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Les enseñaré una manera muy fácil: hagan su trabajo pensando que el trabajo también pertenece a Dios. No fijen su mente en la tarea, pensando "es mi trabajo". Piensen que todas las acciones que hacen, las hacen para Dios. Ofrézcanlo todo a Sus Pies. Crean, y díganselo a ustedes mismos, "todo lo que hago lo hago por amor a Dios".

Jaiva Dharma - Srila Bhaktivinoda Thakura - parte 1 - Vedanta

Las funciones del alma.

Las funciones causales y eternas de una jῑva (alma)

Capítulo I

 Asia es de forma preeminente el continente más grande del mundo, e India se yergue como la principal nación en este, y entre lo más fino que existe en ella, está la tierra de Gauda; y la más hermosa porción de tierra en Gauda es sin lugar a dudas la región de nueve islas llamada Nāvadwipa, dentro de la cual se ubica eternamente el adorable villorrio de Śrῑ Godruma situado en la rivera oriental del Ganges. 

 Desde tiempos ancestrales, una gran cantidad de adeptos al servicio de adoración vivían diseminados entre las arboledas de Śrῑ Godruma. No muy alejado de la enramada donde la vaca divina Śrῑ Surabhi adorara al Señor Supremo Śrῑ Gaurasundara en tiempos lejanos, existe un lugar sagrado de devoción llamado el Huerto de Pradyumna, nombrado así en honor a Pradyumna Brahmacārῑ, un sirviente personal de Śrῑ Gaurasundara. Ahí, en una sencilla vivienda densamente cubierta con enredaderas, solía pasar sus días en incesante servicio confidencial al Señor Supremo uno de sus discípulos: Paramahansa Śrῑ Prema dāsa Bābaji Mahārāja.

 Śrῑ Prema dāsa Bābaji era muy versado en todas las escrituras sagradas, y el poseer una mente determinada, lo llevó a buscar refugio en la arboleda de Śrῑ Godruma, la cual es considerada idéntica a Śrῑ Nandagrama en el distrito de Mathura. Las diarias rutinas de su vida constituían en cantar durante el día más de doscientas mil veces el santo nombre y ofrecer innumerables reverencias al postrarse ante todos los vaishnavas, junto con la estricta costumbre de pedir limosna para cubrir las mínimas necesidades corporales.

 Sus momentos libres los utilizaba en leer el Premavivarta, la lírica divina escrita por el Pandita Śrῑ Jagadananda, uno de los asociados más favoritos de Śrῑ Gaurasundara, y nunca en pláticas ociosas.

 Cuando lo hacía, lágrimas de amor rodaban por sus mejillas, y sus vecinos también devotos, se acercaban para escucharle con la misma actitud devocional ¿y por qué no?, el libro estaba tan sobrecargado de temas acerca del rasa (meliflua liquidez), y para enaltecerlo todo, su forma de leer era tan dulce y atractiva que disipaba los fieros venenos de la abyecta mundanalidad en las mentes piadosas de los que escuchaban.


Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta
Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta 

 Una tarde, después de haber finalizado su cantar con la japa (rosario) el número de vueltas que se había fijado y mientras leía el Premavivarta en su fresca enramada cubierta de enredaderas mādhavi, Paramahansa Bābaji se hallaba profundamente absorto en el océano de éxtasis, e intempestivamente un sannyāsῑ (renunciante) de la cuarta etapa de la vida (sistema de castas sociales y espirituales) se le aproximó y cayó postrado ante sus pies. 

 Esto hizo que en seguida recobrara su consciencia terrenal, y al encontrar al sannyāsῑ en tal condición, él también se postró reverentemente ante semejante sadhu (santo), y con absoluta humildad de espíritu en su corazón comenzó a sollozar diciendo: “¡Oh mi Nityananda!, ten misericordia de este vil miserable”, para luego hablarle al asceta suavemente y reclamarle: “¿Qué es lo que le mueve señor, a avergonzarme de esta manera siendo yo tan ordinario y miserable?”. Sin responder, el asceta tomó el polvo de los pies del bābaji y se sentó en una esterilla confeccionada con cortezas de árbol de plátano.

 Paramahansa Bābaji hizo otro tanto y le preguntó nuevamente: “¡Oh señor!, ¿qué servicio puedo ofrecerle a usted?”. Después de dejar a un lado su cayado y su cuenco, el asceta respondió: “Mi señor, soy el sujeto más desafortunado en todo el mundo, pues después de haber pasado una gran porción de mi vida en vastos estudios filosóficos de sistemas como el sānkhya, el de Patanjali, la lógica vaishesika de Kanada, el Purvamimansa de Jaimini y el Uttaramimansa, junto con el Vedanta de Śrῑla Vyāsadeva y los Upanishads, en diferentes santuarios como los de Benarés, aunados estos a múltiples debates de logomaquia con los panditas, renuncié al mundo y tomé desde hace doce años, los hábitos monásticos de sannyāsῑ junto con el cayado como insignia, de su santidad Śrῑla Sacitananda Saraswatῑ de Benarés, durante los cuales viajé por toda la India, visité cada uno de los principales santuarios que existen y me asocié con todos los sannyāsῑs de la orden de Shānkar que encontré. 

 Pasé por los tres estados prescritos de mi orden, es decir, el kuticaka, el bahudaka y el hansa; cuando pensé que había alcanzado el cuarto y último estado de espiritualidad, el de paramahansa, me refugié en las palabras de Śrῑ Shānkar con piadosa recapitulación en la ciudad de Benarés, exclamando: ¡Yo soy brahman!, ¡La inteligencia pura es brahman!, ¡Tú eres eso!

 Una día observé que muy cerca de mí pasó un santo vaishnava cantando las actividades y el santo nombre de Śrῑ Hari (Dios), completamente bañado con lágrimas de éxtasis; su cuerpo entero vibraba de alegría, su voz se hallaba entrecortada de emoción mientras exclamaba el santo nombre de Śrῑ Krishna Caitanya y de Prabhu Nityananda, y sus pies se bamboleaban danzando en éxtasis. El personaje sagrado junto con el canto, me sumergieron en un estado de inefable deleite más allá de toda descripción, pero lo lamentable del suceso fue que no le dirigí la palabra debido a la falsa dignidad que mi supuesto estado de renunciante me lo impedía. 

 ¡Ay de mí! ¡Qué vergüenza! ¡Qué bochorno sobre mi rango! Desde ese día, no sé por qué mi corazón es forzado inevitablemente hacia los pies de loto de Śrῑ Krishna Caitanya; con gran avidez el santo vaishnava fue después buscado por mí, pero desafortunadamente no lo encontré en ninguna parte; sin embargo, me pude dar cuenta en forma muy clara, de que el deleite inmaculado producto de lo que escuché y presencié en tal ocasión no lo había experimentado antes. Jamás tuve noticia de que tal inexpresable bienaventuranza pudiera existir en esta forma humana. 

 A raíz de todo esto, me di cuenta de lo imperativo que era refugiarme en los sagrados pies de un vaishnava, y dejé Benarés para dirigirme a Śrῑdhama Vrindavan, donde encontré a muchos devotos sinceros que se lamentaban clamando en voz alta los sagrados nombres de Śrῑ Rupa, Śrῑ Sānatana y Śrῑ Jῑva Goswāmῑ, mientras meditaban en los pasatiempos divinos de Śrῑ Śrῑ Rādha y Krishna, y se revolcaban en el polvo sagrado de dicho lugar a causa del amor experimentado por Nāvadwipa; debido a esto un anhelo natural comenzó a inundar mi mente. Sorteando desde Śrῑdham Mathura Vrindavan aproximadamente 84 croshas (270 km.), llegué hasta Śrῑdham Māyapur hace algunos días, donde tuve la fortuna de escuchar las glorias divinas acerca de sus pies sagrados, en los cuales he tomado refugio el día de hoy. Se lo imploro, bendígame con su misericordia sin causa como si fuera el más humilde e inmerecedor de sus sirvientes”.

 Considerándose más ordinario que una hojarasca de pasto y con lágrimas en los ojos, Paramahansa Bābaji le respondió: “¡Oh Sannyāsῑ Thākura!, soy el más vil de las criaturas, mi existencia ha sido vanamente utilizada en comer, dormir y hablar de temas intrascendentes, y por eso he considerado prudente el empeñar el resto de ella refugiándome en los lugares festivos de Śrῑ Krishna Caitanya, pero para mi mala fortuna no he podido realizar lo que verdaderamente es el Krishna prema (amor por Dios).

 Le agradezco en gran manera que aun por breves instantes haya podido saborear este sentimiento al contemplar un vaishnava; usted verdaderamente merece la gracia de Śrῑ Krishna Caitanya y le estaré eternamente agradecido si bondadosamente recuerda a este pobre miserable cuando realice plenamente la dulzura del Krishna prema”. 

 Al terminar estas palabras abrazó cálidamente al Sannyāsῑ Thākura y lo bañó con lágrimas de amor y afecto; el corazón del Sannyāsῑ Thākura se conmovió con una alegría sin precedente al sentir el contacto del gran vaishnava, y comenzó a cantar y bailar mientras decía: “¡Todas las glorias a Śrῑ Krishna Caitanya y a Prabhu Nityananda! Y ¡gloria, gloria a mi divino maestro Prema dāsa, la deliciosa encarnación del servicio adorable al Señor!”

 El canto y la danza continuaron por un tiempo, tras lo cual ambos descansaron y sostuvieron una larga conversación. Prema dāsa habló con toda humildad: “¡Oh gran alma!, me gustaría que permanecieras por algunos días para santificarme con tu presencia”. El Sannyāsῑ Thākura respondió: “Me consagro enteramente a sus pies de loto, y ni hablar de unos cuantos días, si me lo permite le serviré hasta exhalar mi último aliento”.

 El Sannyāsῑ Thākura era muy versado en todas las escrituras sagradas y conocía bien los efectos benéficos del entrenamiento espiritual bajo la supervisión de un maestro avanzado en este sendero, así que no dudó en permanecer junto al vaishnava todo lo necesario.

 Algún tiempo después, Paramahansa Bābaji le comentó: “¡Oh gran alma!, he sido iniciado por su divina gracia Paramahansa Śrῑ Pradyumna Brahmacārῑ, quien se encuentra absorto en la adoración de Śrῑ Nrisimhadeva en una aldea llamada Śrῑ Devapalli, localizada en el extremo sureste del círculo de Nāvadwipa. Vamos hoy después de finalizar la colecta de limosna a contemplar sus pies de loto”. La respuesta del Sannyāsῑ Thākura fue de completa sumisión: “Lo que a usted más le complazca”.

 Como a las dos de la tarde y después de haber cruzado el río Alakananda y el Satyalila, arribaron a la aldea de Devapalli, donde vieron al asociado íntimo del señor en el interior del templo de Śrῑ Nrisimhadeva. Desde una distancia muy razonable Paramahansa Bābaji ofreció sus reverencias respetuosas a su divino maestro, quien lleno de la miel de la bondad divina salió a recibir a su discípulo con gran afecto para darle un abrazo y preguntarle acerca del estado y curso de su adoración. Después de un extenso y agradable discurso el Sannyāsῑ Thākura fue presentado al maestro divino.

 Śrῑ Pradyumna Brahmacārῑ lo felicitó por haber seleccionado a tan distinguido y genuino maestro, y lo alentó a que estudiara el Premavivarta bajo la sabia guía del bābaji, al citarle las escrituras: “Aquel que está bien versado en el conocimiento trascendental de Śrῑ Krishna, es un guru sin importar que este sea un brāhmana (sacerdote), un sannyāsῑ (renunciante) o un sudra (obrero)”.

 El Sannyāsῑ Thākura también ofreció sus más humildes cumplidos a los pies de loto del maestro de su maestro con estas palabras: “¡Oh señor!, usted es el asociado del Señor Supremo Śrῑ Caitanya; una mirada bondadosa de su parte puede santificar a cientos de sannyāsῑs arrogantes como este servidor. Tenga misericordia de mí”. El Sannyāsῑ Thākura no estaba familiarizado con las formas recíprocas protocolarias de uso en los círculos devocionales, pero pudo percibir las buenas reglas de vida que existen entre un guru y un paramaguru, para más tarde actuar en forma adecuada. Después de presenciar el aratrika (ceremonia de adoración) al anochecer en honor de la deidad de Śrῑ Nrisimhadeva, maestro y discípulo regresaron a Godruma.

 Las cosas se sucedieron de igual manera por algún tiempo hasta que el Sannyāsῑ Thākura sintió deseos de saber acerca de la verdad; se veía como un vaishnava en todos sus aspectos internos con excepción de su vestido, ya que había adquirido un perfecto estado de armonía espiritual al controlar tanto sus sentidos internos como externos (Brahmā bhuta). Pero por encima de todo se encontraba plenamente imbuido de la fuerte convicción acerca de los pasatiempos espirituales del Señor Supremo, aunada esta a una correspondiente humildad de corazón que automáticamente agraciaba su digno carácter.

 Una temprana mañana, cuando los ígneos rayos del sol coloreaban el horizonte occidental con sus tintes morados, Paramahansa Bābaji se sentó en el huerto de mādhavis con su rosario. Él mantenía atentamente la cuenta de sus rondas, mientras sus ojos profusamente anegados con lágrimas de amor al recordar los pasatiempos trascendentales de la pareja divina Śrῑ Śrῑ Rādha y Krishna, vislumbraban un episodio en donde ellos pretendían separarse. 

 Esto produjo en el bābaji que perdiera la consciencia corporal y se absorbiera profundamente en servicio íntimo con su cuerpo espiritual. El Sannyāsῑ Thākura se encontraba próximo al bābaji y se impresionó sobremanera con estos sentimientos sāttvikos (trascendentales) de su maestro, quien de imprevisto le dijo: “¡Amigo!, ahuyenta a ese mono o sus gritos perturbarán el confortante sueño de la juvenil pareja divina, con gran desagrado de parte de mi amiga Lalita, de la cual me encuentro temeroso pues debido a mi negligencia me abrumará por esto; ¡mira!, también mi amiga Anangamañjari nos está haciendo señas por lo mismo, -tú eres una Raman mañjari- y este es el servicio que debes realizar; pon atención”. 

 Al terminar de decir esto, el bābaji perdió la consciencia, y desde ese momento el Sannyāsῑ Thākura puso toda su atención en el servicio que realizaba con su cuerpo espiritual. El día se manifestó ampliamente y la luz del amanecer difundió su brillante lustre en el occidente; toda la atmósfera aparecía sobrecargada con los melodiosos cantos de los pájaros, mientras una suave brisa ventilaba los alrededores; la pintoresca belleza de la huerta de mādhavis en el Pradyumna Kunja (bosque) se hacía indescriptible al posarse el primer rayo de luz carmesí del sol que apareció en el umbral de la casa.

 Paramahansa Bābaji, sentado en una esterilla de cortezas de plátano comenzó a cantar el santo nombre después de recobrar la consciencia, mientras el Sannyāsῑ Thākura le ofrecía respetuosas reverencias a sus pies sagrados. Luego, ocupó un lugar cerca del bābaji y unió sus manos con respeto mientras le decía: “¡Oh señor!, ¿puede su humilde siervo aventurarse a exponerle una cuestión y esperar ser apaciguado con la refrescante respuesta emanada de su agraciado ser? Espero que misericordiosamente se complazca en verter el nectáreo líquido melifluo de Vraja dentro de este agonizante corazón abrasado por el fuego de los principios impersonales del brahman”. 

 El Bābaji Mahārāja le respondió: “Tú mereces ser bendecido, y respuestas adecuadas obtendrás por tus preguntas”. El Sannyāsῑ Thākura dijo: “¡Oh señor!, al escuchar acerca de la celebridad de la religión por encima de cualquier cosa, he inquirido entre diferentes adeptos al amor religioso acerca de los verdaderos principios de ella, pero desafortunadamente las respuestas que obtuve de cada uno de estos diferían entre sí; le importaría decirme, ¿qué es la religión o cuál es la verdadera naturaleza de la jῑva?, ¿Por qué los maestros de las diferentes religiones están en desacuerdo unos con otros respecto a sus puntos de vista? Y si la religión es solo una, ¿por qué los maestros eruditos no se preocupan por buscarla?”.

 Sin dejar de contemplar los pies de loto del señor supremo Śrῑ Krishna Caitanya, Paramahansa Bābaji respondió: “¡Oh afortunado!, escucha el fundamento de la verdadera religión, yo te lo explicaré haciendo uso de lo mejor de mi conocimiento.

 La naturaleza eterna de una cosa, es su eterna religión. La naturaleza de algo se desprende desde su mismo constituyente o de lo que la hace ser lo que es. Cuando Śrῑ Krishna desea formar una cosa, una naturaleza concomitante va de la mano con la formación de esta, y tal naturaleza es su eterna característica”.

“Cuando tal cosa es contaminada debido a algunos eventos inesperados o se pervierte por tener contacto con otras cosas, entonces su naturaleza también se pervierte o cambia. Este cambio o hábito pervertido se incrementa con el paso del tiempo al acompañar a la cosa con su apariencia y unirse a la naturaleza original y eterna de ella. Pero la apariencia no es su verdadera realidad o identidad.

 Este cambio o perversión no es innato o congénito en la cosa sino accidental o casual, y puede ser pasajero o le puede dar su sello a la cosa. Por ejemplo, el agua que es una cosa y cuya propiedad natural es su liquidez. Cuando le acontece un cambio que la transforma en hielo, la solidez o rigidez se vuelve su propiedad accidental o causal, y esta coexiste con su verdadera naturaleza. Pero es un hecho que lo causal o accidental tiene como origen algo temporal y no eterno, que se desvanece con la desaparición de su causa. Sin embargo, la naturaleza que surge en el momento de la conformación de la cosa es eterna y permanece latente aun cuando se encuentre pervertida o cambie, porque con el transcurrir del tiempo y debido a circunstancias favorables, la naturaleza de la cosa puede asumir su carácter original sin lugar a dudas.

 La naturaleza eterna de una cosa es su función eterna, y su accidente es su proceso causativo. Quien está bien versado acerca del conocimiento de alguna cosa, entiende adecuadamente la distinción entre la naturaleza real y la naturaleza causal de la cosa, y quienes están desprovistos de tal conocimiento, consideran lo accidental como real. Así mismo se confunden los ignorantes con respecto a la religión temporal, al considerarla eterna”.


Sannyāsῑ Thākura.- ¿Qué se debe comprender por las palabras vastu (cosa) y su naturaleza?

 Paramahansa Bābaji.- El significado que se deriva de la palabra vastu se refiere a aquello que existe y por ende se le puede dar un significado que es de dos clases, es decir, real o irreal. La cosa que es real, es trascendental. Y las cosas irreales, junto con sus atributos, son mundanas. Las cosas reales tienen existencias eternas, y las cosas irreales tienen nombres, formas y apariencias de existencia, la cual es de alguna manera real pero también aparente. 

 El Śrῑmad-Bhāgavatam menciona: “Cualquier cosa concebible aquí es real y ha surgido del ser total” (Bh.I.I.2.), lo cual significa que la cosa real es trascendental. El Señor Supremo es la única cosa real; su parte separada es conocida como jῑva o alma individual, y su potencia externa, como Māyā (energía material). Por lo tanto, vastu, esto es, la cosa real, denota tres objetos denominados como el Señor Supremo, la jῑva y Māyā. 

 Conocer sus mutuas relaciones es conocimiento puro. De estas tres cosas se desprenden innumerables apariencias, las cuales son de naturaleza insustancial. El sistema vaisheshika está fundamentado en el estudio de la materia y sus cualidades, y por lo tanto se basa en meras especulaciones acerca de cosas irreales. La cualidad especial que caracteriza la cosa real es su naturaleza. La jῑva es un objeto eterno y su naturaleza es espiritualmente eterna.


Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta
Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta 

Sannyāsῑ Thākura.- ¡Oh señor!, gracias a usted ahora empiezo a comprender con plenitud este tema.

 Paramahansa Bābaji.- Śrῑla Krishnadasa Kaviraj Goswāmῑ, fiel seguidor de Śrῑ Nityananda Prabhu, me mostró un manuscrito del Śrῑ Caitanya-caritāmrita, en el cual Śrῑ Caitanya deva nos da su enseñanza respecto al tema: “La naturaleza eterna de la jῑva es servir siempre a Śrῑ Krishna”. La jῑva es una porción de la potencia tatastha (línea fronteriza) de Śrῑ Krishna, la cual existe simultáneamente como entidad distinta y no distinta de Él.

 Cuando ella olvida a Śrῑ Krishna, siente aversión por su servicio, y por esto se dice que tal aversión no tiene comienzo, ya que esta se originó antes de su encarnación dentro de los cuatro muros del tiempo y del espacio. Por este acto de aversión a Dios, ella es encontrada culpable por Māyā, la energía ilusoria o potencia del Señor Supremo, y por ello, lanzada dentro del vórtice de las relatividades terrenales de felicidad, miseria, etc., como castigo. 

 Śrῑ Krishna es el absoluto trascendental y el auto refulgente sol espiritual de la morada trascendental; las jῑvas son los innumerables rayos que emanan del sol Krishna, las cuales son Sus partes atómicas, mas no como pedazos de piedra desprendidos de una montaña, porque Śrῑ Krishna es trascendentalmente infinito y no existe la posibilidad de que decrezca ni un poco cuando las infinitesimales jῑvas emanan de Él, puesto que estas son comparadas con las innumerables chispas de un fuego abrasador. En los Vedas se encuentran muchas descripciones acerca de ellas, pero ninguna se puede comparar apropiadamente para plantearnos un claro concepto acerca de la verdadera naturaleza de la jῑva en una manera imparcial dentro de nuestra mente, hasta que la mundanalidad de estas comparaciones sea completamente eliminada.

 Śrῑ Krishna es el todo trascendental y las jῑvas son las partes atómicas del todo; ambos son similares respecto a la cualidad de la consciencia o animación, pero diferentes y eternamente distintos en cuanto al aspecto cuantitativo. Uno es el total y las otras son sus partes; uno es infinito y las otras infinitesimales. Śrῑ Krishna es el señor eterno de las jῑvas, quienes son sus eternas siervas debido a su naturaleza esencial. 
Śrῑ Krishna es la eterna atracción y las jῑvas son atraídas por Él. Śrῑ Krishna es el gobernador supremo del universo y las jῑvas son las gobernadas. Śrῑ Krishna es el Señor que observa y las jῑvas son observadas. Śrῑ Krishna es la totalidad completa y las jῑvas son pobres e inferiores. Śrῑ Krishna es el todopoderoso ser supremo y las jῑvas son impotentes en comparación, a menos que sean empoderadas por Él. Así, la servidumbre eterna aunada con la obediencia a Śrῑ Krishna, es la naturaleza eterna o religión de la jῑva.

 La omnipotencia de Śrῑ Krishna se encuentra plenamente manifiesta en la revelación del reino espiritual. Para manifestar el mundo de las jῑvas, Śrῑ Krishna despliega su tatastha shākti, una potencia especial que lleva a cabo su influencia para dar origen a los mundos imperfectos. Esta potencia es conocida como tatastha o marginal, y su función es la de crear entidades especiales, entre las cosas animadas e inanimadas, que puedan mantener contacto tanto con el reino espiritual como con el material. Sin embargo, una cosa puramente animada y espiritual siempre estará en una relación opuesta a las cosas inanimadas, pues de ninguna manera se pueden conectar en forma indefinida. 

 Una jῑva es sin lugar a dudas, una parte espiritual atómica movida por algún poder divino para ponerse en contacto con el mundo inanimado, y por ello se le conoce como potencia tatastha. El fonema tata representa una línea imaginaria de demarcación entre la tierra y el agua, la cual no se encuentra ni en la tierra ni en el agua sino en ambas. Tal potencia divina que se encuentra en medio, esto es, entre el agua y la tierra, sustenta una entidad que posee ambas propiedades terráqueas (de tierra y de agua). 

 Las jῑvas sin duda son entidades espirituales, pero en su conformación son tan infinitesimales que son propensas a absorberse en los principios de Māyā; su constitución no es absolutamente espiritual como la de las entidades trascendentales del reino espiritual, pero tampoco son absolutamente mundanas como cualquier fenómeno, debido a su aptitud o tendencia espiritual. Por esto, el fundamento de las jῑvas es completamente distinto del principio del espíritu supremo y de la materia. Esta es la causa de la eterna diferencia entre el ser supremo y la jῑva. El ser supremo es el amo de Māyā, quien depende en su totalidad de Él, y la jῑva está sujeta a ser subyugada por Māyā bajo ciertas circunstancias. 

 Podemos concluir que el Señor Supremo Bhagavān, las jῑvas y Māyā, son los tres eternos principios espirituales, entre los cuales el señor supremo es la siempre trascendental y primordial verdad. Como lo confirma el himno védico: “Él es el eterno entre todos los eternos, la fuente consciente de todas las entidades conscientes”.

 Debido a su esencia natural, una jῑva es la sierva eterna de Śrῑ Krishna y una manifestación de su potencia tatastha; la jῑva es simultáneamente distinta y no distinta de Śrῑ Bhagavān y por lo tanto su manifestación diferente y no diferente. La jῑva está sujeta a Māyā bajo ciertas circunstancias especiales, pero Dios siendo el gobernador supremo de Māyā y de todas sus potencias, nunca está sujeto a Māyā.


Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta
Srila Bhaktivinoda Thakura - Vedanta 

 Dios y el alma individual son eternamente distintos; una jῑva es en esencia una entidad espiritual parecida a Dios pero subordinada como Su potencia, y por ello eternamente no distinta de Él. Si la eterna distinción y no distinción son simultáneas, entonces la primera es más importante. El servicio a Krishna es la naturaleza eterna de la jῑva, y cuando esta olvida su relación, es abrumada por la influencia de Māyā, la potencia ilusoria que descansa en la parte posterior del señor, desde la cual la jῑva puede manifestar su deseo por regresar al servicio del señor supremo Śrῑ Krishna, ya que la condición de retorno de la jῑva surge junto con su venida a este mundo de Māyā, y tratar de trazar su caída dentro de los límites del tiempo y del espacio está fuera de toda consideración. 

 De ahí el significado de la expresión, “eternamente de regreso”; su función eterna en cuanto al servicio a Śrῑ Krishna ha sido pervertida desde su entrada en este plano tridimensional debido a su olvido, y cuando llega a tener contacto con Māyā, su naturaleza pervertida prevalece dando lugar a que se manifieste su función causal o accidental. La religión eterna es una y pura, mientras la religión accidental asume variadas formas bajo diferentes circunstancias y es descrita en formas distintas por diversos hombres con divergentes principios.

 Después de escuchar con alegría estas verdades trascendentales, el Sannyāsῑ Thākura ofreció sus reverencias respetuosas a los pies de loto de su divino maestro y le dijo: “¡Oh señor!, permítame reflexionar acerca de estas verdades por este día, mañana pondré ante sus pies cualquier duda que surja en mi mente, si este es el caso”.


Aqui te dejo unos vídeos de Srila Bhaktivinoda Thakura lo quiero compartir con tigo espero que te gusten Namaste! 







Fuente: Srila Bhaktivinoda Thakura/en.wikipedia.org/ 
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