.  Espera en la profunda confianza de que la existencia cuida de ti, que cuando estés preparado y maduro, serás colmado de amor, que el amor te desbordará.  La primavera llega…, eso significa que cada cosa tiene su época.  No puedes obtenerlo antes de que llegue su tiempo, tienes que alcanzar una cierta madurez.

 Paciencia 

 En el útero de la madre el óvulo femenino simplemente espera.  No va a ninguna parte.  El esperma masculino viaja y lo hace a gran velocidad. El esperma tiene que recorrer una distancia realmente tremenda hasta llegar al óvulo de la mujer; comienza la gran competición.  Los hombres son competitivos desde el propio comienzo, incluso antes de nacer. Mientras hace el amor con una mujer, el hombre libera millones de espermatozoides y todos se precipitan hacia el óvulo. Es necesaria una gran velocidad porque solo uno podrá alcanzar el óvulo, no todos.  Solo uno será el ganador del premio Nobel.  

 ¡Las auténticas olimpiadas empiezan allí!  Y es un asunto de vida o muerte –millones de espermatozoides luchando, precipitándose-, uno lo conseguirá. En ocasiones sucede que dos legan al mismo tiempo, entonces nacen gemelos.  Porque cuando un espermatozoide se introduce, la puerta se cierra.  A veces dos o tres espermatozoides llegan exactamente al mismo tiempo; la puerta estaba abierta, así pues los tres entran.  Entonces nacen tres, dos, cuaro o incluso seis niños. Pero esto rara vez sucede.  Generalmente uno llega una fracción de segundo antes que los demás. La puerta está abierta; una vez que un huésped ha entrado, se cierra.  Pero el óvulo femenino simplemente espera allí…, con gran confianza.

 Por eso las mujeres no pueden ser competitivas: no pueden luchar, no pueden combatir.  Y si en algún lugar encuentras una mujer que combate y pelea, que es competitiva, entonces es que carece de algo de su condición de mujer. Puede que físicamente sea una mujer, pero psicológicamente es un hombre.

 Por lo tanto, recuerda, la pasividad no es pereza. La pasividad tiene su propio tipo de actividad. No es tensa, es relajada.

 Dos tortugas iban muy sedientas arrastrándose por el desierto.   Al cabo de un tiempo descubrieron una botella grande de Coca-Cola (debían de ser norteamericanas).  Saltaron de alegría, pero enseguida se dieron cuenta de que no tenían un abridor.  Lo intentaron con todas sus fuerzas, pero no había manera de abrir la botella, así que decidieron que una volvería al pueblo y la otra vigilaría la botella. 

 Pasó mucho tiempo –cinco horas, diez horas, un día, dos días, cinco días, siete días.  Entonces la tortuga que vigilaba volvió a intentar abrir la botella.  Inmediatamente la otra tortuga salió corriendo de entre las dunas cercanas gritando: “Si empiezas así, nunca me iré”.

 Las mujeres pueden esperar, y pueden hacerlo infinitamente, su paciencia es infinita.  Tiene que ser así, porque tienen que portar al bebé durante nueve meses. Cada día se hace más, más y más pesado, más y más difícil.  Tienes que ser paciente y esperar, no se puede hacer nada al respecto.  Tienes que amar incluso  a tu carga, esperar y soñar que el niño nacerá.  Y fíjate en una madre, una mujer que pronto vaya a ser madre: se vuelve más hermosa porque cuando espera florece.  Alcanza un tipo de gracia distinto, cuando va a ser madre está rodeada por un aura, porque ahora está en su punto álgido –la función básica que la naturaleza ha inventado para ser realizada por su cuerpo.  Ahora está floreciendo, pronto retoñará.

Reverencia 
Hacia la Vida 

 Hay muchas personas que se dan cuenta de que están vivas solo cuando mueren.  Cuando estaban vivas estaban tan ocupadas en tantas cosas que se olvidaron de la vida por completo. Se acordaron de ella solo cuando supieron que únicamente les quedaban unas cuantas respiraciones  –el corazón se está hundiendo, solo quedan unos cuantos latidos más-, es en ese momento cuando comprenden: “Qué estúpido he sido.  Toda la vida sencillamente ha pasado por mi lado.  No he bebido de su vino, no he comido sus frutos, ni siquiera estoy familiarizado con su fragancia.  ¿Cómo ha sido?  Y ahora es demasiado tarde”.

 ¿Alguna vez le has dedicado un solo pensamiento? -que la misma idea de Dios como persona es una estupidez. En ninguna parte existe ningún Dios como persona, y todos esos templos, todas esas mezquitas, sinagogas e iglesias están vacías.  Fabricadas por hábiles sacerdotes; no tienen nada que ver con la religión.

 Jalil Gibran está en lo cierto cuando dice que tu vida cotidiana es tu templo.  Aceptar este simple hecho –que tu vida diaria es tu templo y tu religión-, solamente comprender este simple hecho, va a ser una gran transformación.  Entonces no puedes hacer muchas de las cosas que siempre has estado haciendo, porque –la tierra sagrada- está en todas partes y estás tratando con Dios en cada momento.

 No puedes engañar a tus clientes; no puedes ser posesivo con tus hijos, porque están más cerca de Dios que tú.  Su inocencia es un puente, tu conocimiento es un muro, una muralla china; solamente puedes ser respetuoso con los niños. No puedes actuar de la vieja manera porque siempre estás actuando dentro del templo, y cada uno de tus actos es una oración.  En cada momento estás rodeado por Dios.  Sentirás su presencia incluso en tu esposa, en tu marido, en tu amigo, en tu enemigo, porque excepto Él, nadie más existe.

 Hacer de toda la vida un templo, y de toda la vida una religión, es el único camino del auténtico buscador.

 Él no va a mirar en los libros sagrados.  Los libros son libros; ningún libro es sagrado ni tampoco profano.  Léelos si disfrutas con la poesía; léelos si te gusta la prosa; léelos si te agradan sus mitologías –pero recuerda, ningún libro puede darte el sabor de la religión.

 Sí, es posible que una flor pueda dártelo; un pájaro en vuelo; un árbol que se eleva en las alturas danzando al sol. Toda la existencia se convierte en tu libro sagrado: léelo, escúchalo, y poco a poco e darás cuenta de que estás rodeado por una energía de la que eras totalmente inconsciente.

 Es casi como el pez que no sabe nada sobre el océano, porque nace en él.  Era parte del océano, exactamente como una ola; no sabe nada del océano. El pez solo llega a conocer el océano cuando el pescador lo saca de él y lo tira en la arena caliente de la playa.  Entonces sabe que ha perdido su auténtica casa a la que nunca había prestado atención.  Ahora está sediento, intentando por todos los medios posibles volver atrás y saltar al océano. Fuera de él ha tomado consciencia de lo que ha perdido.

 La gente solo presta atención a lo que pierde en el momento de la muerte, porque la muerte llega como el pescador, sacándole del océano de la vida.  Según eres sacado de la vida, de pronto comprendes: “¡Dios mío! He estado vivo y nunca me había dado cuenta de ello.  Podría haber bailado, podría haber amado, podría haber cantado, pero ahora es demasiado tarde”.  

 La gente solamente lo aprecia en el momento en que están muriendo, que han estado continuamente rodeados por la energía eterna de la vida, pero que nunca han participado en ella.  Tu vida cotidiana es tu templo y tu religión.  Actúa con atención, actúa conscientemente, y muchas cosas empezarán a cambiar naturalmente.

 Yo no tengo ninguna filosofía de no-violencia, pero sí un modo de vida que puedes llamar “reverencia hacia la vida”.  Lo cual es una perspectiva totalmente distinta.

 La no-violencia sencillamente dice no matar a otros.  ¿Crees que eso es suficiente?  Solo es una enunciación negativa: no matar a otros, no dañar a otros. ¿Es eso suficiente?
La reverencia hacia la vida dice compartir, ofrece tu alegría, tu amor, tu paz, tu dicha.

 Lo que quiera que puedas compartir, compártelo.
Si eres reverente hacia la vida, se convierte en un culto.
Entonces sientes que Dos está vivo en todas partes.
Observar un árbol se convierte en culto. Dar de comer a un invitado se vuelve un culto.
Y no estás complaciendo a nadie, no estás haciendo un servicio; simplemente estás disfrutando.

 Todo niño nace bello, pero según va creciendo comienza a aprender formas de cómo ser feo, cómo ser competitivo, celoso, violento, destructivo, agresivo.  Poco a poco pierde todo contacto con la vida porque ha perdido su reverencia hacia ella.

 Si me preguntas, diré que la religión es reverencia hacia la vida.  Y si no tienes reverencia hacia la vida, no puedes concebir nada de la existencia –los árboles, los pájaros y los animales- como distintas expresiones de la misma energía.  En el origen somos hermanos y hermanas de los animales, de los pájaros y de los árboles; y si empiezas a sentir esta hermandad, descubrirás el primer sabor de lo que la religión es.

 Ningún hombre es una isla, todos somos parte de un vasto continente. Existe variedad, pero eso no nos hace separados.  La variedad hace más rica la vida –parte de nosotros está en los Himalayas, parte de nosotros en las estrellas, parte de nosotros en las rosas. Una parte de nosotros en el pájaro en vuelo, una parte de nosotros en el verde de los árboles.  Nos extendemos por todas partes.  Experimentarlo como una realidad transformará todo tu planteamiento sobre la vida, transformará cada uno de tus actos, tu propio ser.

 Estarás lleno de amor; lleno de reverencia hacia la vida.  Por primera vez, según mi opinión, serás verdaderamente religioso –no un cristiano, no un hindú, no un musulmán, sino verdaderamente, puramente religioso.

 La palabra religión es hermosa.  Viene de una raíz que significa unir a aquellos que por ignorancia se han separado; juntarlos, despertarlos para que puedan ver que no están separados.

 Entonces no puedes herir ni siquiera a un árbol.  Tu compasión y tu amor serán exactamente espontáneos –no cultivados, no parte de una disciplina.  Si el amor es una disciplina, es falso,  si la no-violencia es cultivada, es falsa. Si la compasión es alimentada, es falsa.  Pero si llegan espontáneamente sin ningún esfuerzo por tu parte, entonces tienen una realidad tan profunda, tan exquisita…

 En nombre de la religión se han cometido muchos crímenes en el pasado.  Muchas más personas han sido asesinadas por la gente religiosa que por nadie más. Ciertamente todas esas religiones han sido falsificaciones, seudo. La auténtica religión tiene que nacer.

 ¿Nunca has experimentado un momento de amor, de oración, de beatitud?  Jamás me he cruzado con un ser humano que sea tan pobre.  ¿Nunca has escuchado el silencio de la noche?  ¿Nunca te has estremecido con él?  ¿Nunca has visto salir el sol en el horizonte?  ¿Nunca has sentido algo así como una profunda interrelación con la salida del sol?  ¿Nunca has sentido más vida dentro de ti, derramándose a raudales por todas partes?  Quizá por un momento… 

 ¿Nunca has tomado la mano de un ser humano y algo ha empezado a fluir de ti hacia él y de él hacia ti?  ¿Nunca has experimentado cuando dos espacios humanos se superponen y fluyen el uno en el otro?  ¿Nunca has visto una rosa y olido su fragancia?, ¿y de repente eres transportado a otro mundo? Estos son momentos de oración.

 Y cuando desde el mismísimo principio cada niño es educado con reverencia hacia la vida –reverencia hacia los árboles porque están vivos, reverencia hacia los animales, hacia los pájaros, ¿crees que semejante niño pueda ser un día un asesino?  Será casi inconcebible.

 Y si la vida es alegre, llena de canciones y danzas, ¿crees que alguien deseará suicidarse?  El noventa por ciento de los crímenes desaparecerán automáticamente; solo el diez por ciento puede que permanezcan, los que son genéticos, los que necesitan hospitalización –pero no cárceles, prisiones, no personas para ser sentenciadas a muerte.  Eso es todo tan feo, tan inhumano, tan demencial.


 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho
 Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho

 Reverencia hacia la vida no significa únicamente reverencia hacia la vida de los demás.
También incluye, además, reverencia hacia tu propia vida.

 La vida debería alcanzar profundidad, y la reverencia hacia la vida debería ser la única religión en el mundo.

 No existe división entonces y el hombre puede ser sanado.
Es un gran reto para la humanidad futura.

 Por eso sigo insistiendo en que deberíamos cortar con el pasado –estaba totalmente enfermo.  El hombre ha vivido una vida muy enferma porque ha creado una filosofía muy enferma, y la ha seguido muy en serio.  Deberíamos romper con esa enfermedad, por muy respetable y antigua que sea, y redescubrir la totalidad del hombre.  Y eso solamente puede hacerse cuando nos sumemos a la alegría con reverencia, cuando la festividad se convierta en una profunda reverencia; y cuando la reverencia no te conduzca hacia la muerte, hacia la renuncia, sino hacia el regocijo, la danza, la celebración.

 Gratitud 

 La auténtica gratitud nunca puede encontrar palabras para expresarse a sí misma.
La gratitud que encuentra palabras para expresarse es solo una formalidad –porque todo aquello que es sentido con el corazón, inmediatamente va más allá de las palabras, de los conceptos, del lenguaje.  Puedes vivirlo, puede brillar en tus ojos, puede emanar como una fragancia por todo tu ser.  Puede ser la música de tu silencio, pero no puedes expresarlo. En el momento en que lo pronuncies, algo esencial muere inmediatamente. Las palabras solamente pueden transportar cadáveres, no experiencias vivas.

 La gratitud no tiene un objetivo externo ni tampoco interno. La gratitud es casi como la fragancia que desprende una flor.  Es una experiencia que no está dirigida a nadie.

Cuando legas hasta el mismo origen de tu ser donde te sientes completamente como en primavera y las flores llueven sobre ti, de pronto sientes una gratitud que no está dirigida a nadie, exactamente como una fragancia que sale de ti, justo como el incienso desprendido nubes de humo y fragancia hacia un cielo desconocido y desapareciendo después.

 Para mí, la gratitud es la mayor experiencia que puedes tener –no hacia Dios, no hacia nadie en particular…, simple gratitud hacia toda esta existencia.  Estos pájaros, estos bellos árboles, toda esta existencia es tan hermosa que no sentir gratitud hacia ella es permanecer ciego, ignorante, inconsciente.

 Este universo es tu hogar.  Procedes de este universo y regresas de vuelta a él.  La plegaria carece de sentido.  Únicamente la gratitud…, ni siquiera tienes que emplear la palabra, simplemente el sentimiento de gratitud.

 Pero el sentimiento de gratitud solamente surgirá cuando hayas experimentado los misterios, el esplendor, el jardín completo de flores que te es dado.  Y tú no lo has pedido; de ningún modo lo mereces, no te lo has ganado.  Es un puro regalo de la abundancia de la existencia en sí.
La existencia es abundante, tan cargada de esplendor que quiere compartirlo.


 No puede compartirlo a menos que estés centrado en tu ser. Solamente puede compartir sus secretos con un Buda.  Y tú tienes todas las oportunidades para llegar a ser un Buda.



 Aqui te dejo uno vídeo de Osho que me gusto mucho sobre: Estar Enamorado! en esta entrada a mi blog lo quiero compartir con vos espero que te sirva de algo para un mayor crecimiento espiritual. Namaste! 






Fuente: Texto extraído del libro/Osho/Conciencia Femenina Experiencia Femenina 
Fuente: Video www.youtube.com

La Torre del Espíritu - Osho

Cuando el Zapato es cómodo 


Capítulo 2


El espíritu cuenta con una torre inexpugnable
que ningún peligro puede perturbar mientras la torre
esté vigilada por el Protector invisible que actúa
inconscientemente.
Y cuyas acciones se extravían cuando son deliberadas,
reflexivas e intencionadas.

La inconsciencia y la total sinceridad del Tao son
perturbadas por cualquier esfuerzo y demostración
autoconsciente.
Todas esas demostraciones son mentiras.

Cuando uno se presenta a sí mismo de manera tan ambiciosa,
el mundo se lanza al asalto y lo apresa.
Deja de estar protegido por la sinceridad del Tao.

Cada nuevo acto es un nuevo fracaso.
Si sus actos son públicos, a plena luz del día,
será castigado por los hombres.

Si son realizados en privado y en secreto, será
castigado por los espíritus.

Que cada uno comprenda el significado de la sinceridad
y se guarde contra la ostentación.
Así estará en paz con hombres y espíritus y actuará
acertadamente, inadvertido,
en su propia soledad, en la torre de su espíritu.


 SOLO EL HOMBRE SUFRE. El sufrimiento no existe en parte alguna excepto en el corazón del hombre. La naturaleza es gozosa; la naturaleza siempre está festejando su existencia sin ningún miedo ni ansiedad. La existencia prosigue existiendo, pero el hombre es un problema. ¿Por qué?  Todo hombre es un problema.  

 Si solo unos pocos fuesen problemas que pudiésemos denominar enfermos, anormales, pero resulta que es al contrario: solo unos pocos no son problemas. Rara vez existe un hombre como el Buda, Jesús o Chuang Tzu: alguien que esté como en casa, cuya vida sea un éxtasis y no sufrimiento ni ansiedad.  Pero todo el mundo vive sufriendo y en el infierno.

 El hombre se ha extraviado; no me refiero a un hombre en particular, sino a la sociedad humana como tal, desde la raíz. Nada más nace un niño, la sociedad empieza a iniciarlo en la pauta anormal, en la pauta antinatural por la que todo el resto está sufriendo.  Los psicólogos han intentado profundizar en el misterio de ver a partir de qué momento el niño empieza a extraviarse y han dado con que es a la edad de cuatro año.  

 Sobre esa edad, el niño pasa a formar parte de la sociedad; alrededor de esa edad deja de ser natural.  Antes de cumplir cuatro años sigue formando parte del gran mundo de árboles, flores, aves y animales; es salvaje.  A partir de entonces se le domestica y la sociedad se hace cargo.  Entonces empieza a vivir según las normas, la moralidad, lo que es correcto y lo que no es; deja de ser una totalidad.  

Todo queda dividido.  Antes de iniciar un movimiento tiene que decidir de forma deliberada cómo moverse, qué hacer y qué no hacer.  La “obligación” ha penetrado en él y esa “obligación” es la enfermedad.  Ha  llegado la discriminación.  Ahora el niño ya no forma parte de lo divino, deja de estar en gracia.

 Intenta comprenderlo: ese es el significado de la historia bíblica de la pérdida de la inocencia de Adán.  Antes de comer del árbol del conocimiento era natural, vivía en el Jardín del Edén.  Ese Jardín del Edén está aquí; esos árboles siguen viviendo en su interior; esos animales continúan formando parte de él; el sol, la luna y las estrellas siguen recorriendo su firmamento.

El Jardín del Edén es aquí y ahora, pero tú estás fuera.  ¿Por qué fue expulsado Adán?  Porque comió del fruto del conocimiento.  Y a los cuatro años todos los Adanes y las Evas vuelven a ser expulsados.

 No es algo que haya sucedido en el pasado; tiene lugar cada vez que nace un niño: Adán nace a la vida, Eva nace a la vida.  Hasta los cuatro años no hay conocimiento.  A los cuatro años el niño empieza a comprender qué es cada cosa.  Entonces se extravía, pierde el camino, y deja de ser natural, perdiendo la espontaneidad.  A partir de ahora vivirá según las reglas.

 Una vez que se comienza a vivir según las reglas se empieza a sufrir.  Sufrirás porque no puedes amar de manera espontánea, no puedes disfrutar, no puedes bailar, no puedes cantar.  Una vez que empiezas a vivir según las reglas hay que moverse de una manera determinada, y la vida nunca es de una manera determinada.  Es un fluido, es un líquido, un flujo flexible, y nadie sabe adónde se dirige.  Una vez que empiezas a vivir según las reglas empiezas a saber adónde vas.  Pero en lo más profundo el movimiento se ha detenido.  Ahora simplemente vegetas, te mueres porque estás preso.  Esa reclusión  es muy sutil, y a menos que estés totalmente alerta no serás capaz de verla.  Es como si llevases puesta una armadura invisible.

 Uno de los pensadores más grandes y revolucionarios de nuestra era, Wilhelm Reich, fue a dar con esta armadura.  Pero la sociedad consiguió demostrar que  estaba loco y fue encarcelado.  Murió en prisión muy angustiado.  La angustia era a causa de lo siguiente: todo lo que dijo era cierto, pero nadie estaba preparado para escucharlo.  Encontró lo mismo de lo que habla Chuang Tzu en este sutra: la reclusión.  

 Wilhelm Reich descubrió que toda enfermedad mental cuenta con un desarrollo corporal, un paralelismo en el cuerpo; algo que se ha muerto en el cuerpo, que se ha tornado sólido.  Y a menos que esa zona del cuerpo se relaje, que el bloqueo se disperse y que la energía corporal vuelva a ser un flujo, será imposible liberar el espíritu.  Hay que romper con la reclusión; hay que deshacerse de la armadura.

 Por ejemplo, fíjate en cómo se le van prohibiendo cosas al niño desde que tiene dos años.  No se le permite jugar con sus órganos genitales: “No te toques el pene, no te toques la vagina”.  En realidad se trata del disfrute natural de jugar con el propio cuerpo.  Se trata de un éxtasis, de un éxtasis natural.

Observa a una criatura, niño o niña, disfrutando de su propio cuerpo, chupándose el pulgar, jugando con su cuerpo, y verás lo que es el éxtasis.  Todo su cuerpo se ve agitado por temblores de éxtasis.  Incluso podrás ver cómo le recorren el cuerpo oleadas de placer: la criatura está extasiada.  Pero a nosotros eso nos parece un desatino.  Y como  hemos olvidado cómo ser salvajes y naturales, queremos que el niño también deje de serlo.

 Queremos detenerlo por dos razones: una es que en lo más profundo de nosotros mismos nos sentimos celosos.  La segunda razón es que a nosotros también nos pararon en nuestra infancia, y la mente humana es un mecanismo repetitivo.  Cualquier cosa que nos hayan hechos nuestros padres, tendemos a repetirla con nuestros hijos.  Nos sentimos culpables.  Algo es incorrecto.  El niño es feliz y a nosotros nos parece que algo está mal.  Recuerda, cuando un niño sea feliz no tiene que ser asociado con algo erróneo, ya que la felicidad profunda se convertirá en algo incorrecto.

 Eso es justamente lo que ocurre.  Siempre que te sientes feliz te sientes culpable, y siempre que te sientes triste te sientes feliz.  ¡Qué tontería!  “Estoy haciendo algo equivocado”.  Siempre que estás triste todo va bien, así es como debe ser.  Eso se debe a que siempre que un niño se siente feliz, de inmediato aparece la sociedad diciendo que no puede ser.  El niño carece de la concepción de lo que es erróneo o correcto; no tiene moralidad.  Un niño es amoral.  Solo conoce la felicidad o la infelicidad: es salvaje.  Y cuando le dices que se detenga, ¿qué es lo que hace?  Oleadas de felicidad recorrían todo su cuerpo, de la cabeza a la punta de los pies; del primer centro del sexo, al séptimo centro de sahasrar: la kundalini estaba despierta.

 Todo niño llega a este mundo con su kundalini funcionando.  Pero le decimos que pare, ¿qué puede hacer el niño?  Puede aguantar la respiración.  Siempre que hay que parar algo, hay que dejar de respirar.  No respirará y meterá el estómago, porque esa es la única manera de parar esas oleadas.  Su diafragma se endurecerá.  Una y otra vez meterá el estómago y no se permitirá respirar hondo.  Su diafragma se convertirá en una armadura.  La respiración no conseguirá atravesar ese bloqueo.  Si la respiración es honda, alcanza el centro sexual, y cuando llega ahí, te sientes naturalmente feliz en todo el cuerpo; las oleadas empiezan a recorrer el cuerpo, la energía fluye.  Por eso nadie respira con profundidad.


Cuando el Zapato es cómodo - Osho 
 Cuando le digo a la gente que respire de manera caótica, me dicen que es muy peligroso.  Se asustan.  ¿Por qué todo ese miedo?  Es miedo a que si respiran de manera caótica volverán a ser salvajes.  La armadura se resquebrajará y la respiración volverá a alcanzar el centro sexual.  Así es como te reprime la sociedad: crea una fisura entre el centro sexual y la respiración.  Si la respiración no llega al centro sexual, entonces se bloquean todas las fuentes de felicidad.  

 El estómago se convierte en una piedra.  No permite que nada descienda y el cuerpo queda dividido en dos.  Nunca te identificas con la parte inferior del cuerpo.  Para ti, la parte inferior es realmente inferior.  Ha entrado en juego la valoración.  Superior significa elevado, algo bueno; inferior quiere decir algo malo.  Nunca te identificas por la parte inferior de tu cuerpo, es algo malo: el demonio está ahí.

 Adán es expulsado, y todo Adán y toda Eva son expulsados del paraíso.  ¿Por qué?  Porque han comido del fruto del conocimiento, y ese fruto es de lo más venenoso.  Si quieres desechar toda discriminación –la división intencional deliberada-, tienes que desechar el conocimiento; tendrás que volver a ser niño.  Solo entonces se resquebrajará la armadura, porque esa armadura es tu ego.  Te sientes bien con ella porque eres moral; sientes que eres superior a los demás a causa de tu moral.

 Si rompes esta armadura, tendrá lugar el caos.  Primero tienes que enloquecer, luego aparecerá el miedo; si estás asustado, volverás a suprimirlo todo, volverás a colocarte la armadura, incluso más fuerte que antes.  Tu reclusión es muy sutil, y ahora te da miedo salir de ella.  Te da la impresión de que te protege.

He oído que en la escuela primaria, una profesora enseñaba a sus alumnos acerca de la ley de gravedad.  Venía a decir que a causa de la ley de gravedad podíamos estar sobre la tierra.  Un niño se quedó perplejo.  Se puso en pie y dijo que no comprendía cómo nos las habíamos arreglado para permanecer en la tierra antes de que se aprobase dicha ley.

Crees que estás aquí a causa de la sociedad; piensas que estás aquí por moralidad, y por todos esos disparates que la acompañan; crees que estás aquí gracias a tu Biblia, Corán, Gita.  ¡Pues no!  La naturaleza existe sin ninguna ley.  Cuenta con sus propias leyes intrínsecas, pero no son leyes aprobadas por los hombres.  

No necesitan tu autorización; están ahí y la vida se desarrolla siguiéndolas.  Si no interfieres, alcanzarás el objetivo de inmediato; si interfieres, entonces tendrás dificultades.  Así que si estás en dificultades, pasando angustia y sufrimiento, tienes que saber que es porque interfieres con la naturaleza.  No se puede hacer nada a menos que dejes de interferir.

 Ese es todo el mensaje de Chuang Tzu: no interfieras con la naturaleza.  Permítela, muévete con ella, confía en ella.  Tú has salido de ella; es tu madre, es la fuente; y un día volverás a ella; es el destino fundamental.  Mientras tanto,  ¿para qué interferir?,  ¿para qué luchar?  Esa lucha se ha convertido ahora en algo casi innato.

Tendrás que regresar a la infancia, tendrías que retroceder.  Tendrías que revivir esos momentos en los que la sociedad entró en ti y te forzó a interferir.  Así que recuerda algo básico: siempre que sucede algo erróneo en el sendero de la vida, no podrás disolverlo mediante la comprensión intelectual; no es fácil.  Se ha convertido en una pauta normal en tu vida.  Está grabada en tu cuerpo y en tus huesos; tendrías que regresar.  Si realmente quieres ser natural, deberías re-vivir el pasado, regresar poco a poco hacia atrás.

 Todos los métodos meditativos te ayudan a regresar.  Tiéndete en tu cama por la noche y haz un esfuerzo diario de una hora, cada día.  Al principio será un esfuerzo, pero poco después será fácil y  disfrutarás.  Cuanto más retrocedas, más libre y mejor te sentirás.

 La naturaleza es inconmensurable, y todas las leyes humanas son limitadas y estrechas.  Son como túneles: cuanto más penetras en ellos más estrechos se vuelven.  Y en un momento se convierten en un callejón sin salida, y ya no puedes ir a ninguna parte, y el túnel se convierte en tu tumba.  Así es como todo el mundo queda atrapado.

 Si realmente quieres liberarte, cierra los ojos antes de quedarte dormido por la noche y regresa a re-vivir el pasado.  No corras, no hay prisa; no puedes hacerlo en un día; te llevará al menos tres meses.  No corras.  No te limites a recordar, re-vive.  Recordar no te ayudará porque es intelectual, permanecerás ajeno, sin implicarte.  Re-vive.

 ¿Qué quiero decir con re-vive?  Regresar como si volviese a  suceder.  Al principio será “como si”, pero poco después se hará realidad.  Tu ser reprimido, incompleto, está ahí, luchando por liberarse.  Regresa y poco después, en tres semanas, alcanzarás la barrera.  Tras esa barrera sabrás que eras libre, natural, y que esa barrera creó todo el problema.  Desde entonces nunca fuiste natural.  También encontrarás a tu madre, a tu padre, de pie junto a la barrera; por eso lo has olvidado todo tan completamente.

  Si recuerdas, no serás capaz  de hacerlo más allá de cuatro años porque la barrera es demasiado grande.  Lo bloquea todo.  Si no fuese así, ¿por qué no podrías recordar más allá de los cuatro años de edad?  ¿Por qué lo has olvidado por completo?  Tu mente estaba ahí.  Disfrutaste, sufriste, pasaste muchas experiencias… ¿por qué las has olvidado todas?  No has olvidado.  Pero esa barrera ha hecho que reprimas todo en lo profundo del inconsciente.  Por eso la gente dice que su infancia fue hermosa.  Creen que la infancia fue un paraíso.  No lo fue, pero lo parece porque no puedes recordar.  Es un espacio en blanco.

  No corras.  Poco a poco irán surgiendo cosas.  Se removerá el polvo del pasado.  Sudarás, te asustarás: tu mente dirá: “¿Qué estás haciendo?  ¡Vuelve, vuelve al futuro!”  La mente siempre habla de ir al futuro, porque entonces el pasado permanece intacto.

  Si de verdad quieres convertirte en meditador, primero vete al pasado.  Si has tomado el camino equivocado en algún cruce, la única manera de solucionarlo es regresar al cruce y tomar el camino correcto; no hay otro modo.  Desde donde estás ahora no puedes tomar el camino correcto.  No hay camino correcto, debes regresar.

  Y cuando digo re-vive, quiero decir que permitas que también suceda en el cuerpo.  Recuerda el día en que te tocabas el centro sexual y tu padre o tu madre te dijo que apartases la mano.  Recuerda su mirada, su rostro; todo parecía condenarte.  Vuelve a ver a tu padre, de pie, con el mismo rostro, los mismos ojos, el gesto, la condena en la mirada, todo.  Y no solo eso, también debes sentir la sensación de ese día, el encogimiento, el estrechamiento de tu conciencia, la herida que crearon, la condena.

  Un niño está tan indefenso que debe seguir tus órdenes; digas lo que digas, él debe hacerlo.  Aunque vaya contra tu naturaleza deberá hacerlo.  Está tan indefenso que no puede vivir sin ti; depende de ti.

  Observa toda esa indefensión.  Siéntela en tu cuerpo.  Puedes empezar a gritar, a llorar.  Puedes patalear.  Tal vez quieras pegar a tu padre, porque entonces no lo hiciste y eso es lo que quedó incompleto.  No podrás perdonar a tu padre a menos que le pegues en este momento revivido.  Por eso ningún niño puede perdonar, ni olvidar a sus padres.  Siempre están allí porque hay algo erróneo en ellos.  

 Regresa, revive esos momentos, y poco  a poco podrás profundizar más y más.  De repente el túnel desaparece, has pasado la barrera.  Te encuentras bajo un cielo infinitamente amplio; vuelves a ser un niño.  Solo entonces comprenderás a Chuang Tzu.  Wilhelm Reich y su terapia pueden ser de ayuda.  Puedes usar a Wilhelm Reich maravillosamente en el camino de Chuang Tzu:

 Ahora el sutra: La torre del espíritu.

 El espíritu cuenta con una torre inexpugnable
que ningún peligro puede perturbar mientras la torre
esté vigilada por el Protector invisible que actúa
inconscientemente, y cuyas acciones se extravían
cuando son deliberadas, reflexivas e intencionadas.

 Tu espíritu está protegido por la naturaleza misma, no temas.  No temas ni te sientas inseguro porque tu ser está protegido por la existencia entera; todo el cosmos te ayuda.  Pero la ayuda es inconsciente, no es deliberada.  Y tú no puedes manipularla, sino que tienes que estar suelto de manera que la fuerza cósmica pueda trabajar en ti.  Si actúas con premeditación, te pones tenso.  Si te pones tenso, te limitas.  Si te limitas, el infinito no puede trabajar en ti.  Y siempre que te asustas acabas encogiéndote, tiene lugar una contracción física.

 Chuang Tzu dice que en tu interior está lo eterno, lo inmortal.  La muerte no puede destruirlo.  No hay por qué temerlo.  Estás asustado porque no estás en la torre, en la torre invisible del espíritu.  Ahora vives según las leyes y reglas de la sociedad, pero esas leyes y reglas no pueden protegerte, solo te dan la sensación de protección.  Pero no hay nada que proteja.  Las leyes no pueden darte seguridad, solo una cierta sensación de seguridad, que es falsa.

 Al final llega la muerte y hace pedazos todas tus seguridades.  Temblarás, aterrado, a menos que regreses al origen, a la torre interior del espíritu.  ¿Qué es esa torre?  ¿Cómo funciona?  Funciona inconscientemente.

 Cuando nace un niño,   ¿cómo sabe el bebé que han pasado nueve meses y que tiene que abandonar el útero?   ¿Cómo se entera?  No tiene calendario, ni reloj, ni nada por el estilo.  Pero cuando pasan nueve meses está listo para nacer.  En realidad, lucha por nacer.  Por eso la madre siente tanto dolor.  Se trata de una auténtica lucha.  Se inicia el conflicto, y la madre se contrae, temerosa del dolor que sentirá su cuerpo.  Así que se resiste.  Esa resistencia, y el niño tratando de salir del útero, crean el dolor.  Si la madre se dejase, si no ofreciese resistencia, no habría dolor.  En las sociedades primitivas nunca había dolor.  Cuanto más civilizada es una mujer, más dolor siente.  La razón es que ahora según las leyes y reglas; ahora todo se ha convertido en falso y antinatural.

 ¿Cómo sabe el niño cuándo ha llegado la hora?  ¿Cómo sabe una semilla que ha llegado el momento de brotar?  La semilla puede llegar a esperar todo el año hasta que llega el momento adecuado.  La semilla nunca va a consultar astrólogos ni quirománticos; cuando llega el momento la semilla se abre y se abandona a sí misma en la tierra.  Deja caer sus protecciones y brota.  ¿Por qué los árboles  florecen en la estación adecuada?  ¿Cómo se mueven las estrellas?  Observa el cosmos… tan misterioso, complicado y complejo.  Pero, no obstante, se mueve de manera fácil, simple y sin esfuerzo.  Está protegido por el Tao, por la naturaleza, por el espíritu de la propia naturaleza.  El hombre es un insensato porque se cree muy sabio.

 Luego el niño crece.  ¿Alguna vez te has fijado que todos los niños son hermosos?  Es muy difícil encontrar un niño feo.  Todos los niños son hermosos.  ¿De dónde proviene esa gracia?  Más tarde es difícil encontrar una persona hermosa entre cien.  Al principio las cien eran hermosas, ¿qué les pasó a las otra noventa y nueve? ¿Cómo se volvieron feas?  ¿Por qué todos los niños son hermosos?  Son hermosos a causa del movimiento; el flujo es natural.  La naturaleza es hermosa.  Si eres artificial y antinatural, entonces te vuelves feo; si actúas deliberadamente, entonces la fealdad penetra en ti.

 Un niño vive inconsciente.  Cuando tiene hambre, llora; cuando tiene sueño, duerme.  Pero le obligamos a seguir reglas y leyes.

  He oído:

 Un niño pequeño lloraba de pie fuera de su casa.  Una anciana que pasaba el preguntó:

-¿Qué te ocurre?  ¿Por qué lloras?  ¿Qué ha pasado?

 El niño respondió:

-Mi madre ha perdido la guía sobre cómo criar niños y ahora utiliza su propia mente.
Ahora hay guías sobre cómo criar a los niños, cómo ser madre y cómo ser padre.  Se dan todo tipo de instrucciones.  Uno se pregunta cómo nacían los niños antes de la aparición de esas guías.   ¿Cómo nos las arreglábamos para nacer antes de ellas?

Las guías ofrecen reglas específicas y particulares. Cada cuatro horas hay que dar leche al bebé.  Aunque el bebé llore, la madre deberá estar pendiente del reloj, no del niño, y de si han pasado las cuatro horas.  De esa manera destruimos la naturaleza inconsciente.  Dentro de poco el niño seguirá tu ejemplo: también él mirará el reloj y, cuando hayan pasado las cuatro horas, empezará a llorar, tanto si tiene hambre como si no.  Tiene que ir al retrete a primera hora de la mañana.  

 Todo eso es una auténtica molestia.  ¿Cómo se las apañará el niño para mover las tripas cuando no tenga ganas?  Y su madre permanecerá allí en pie, junto a él, con una mirada condenatoria diciéndole que lo haga, pero con orden.  Y el niño llora y grita, y no sabe cómo satisfacer a su madre: ¡está loca!  Pero el niño acabará forzándose a sí mismo.

 Los psicólogos han descubierto que el cincuenta por ciento de las neurosis de la humanidad provienen de ese entrenamiento obligado por el que pasa el niño en cuestiones intestinales.  ¡Cincuenta por ciento!  El niño empieza a forzarse porque tiene que obedecer, y se siente culpable si no puede hacerlo con puntualidad.  Y siempre que lo hace con naturalidad, y se lo hizo en la sala de estar.  

 ¿Y cómo va a saber el niño que la sala de estar no es el lugar apropiado?  Vive inconsciente.  No sabe lo que es el retrete ni la sala de estar.  No sabe cuándo hay invitados y cuándo no, ni cuándo puede ni cuándo no puede.  No vive según las reglas, pero obedecerá porque no tiene más remedio.  Está tan indefenso, y tú eres tan fuerte que acabarás aplastándolo por completo.

 Observa qué ocurre cuando un niño se fuerza a ir al retrete: poco a poco su cuerpo se convierte en un mecanismo artificial que tiene que ser manipulado.  Nada es natural.  Entonces, en un momento dado, se fuerza a sí  mismo para satisfacer a sus padres.  Llora cuando no tiene hambre.  No tienes más que observar un poco y verás que eso es lo que ocurre.

 Vete a cualquier casa: los niños pequeños aparecen sentados a la mesa, comiendo con lágrimas en los ojos.  Ahora mismo no tienen hambre; ellos tienen razón y su madre está equivocada.  Así es como el niño empieza a recorrer un sendero erróneo.  Luego, cuando llega el momento, acabará pidiendo la comida, ¡aunque no tenga hambre!  Cuando la tenga se controlará porque no le está permitido pedirla.  De esa forma irá perdiendo contacto con la naturaleza, y no tener contacto con la naturaleza es ser neurótico.

 Un niño se siente vivo, es activo; quiere correr y bailar.  La madre trata de obligarlo a dormir.  ¿Alguna vez se te ha ocurrido pensar que eso es pedir lo imposible?  ¿Podrías irte tú a dormir?  ¿Podría la madre ir a dormir?  ¿Qué haces si no tienes sueño? El niño lo aparentará, cerrará los ojos y aparentará dormir, volviéndolos a abrir tan pronto como la madre desaparezca. Eso es educarle para aparentar y convertirlo en un hipócrita, todo por tonterías. No se puede forzar a dormir a nadie, no hay forma de hacerlo.  ¿Por qué, si no, tanto insomnio? ¿Por qué se necesitan tantos somníferos?  ¿Por qué la gente se pasa la noche dando vueltas en la cama?  Y esperan que un niño se ponga a dormir ordenadamente, y que se levante con el mismo orden, y en la brahmamuhurta*  debe levantarse a las cinco de la madrugada; todo ello para ser un buen niño, un santurrón; si no, será un niño malvado.

 Todos los que son naturales son malvados, y los artificiales, santurrones.  En la vida de ese ser habrá sufrimiento.  Irá de este sacerdote a ese, de este swami  al otro, de ese maestro a aquel otro, y estos le irán dando cosas que hacer –esto y lo otro-, pero nada le será de ayuda porque todo su modo de vida es erróneo, no hay que añadir porque toda la estructura es errónea. 

 Toda la estructura debería ser echada abajo para poder volver a empezar de nuevo. Pero eso parece demasiado. Ya has vivido cuarenta o cincuenta años y ya has invertido mucho en tu manera de vivir. 

 Y ahora llegas ante mí y te digo que lo dejes todo. A eso me refiero con sannyas: una decisión de abandonar todo ese modo de vida, de cambiar de manera tan completa que el pasado se desplome.

 *Brahmamuhurta. Palabra sánscrita que significa “la hora de Brama”, el momento más propicio del día para practicar meditación, es decir, el crepúsculo matutino o el vespertino.  (N. del T.) 

 Y como ya no podrás identificarte con él, dejarás caer todo lo que has invertido en él y todos los provechos que obtenías de él.  Porque hay provechos, si no, ¿de qué llevarías tal carga?  Vale la pena.  La sociedad te respeta; eres una persona respetable.  La sociedad te honra cuando sigues sus dictados.

Cuando el Zapato es cómodo - Osho
Cuando el Zapato es cómodo - Osho 

 Así que cuando digo que des un salto a sannyas, quiero decir que cambies toda tu manera de vivir.  Es lo mínimo.  No puedo cambiar fragmentos porque estás enfermo.  Aunque intentase cambiar el fragmento no tendría sentido, porque ese fragmento no podría cambiar el todo; la enfermedad está demasiado extendida.    Es más probable que la enfermedad acabase cambiando el fragmento.  No se puede hacer nada a menos que estés dispuesto a abandonar por completo.  Puedes meditar, practicar meditación trascendental, cerrar los ojos y repetir mantras durante diez minutos por la mañana y diez minutos al anochecer, puedes seguir mareándote de muchas maneras, con la esperanza de que suceda algo sin cambiar tu manera de vivir.

  Por eso Mahesh Yogui es tan influyente en Occidente.  Nunca se mete con la manera de vivir.  Nunca te pide que cambies.  Dice que estás bien siendo como eres.  Solo una inyección pequeñita de meditación trascendental y todo irá bien.  Es como tomarse una pastilla; tu manera de vivir no cambia en absoluto.  Quienquiera que seas, justo o equivocado, sólo tienes que añadir este mantra, repetirlo diez minutos por la mañana y al anochecer, y todo irá bien porque las puertas del paraíso están abiertas, esperándote.  Y el tipo es tan estúpido que se cree esos trucos.  

 Solo son trucos.  Pueden ayudar tanto como los somníferos.  Pueden ayudarte a ajustar tu modo de vida erróneo, y ese precisamente es el problema, que pueden ayudar.  Pueden dar un ajuste a tu modo de vida, pero tu modo de vida es básicamente erróneo.  Así que es mejor no ajustarlo.  Puede resultar un consuelo, pero en realidad está envenenado, porque entonces nunca podrá darse un cambio.  Te consolarás con tu modo de vida, pensarás que todo está bien porque haces algo, porque haces meditación trascendental.

 Dormirás un poco mejor; conozco un mantra que puede hacerte dormir bien.  Estarás menos expuesto a la enfermedad; eso también es posible porque estarás más ajustado a un modo de vida erróneo.  Pero eso no te proporcionará gozo.  Puede que enfermes menos, pero eso no te dará acceso al éxtasis.  Puede que te sea posible prolongar el sufrimiento un poco más.  Estarás menos desajustado, pero nunca serás un ser extático, un ser gozoso.

 Sólo puedes convertirte en un ser gozoso cuando estás dispuesto a abandonar todo tu modo de vida.  Sannyas es lo mínimo que puede ayudar.

 El espíritu cuenta con una torre inexpugnable
que ningún peligro puede perturbar mientras la torre
esté vigilada por el Protector invisible que actúa
inconscientemente, y cuyas acciones se extravían
cuando son deliberadas, reflexivas e intencionadas.

 Evita la intencionalidad, la voluntad, las resoluciones; muévete como un niño, confiando en la naturaleza.  Cuando sientas hambre, come.  Cuando no tengas hambre, no comas.  La naturaleza te guía.  Cuando tengas sueño, vete a dormir.  Si no tienes sueño, no es necesario que lo intentes, abandona  la idea.  Muévete sin intención y pronto conseguirás dejar ese modo de vida neurótico y podrás regresar al origen.  Ese origen es el Tao.

 La inconsciencia y la total sinceridad del Tao son  perturbadas por cualquier esfuerzo y demostración autoconsciente.  Todas esas demostraciones son mentiras.

 Vive, pero no conviertas tu vida en una demostración.  Vive, pero no te conviertas en un exhibicionista.  No te permitas la teatralidad, no es necesario.  Lo que los demás digan es fútil, irrelevante, lo único relevante es lo que tú eres.  Lo que piensen los demás es problema suyo, no necesitas preocuparte por ello. No conviertas tu vida en una demostración de teatralidad.  Una vez que empiezas es muy difícil parar; siempre estarás falseando, y si la gente respeta una falsedad, entonces te convertirás en un falso.  Si ellos creen que es algo bueno y respetable, entonces tú harás una cosa aunque no exista razón natural para ello.

 Si quieres convertirte en pintor y se trata de un deseo inconsciente, conviértete en pintor y sigue pobre.  No te hagas médico y seas rico.  Puede que te enriquezcas siendo médico, pero si no estudiaste medicina por causa de un deseo inconsciente, si solo lo hiciste para satisfacer a tus padre, a la sociedad, a los amigos, entones puedes enriquecerte mucho, pero seguirás sin realizarte, y lo fundamental es la realización.

 He oído acerca de un médico que se convirtió en el mejor cirujano de Estados Unidos.  Fue nombrado presidente de la Sociedad Nacional de Cirujanos.  El día de su nombramiento hubo una gran celebración en su honor.  Pero él estaba triste.

 Un amigo le preguntó:

-¿Por qué pareces tan triste?  Deberías ser el hombre más feliz de la tierra.  Te has convertido en el mejor cirujano y nadie puede hacerte la competencia.  El mayor honor para un cirujano es convertirse en presidente de la Sociedad Nacional.  ¿Por qué estás tan triste?

 -Nunca quise ser cirujano.  He triunfado en algo que nunca quise, y ahora no sé cómo escapar de ello.  Si hubiese sido un fracasado, tendría una oportunidad, pero ahora no tengo escapatoria posible –replicó el cirujano.

-Debes estar de broma.  Pero ¿qué estás diciendo?  Tu familia es feliz, tu esposa es feliz, tus hijos son felices: todo el mundo está encantado.  Y todos te respetan –dijo su amigo.

El cirujano respondió:

-Pero yo no puedo respetarme a mí mimo, y eso es lo principal.  Yo quería ser bailarín, pero mis padres no me lo permitieron, y tuve que obedecerlos.  Fui un cobarde.  Y ahora no me hace feliz ser el mejor cirujano.  Soy desgraciado por que soy el peor bailarín del país.  No sé bailar, y ese es el problema.

 La realización viene a través de la naturaleza, no de la sociedad.  Llevas tu destino en tu interior, pero es algo inconsciente.  Síguelo.  Nadie más sabrá que lo has alcanzado, pero tú serás consciente de ello.  Puede que no obtengas el premio Nobel porque nunca se ha concedido a una persona realizada.  Nadie realizado ha recibido nunca el premio Nobel –ningún Buda, ningún Jesús- y tampoco sucederá en el futuro, porque el premio Nobel se otorga a alguien que haya obedecido a la sociedad con sinceridad, y que haya logrado alcanzar los objetivos de la sociedad, no los suyos propios.  Mira a los ganadores del premio Nobel y no hallarás personas más tristes que ellas.  Muchos se han suicidado, y no se trata de una mera coincidencia, sino que tiene un significado.  La mayoría no se sienten realizados.  Los premios no pueden colmarte.

 Permite el fluir de la naturaleza inconsciente; no la fuerces conscientemente.
       
 La inconsciencia y la total sinceridad del Tao son
Perturbadas por cualquier esfuerzo y demostración
Autoconsciente. Todas esas demostraciones
Son mentiras.

 Todos vuestros triunfadores son mentira.  Las personas supuestamente de éxito no son más que mentiras, fíjate bien.

 El mulá Nasrudín estaba enfermo, así que fue al médico.  El médico le dijo:
-Nasrudín, ¿bebe usted alcohol?
-No –respondió Nasrudín, con las manos temblando.

 Estaba borracho, podía olerse en su aliento.  Así que el doctor le dijo:
-Muy bien.  ¿Anda con mujeres?
-No –dijo Nasrudín, que acababa de dejar a una prostituta.
 Llevaba carmín en el rostro.
 -¿Fuma usted, Nasrudín? –preguntó el médico.

 -No, nunca –contestó Nasrudín, con el paquete de tabaco sobresaliéndole el bolsillo y los dedos marrones de nicotina.
-¿Entonces, qué hace? –inquirió el doctor.
-Digo mentiras –dijo el mulá Nasrudín.

 Y así es como son los hombres de éxito; cuando más mentiroso seas, mayor será tu éxito.  Para triunfar en este mundo hay que ser un mentiroso.  Pero entonces te pierdes a ti mismo.  Triunfas en este mundo y te conviertes en un fracaso en el otro.  Y finalmente, el otro es el que cuenta.

 Todas esas demostraciones son mentiras.

 Cuando uno se presenta a sí mismo de manera
tan ambigua, el mundo se lanza al asalto y lo apresa.

 Una vez que muestras una cierta inclinación hacia las demostraciones y la teatralidad, llega el mundo y te apresa de inmediato.  Te convierte en una víctima.

Deja de estar protegido por la sinceridad del Tao.
Cada nuevo acto es un nuevo fracaso.

 Una vez que te interesas en lo que los demás dicen de ti, cada uno de tus actos será un fracaso.  Aquí puede que tengan éxito, pero ese éxito es totalmente inútil porque nunca te realizará, nunca florecerás a partir de él.  Nunca alcanzarás la realización de tu destino; tu simiente seguirá siendo una simiente.  Puedes acumular recortes de periódicos que hablen de ti, pero esos recortes mortecinos, esos certificados que cuelgas de la pared de tu sala de estar, no son la vida.  Los rostros con los que cargas cuando sales, las sonrisas falsas, no son la vida.  Y poco a poco, con cada nuevo acto, más te hundes en la mentira.  ¿Cómo puedes creer que alcanzarás el gozo a través de esas mentiras?  Puedes lograr gran parte de la porquería de este mundo, pero te perderás todo lo que es real.


Cuando el Zapato es cómodo - Osho
Cuando el Zapato es cómodo - Osho
  Dice Chuang Tzu.  Sé en el Tao, de manera auténtica y sincera.  Solo se requiere de un tipo de sinceridad: hacia el Tao, hacia tu naturaleza interior, tu auténtica naturaleza.  No se necesita ningún otro tipo de sinceridad; deja que todo el mundo de tache de insincero.  No te preocupes.

  Eso es lo que le dijo al Buda su padre, porque el Buda abandonó a sus padres.  Eso es lo que le dijo al Buda su esposa, porque él la abandonó.  Eso es lo que le dijo todo el reino, porque él  lo dejo.  Pero era feliz, y fue sincero con su Tao, con su naturaleza.  Y dijo: “No hay otro camino posible.  Si sufrís, lo hacéis a causa de vuestras expectativas, no por mí”.

 Estás aquí para realizarte; los demás tienen que realizarse a sí mismos.  Si esperan algo de ti, ese es su problema; sufrirán, pero tú no tienes por qué ser falso a causa de ello.

 Sé sincero con tu naturaleza interior y ayuda a los demás a ser sinceros con la suya propia.  A eso lo llamo un hombre religioso.  Un hombre así es alguien que es sincero respecto a su naturaleza interior y que ayuda a los demás a ser sinceros respecto a las suyas.  Estás aquí para realizar tu destino, y los demás están aquí para realizar los suyos.  No esperes nada de ellos; si no, los convertirás en exhibicionistas, los convertirás en mentirosos.  No esperes nada de nadie, y no colmes las expectativas que tienen los demás acerca de ti.

 Eso es difícil, pero eso es sannyas;  de eso trata todo.  No dejes que los demás se formen expectativas respecto a ti.  Ni siquiera les des el mínimo indicio de que vas a colmarlas.  Pasa por los sufrimientos que tengas que pasar y estate preparado para hacerlo, pero no permitas que otros se formen expectativas respecto a ti.  De lo contrario, el mundo te atrapará y encerrará.

 Una vez que asientes a algo, estás encerrado.  Ya estás en el túnel, y con cada paso, con cada nueva acción, vas cayendo en una nueva miseria, en una nueva insatisfacción, en nuevas mentiras y nuevos fracasos.  Suelta las expectativas de los demás, y deja de pedirles que colmen las tuyas.  Recuerda: si sufres, sufres por ti; si los demás sufren, sufren por ellos mismos.  Nadie sufre a causa de los demás, recuérdalo.  Solo entonces podrás ser auténticamente sincero con tu ser interior; esa sinceridad es religiosidad.

  Los hinduistas lo han llamado rit.  Jesús lo llamó el Reino de Dios.  Chuang Tzu lo llama el Tao.  Sea cual fuere la palabra que se utiliza, significa permanecer cerca       de la propia inconsciencia y fluir con ella sin condiciones.  Significa fluir incondicionalmente con el inconsciente, lleve donde lleve, y confiar en ello.

  Eso es confiar.  No es creer en un dios, ni en un cielo o infierno, ni en una creencia no en conceptos, teorías o filosofías.  Confiar significa confiar en la naturaleza de la que provienes y a la que, finalmente, regresarás.  Confiando en esa naturaleza, regresarás colmado, y cada momento de tu vida será una nueva y profunda realización.  De no ser así, cada nuevo acto es un nuevo fracaso.

 Sus actos son públicos, a plena luz del día,
será castigado por los hombres.
Si son realizados en privado y en secreto, será
castigado por el espíritus.

 No te manifiestes  Si te manifiestas en público, a plena luz del día serás castigado por el hombre.  Tienes que entenderlo: cuando te conviertes en alguien que manifiesta, en un exhibicionista, en un actor, entonces tu vida se convierte en un circo, en una exhibición, y la gente te apreciará porque estás convirtiéndote en una víctima de sus antojos, de sus expectativas.  Te aplaudirán, pero eso no durará mucho.  Más tarde o más temprano empezarán a notar tus mentiras, porque, ¿durante cuánto tiempo puedes aguantar una mentira?  Acaba sabiéndose, y cuando los demás empiecen a notar tus mentiras te castigarán.

 Fijaos en Richard Nixon: eso le pasa a todo el que se convierte en un actor.  Primero te aplauden.  Luego te conviertes en víctima.  Por conseguir su aplauso deberás mentir cada vez más.  Empezarás a colmar sus expectativas y cada vez serás menos real.  Es un círculo vicioso.  Y cuanto más irreal seas, más se darán cuenta de que mientes.  Y a continuación empezarán a castigarte.

 Cuando te aprecien los demás, ten cuidado, porque estarás recorriendo un sendero peligroso.  Pero tarde o temprano acabarán castigándote.  Cuando la gente empiece a hablar de tu éxito, ten cuidado, porque eso significa que el fracaso se aproxima.  Cuando te coloquen en un trono, escapa, porque tarde o temprano te echarán de ahí.  Pero eres tan tonto y estúpido que nunca te percatas que antes que tú hubo otro que ocupó el trono.  Le colocaron allí, y ahora lo han destronado para ponerte a ti.  Ahora te ponen guirnaldas y te ofrecen la bienvenida, pero tarde o temprano encontrarán a otro actor al que entronizar y entonces te echarán a ti.  Eso le sucede a todo aquel que vive de la opinión pública.  No busques el éxito en el mundo externo y no fracasarás.  No pidas a las personas que te respeten y no te insultarán.

  Chuang Tzu dice: Sé el último y así nadie podrá empujarte más atrás.  No te pongas el primero de la cola porque el mundo se convertirá en tu enemigo y acabarán castigándote.  Todo conlleva su opuesto: si te aprecian, te castigarán, y, si te respetan, acabarán insultándote.

 ¿Cuál es el mecanismo que lo regula?  Cuando alguien te respeta, se siente insultado en lo profundo de su ser, porque se convierte en tu inferior.  ¿Cómo va a poder perdonarte?  No puede.  Algún día habrá que ajustar cuentas.  Cuando se postró y te tocó los pies se abrió una profunda herida en su interior: era inferior a ti.  Ahora tiene que probar que no lo es.  Algún día demostrará que es superior a ti.

  Trata de comprender el mecanismo interior: hay que ajustar cuentas, no se puede ir por ahí con un desequilibrio.  Siempre que aprecias a alguien, en ese mismo instante, si estás atento, podrás darte cuenta de que en tu interior también te gustaría insultarlo.  Solo existe una pequeña diferencia entre una cosa y otra.  Tarde o temprano acabará apareciendo.  Un hombre sabio nunca pide tu aprecio.  Cuando llegas con una guirnalda ante él, dice: “Detente aquí y ahora, porque más tarde lo acabaré pagando”.

 Si sus actos son públicos, a plena luz del día,
será castigado por los hombres.
Si son realizados en privado y en secreto, será
castigado por los espíritus.

  Puede que no lleves a cabo tus representaciones en público, sino en privado.  Las personas se han hecho tan falsas que incluso mienten cuando están a solas, en el baño; son mentirosas.  Ni siquiera ahí son reales o auténticas.  Las mentiras se han convertido en algo tan cotidiano que no se pueden dejar de lado fácilmente, te siguen.  Mientes incluso en sueños, incluso en sueños.  Mentir se ha convertido en algo tan arraigado que también incluso ahí te siguen. 

 Si quieres matar a tu padre, matarás a tu tío en sueños.  Así es como te persigue la mentira.  Tu tío no te ha hecho nada pero es el más cercano, y se parece a tu padre, incluso en sueños te resulta difícil matar a tu padre.  Por eso los sueños se han convertido en algo tan complejo y se necesitan Freuds y Jungs para interpretarlos.  Haces aparecer a un tío, y Freíd leerá que es el padre.  El tío es solo un símbolo, el más cercano al padre.

 Si realizas tus actos en privado, entonces la que te castigará será la propia naturaleza.  La teatralidad es castigada.  Eso es lo que Chuang Tzu quiere decir cuando habla de espíritus: quiere decir que serás castigado por la naturaleza misma.

 Si no quieres que te castiguen, entonces no seas un exhibicionista.  Permanece natural, digan lo que digan los demás.  No van a cambiarte porque digan esto y lo otro.  Aunque digan que eres rebelde, criminal, malo, dañino…déjalos pensarlo.  Deja que te claven en la cruz, pero permanece auténtico.  Cuando crucificaron a Jesús, podría haber escapado.  Poncio Pilato estaba dispuesto a perdonarlo, pero Jesús tenía que pedírselo.  No lo pidió porque se mostró auténtico respecto a su propia naturaleza.

 Cuando Atenas castigó a Sócrates, aquella puso una condición.  Dijeron: “Si prometes al tribunal que no seguirás hablando por  la ciudad, y que no discutirás de cosas y filosofías, que permanecerás en silencio, entonces te perdonaremos”.
Pero Sócrates se rió y dijo: “Eso es imposible porque no puedo ser infiel a mi auténtica naturaleza.  Así es como soy, y continuaré hablando.  Podéis matarme; eso lo habréis de decidir vosotros”.  Aceptó el veneno pero no aceptó el silencio; no aceptó tener que callarse.

 Sé auténtico contigo mismo y no te preocupes por lo que dicen los demás.  Ese es el único camino para alcanzar lo divino, porque es la única manera de ser natural.

 Que cada uno comprenda el significado de la sinceridad
y se guarde contra la ostentación.

 Así estará en paz con hombres y espíritus y
actuará acertadamente, inadvertido,
en su propia soledad, en la torre de su espíritu.

 Estará en paz con hombres y espíritus… Si no estás interesado en demostrar quién eres, estás en paz con la naturaleza y las personas.  Estarás en paz aunque lleguen a matarte.  Jesús estaba en paz cuando fue crucificado.  Sócrates estaba tan tranquilo como siempre cuando le administraron el veneno.  Estarás en paz.  ¿Qué más te da lo que hagan los demás?  Eso no te afecta, te es ajeno y puedes permanecer despegado en tu torre del espíritu.  Estás protegido en tu naturaleza interior…nada te alcanza ni penetra.
       
 Así estará en paz con hombres y espíritus y
actuará acertadamente, inadvertido, en su propia
soledad, en la torre de su espíritu.

 Y cuando Chuang Tzu dice que actuará acertadamente, no está contraponiendo correcto y erróneo.  No.  No se refiere a lo contrario de erróneo; hace referencia a lo natural.  Lo natural es acertado; lo fácil y sencillo es acertado; ser tú mismo es acertado.  Ser tú mismo es todo lo que realmente puedes ser.  Cualquier otra cosa es extraviarse.


 Aqui te dejo unos vídeos sobre Cuando el Zapato es cómodo - Tao Osho en esta entrada a mi blog lo quiero compartir con vos espero que te sirva de algo para un mayor crecimiento espiritual. Namaste!  









Fuente: Texto extraído del libro/Osho/Tao/Cuando el Calzado es Cómodo
Fuente: Video www.youtube.com 
Fuente: Video www.youtube.com