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Les enseñaré una manera muy fácil: hagan su trabajo pensando que el trabajo también pertenece a Dios. No fijen su mente en la tarea, pensando "es mi trabajo". Piensen que todas las acciones que hacen, las hacen para Dios. Ofrézcanlo todo a Sus Pies. Crean, y díganselo a ustedes mismos, "todo lo que hago lo hago por amor a Dios".

Yoga - Yama en Asana

  

Aquí te presento un artículo sobre Yama en Asanas que armé extrayendo la información que a mi criterio era importante para el blog, sobre todo si nunca has practicado. Mi intención es que te sirva como guía para tu práctica. De la misma manera que desde el Yoga abordamos el trabajo con las Asanas (posturas), lo hacemos con Yama en Asanas comenzando desde lo más básico. Sintiendo, experimentando y sobre todo respetando los rítmos propios de nuestro Ser. 

PRACTICAS:


No-violencia:  AHIMSA


  Ahimsa es no generar ni mantener violencia en los pensamientos, las palabras y los actos. Tiene como finalidad el florecimiento del amor verdadero, y del respeto profundo por la vida.
Llevado a la práctica de las posturas de yoga, practicamos ahimsa cuando somos plenamente concientes del cuerpo y trabajamos respetando sus posibilidades reales, en el momento presente, sin exigir de más ni de menos.

 El dolor es indicador de que hay HIMSA o violencia en nuestra acción. Pero hay que ser específico con lo que es realmente dolor. Se trata de esa sensación pulsante, aguda, que dura una vez que desarmamos la postura, que deja tensión, estrés y malestar en el cuerpo una vez terminada la práctica. Puede durar días, y limitar claramente nuestras actividades cotidianas. Eso es el dolor que surge de ser violento con el cuerpo, de trabajar con agresividad. 

 En cambio, hay sensación “dolorosa” que no es violenta sino que surge como consecuencia de la acción justa, precisa, al estirar o fortalecer el cuerpo. Ese dolor saludable, por así decirlo, sólo debe sentirse en los músculos, nunca en las articulaciones, ya que el dolor articular siempre es señal de haber ido demasiado lejos, de estar forzando, o bien señal de que algo está lesionado o fuera de eje en la articulación.

 BKS Iyengar dice en su libro ´La esencia del yoga´ Vol. II: “Suelo decir que hay que equilibrar violencia con no-violencia, y no-violencia con violencia. Hay que estudiar qué es un asana violenta y qué es un asana no-violenta. En un asana no-violenta no hay agresividad ni laxitud, ni hacer de más ni hacer de menos. Mientras que el hacer de más es una acción deliberada de destruir las células, el hacer de menos puede reportar estancamiento e inanición.  

 Así pues, tanto el exceso como la carencia tienen  como resultado la muerte prematura de las células”.
 Ahimsa en asana también se cultiva al adaptar las posturas a las posibilidades del cuerpo, respetando la biomecánica; es decir, evitando las acciones que con el paso del tiempo pueden provocar una lesión, o  el desgaste prematuro del cuerpo. Para eso utilizamos todos los “props” (bolsters, tacos, mantas, kuruntas, etc), partiendo desde donde uno está, aceptando el cuerpo que tenemos, y trabajando a partir de ahí. Nunca al revés, no se trata de forzar el cuerpo para que llegue a una postura determinada, sino que transformamos sutilmente la postura para que se adapte a la realidad del cuerpo. La postura no se lastima, pero el cuerpo sí. El amor por el cuerpo nos debe llevar a conocerlo. Y desde ese conocimiento exigirle lo justo al hacer asana.


AHIMSA
AHIMSA

 

 No mentir:  SATYA


 Satya es el cultivo de la verdad, la honestidad, en palabras, pensamientos y actos. Se trata de buscar la congruencia entre lo que pienso, digo y hago; siempre teniendo la no-violencia como eje de orientación.

 Satya en asana se desarrolla cuando somos honestos en la evaluación del estado del cuerpo. Sólo cuando buscamos la verdad en el cuerpo, es decir, cuando buscamos el conocimiento de la realidad corporal, es que podemos trabajar con las posturas honestamente, haciendo los ajustes y modificaciones necesarios para que se adapte a nuestro cuerpo tal cual es. 

 Por ejemplo, si no somos capaces de percibir, o de corroborar, o de aceptar, que tenemos mucha tensión en los isquiotibiales, si no vemos que están acortados y rígidos, no vamos a tomar en cuenta las indicaciones que se dan para adaptar las posturas a esa condición de la parte posterior de las piernas. Ni tampoco vamos a elegir hacer esas posturas que en verdad nos favorecen, ya sea porque no consideramos que sea necesario estirar esos músculos (porque no fuimos honestos de reconocer que están rígidos) o bien porque nos resultan demasiado dolorosas y exigentes. 

Cuando no aceptamos y reconocemos nuestras limitaciones corporales, nos hacemos ciegos a nuestras necesidades, y paradójicamente, creemos que si  hacemos estas posturas (que necesitamos pero que nos cuestan mucho) estamos creando violencia en el cuerpo, cuando en realidad la verdadera violencia es ser negligente y no trabajar en lo que realmente necesitamos, aunque sea duro, o “incómodo”.

 Satya es la honestidad no sólo con respecto a las limitaciones del cuerpo, sino también en relación  a sus infinitas posibilidades.
Cuando no hacemos una postura por creer que “no podemos”, aun cuando ni siquiera lo intentamos, o lo intentamos muy poco, o con resultados poco “exitosos” desde nuestro punto de vista, también estamos siendo deshonestos sobre nuestro potencial.
Cuando respetamos las reglas, la alineación y la biomecánica de las posturas que realizamos, también estamos practicando satya en asana.

 No robar, No codiciar:  ASTEYA


 Asteya es no apropiarse de nada que no le corresponda a uno mismo, o que sea de otro. Incluye también hacer mal uso de aquello que es nuestro o que nos ha sido prestado.
Cuando hacemos asanas con violencia o de manera inconciente, negligente, le estamos robando al cuerpo la posibilidad de estar saludable, pleno y de desarrollar toda su capacidad. Nos estamos robando a nosotros mismos la posibilidad de mejorar.

 En sentido profundo nuestro cuerpo no nos pertenece, sino que nos fue prestado, o dado en custodia por Dios, para que hagamos el mejor uso posible de él, hasta el momento de la muerte. Por lo tanto, cuando hacemos asanas de forma cuidada, conciente, veraz, con fervor y disciplina; estamos haciendo el mejor uso posible del cuerpo,  no abusamos de él. Así estamos practicando asteya en asana.

 La ausencia de codicia es otro aspecto de asteya. Codiciar es desear ansiosamente algo, aunque sea bueno, es tener un afán excesivo por lograr un objetivo determinado.
Cuando iniciamos la práctica de asana codiciando ciertos resultados u objetivos, seguramente vamos a actuar desde el ego que todo lo quiere para él y ahora mismo. Desde ese motor, las posturas probablemente serán realizadas con agresividad, con deshonestidad, con estrés, con desperdicio de energía.



ASTEYA
ASTEYA


 Continencia, Autocontrol, Regulación de la energía:  BRAHMACHARYA


 Brahma-Acharya significa literalmente “aquel que camina por la senda de Brahman”, es decir, aquel que está transitando un camino espiritual en la búsqueda de Dios.
En sentido restringido brahmacharya es el voto de celibato que realizan los monjes. En un sentido amplio es el autocontrol y la regulación de los sentidos, para no desperdiciar la valiosa energía que puede ser dedicada a la práctica espiritual.

 Es decir que brahmacharya no es solamente evitar el abuso de la energía sexual, sino de toda nuestra energía, la cual se consume por la sobreestimulación de los sentidos de la vista, tacto, olfato, gusto, oído.

 En la práctica, cultivamos brahmacharya cuando usamos la energía justa en cada acción del asana, sin desperdiciarla. En este sentido, el respeto de ahimsa, satya y asteya, según los vimos, nos lleva a bhramacharya. Por ejemplo, cuando hacemos una postura sin codicia (asteya), sin apuro, de manera conciente, honesta (satya), cuidando el cuerpo y atendiendo sus verdaderas posibilidades (ahimsa); es natural que podamos regular la energía que utilizamos para la postura, sin desperdiciarla en sobreesfuerzos.


Reciclar la energía en asana también es brahmacharya. Esto lo logramos:


 A-utilizando correctamente la respiración, sin restringirla, manteniéndola constante y fluida,
B-evitando poner tensión en lugares donde no es necesario,
C-vitando hacer más fuerza de la necesaria,
D- activando el tono de los músculos antagonistas a los que están siendo estirados, ya que al contraer un músculo le enviamos energía. Si mantenemos laxitud en los músculos al hacer asanas, es como si hiciéramos posturas “muertas” , sin energía.
E-relajando el cuerpo brevemente entre una postura y otra,
F-realizando savasana al final de la secuencia de asanas, siempre, sin excepción.

  No poseer, No acumular:  APARIGRAHA 


 Aparigraha es el cultivo del desapego. Buscamos liberarnos del sentimiento de posesión.
La finalidad de aparigraha es erradicar o suavizar el sufrimiento que produce el apego, ya que cuando sentimos que somos “dueños” de las cosas (o de las personas), y por algún motivo dejan de estar en nuestra vida o bajo nuestro supuesto control, sufrimos la pérdida.  Quién está libre de apego, libre de sentir “esto es mío” no sufre más y es libre, nada lo ata.

 En la práctica de asanas, aparigraha comienza evitando querer “acumular” experiencia, eliminar el deseo de congelar en el tiempo aquello que hayamos logrado en la práctica de ayer. Por ejemplo, imaginemos que un día puedo lograr una postura que hace un tiempo me resultaba inaccesible o difícil. Aunque me ponga contento por el avance que significa ese logro, no tengo que atarme a él, tengo que desapegarme, disfrutar y soltar, ya que puede ser que mañana no me salga lo mismo que me salió hoy, o puede ser que mañana mi cuerpo no responda igual, o que esté dolorido, o lastimado, o viejo, y ya no pueda hacer lo que ayer me salía fácilmente, y entonces, si estoy apegado a “lo que yo podía hacer antes” voy a sufrir.  En cambio, si cultivo siempre aparigraha y me desapego, a medida que el cuerpo envejezca me será posible adaptar mi práctica armoniosamente, sin dolor, sin angustia, sin sentir frustración por no poder hacer lo  mismo que antes hacía.

Por otra parte, el deseo de poseer y acumular la experiencia de cada práctica, me puede llevar a anquilosar y mecanizar la práctica de asanas. Debemos encarar la práctica de hoy, sin querer repetir lo mismo que pasó ayer. Sí es deseable retener en la memoria los errores, las correcciones, los hallazgos, pero sólo como herramienta para seguir descubriendo y avanzando. Si podemos practicar cada día como si fuéramos niños que están descubriendo algo más del mundo cada día, nuestra práctica de asanas siempre va a aumentar en  riqueza, lucidez, intuición, comprensión y Gozo.