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Yoga Patanjali la Iluminación 1 - Osho

Patanjali la Iluminación
Primera parte:



 Patanjali está hablando del fenómeno de Dios la Iluminación. Dios no es el creador. Para Patanjali, Dios es el florecimiento supremo de la consciencia individual. Todo el mundo y todas las cosas se encuentran en el camino de convertirse en Dioses. No sólo tú, sino las piedras, las rocas, todas las partes de la Existencia, están en el camino de convertirse en Dios. Algunos ya han llegado, algunos están llegando, otros llegarán.
Dios no es el creador, sino la culminación, la cima, el clímax de la Existencia. El no se encuentra en el principio; El está al final. Y, desde luego, en cierto sentido, El también está en el principio, porque al final sólo puede florecer aquello que siempre ha estado allí como semilla desde el comienzo mismo. Dios es lo potencial, la posibilidad escondida; has de recordar esto. De modo que Patanjali no tiene un solo Dios. Tiene infinitos Dioses. Toda la Existencia está llena de Dioses.
Una vez comprendes el concepto que de Dios tiene Patanjali, entonces Dios no ha de ser realmente adorado. Has de llegar a ser uno con El; ésa es la única adoración. Si sigues adorando a Dios, eso no servirá. De hecho, es una tontería. El rendir culto, el auténtico rendir culto, debería consistir en convertirte tú mismo en un Dios. Todos los esfuerzos deberían concentrarse en llevar tu potencial hasta el punto en el que explotara como realidad, en el que la semilla germinara y aquello que estuviera oculto allí desde la eternidad, se manifestara. Tú eres Dios inmanifestado, y el esfuerzo es por llevar lo inmanifestado al nivel de lo manifestado, llevarlo al plano de la manifestación.

Más allá de los límites del tiempo,
El es el Maestro de Maestros.


Patanjali está hablando de su concepto de Dios. Cuando alguien se convierte en una flor, cuando alguien se convierte en un loto, muchas cosas le suceden y muchas cosas empiezan a suceder en la Existencia a través de él.  Se convierte en un gran poder, en un poder infinito, y a través de él, de muchas formas, otros son ayudados a convertirse en dioses por derecho propio.

Más allá de los límites del tiempo,
El es el Maestro de Maestros.


PATANJALI
Patanjali

Hay tres clases de Maestros. Uno no es exactamente un Maestro; más bien es un maestro. Un maestro es uno que enseña, que ayuda a la gente a conocer cosas, sin haberlas él mismo realizado. A veces los maestros pueden atraer a miles de personas. Lo único que es necesario es que sean buenos profesores. Puede que no se conozcan a sí mismos, pero pueden hablar, pueden argumentar, pueden predicar, y mucha gente puede sentirse atraída con sus charlas, con sus prédicas, con sus sermones. Hablando continuamente de Dios puede que se estén engañando a sí mismos. Poco a poco puede que empiecen a creerse que saben.
Cuando hablas de algo, el mayor peligro es que empieces a creerte que sabes. Enseñar es algo muy atractivo porque colma al ego. Cuando alguien te escucha atentamente, satisface a tu ego profundamente porque sientes que sabes y que él no sabe. Tú eres el que sabe y él es el ignorante.
Sucedió que un sacerdote, un gran sacerdote, fue llamado a un manicomio para que les dijera unas cuantas palabras a los internos. El sacerdote no esperaba mucho, pero se quedó sorprendido. Un loco le estuvo escuchando con suma atención; nunca había visto a nadie escucharle tan atentamente. Casi casi le estaba engullendo. Asimilaba cada palabra en su corazón. El hombre ni pestañeaba. Estaban tan atento que parecía como si estuviera hipnotizado.
Cuando el sacerdote hubo finalizado su sermón, vio que el hombre se dirigía hacia el superintendente y le decía algo. El sacerdote sintió curiosidad. Tan pronto como pudo, le preguntó al superintendente, "¿Qué le decía este hombre? ¿Le decía algo sobre mi sermón?" El superintendente le dijo, "¡Si!" El sacerdote le preguntó, "¿Le importaría decirme que le ha dicho?" El superintendente se resistió un poco, pero le dijo, "¡Sí! El hombre me ha dicho, «¿Ve? Yo estoy dentro y él está fuera»".
Un profesor  está exactamente en el mismo lugar, en el mismo bote, en el que tú estás. El también es un interno. No posee nada más que lo que posees tú; sólo un poco más de información. La información no significa nada. Tú también puedes acumularla. Por lo general, se necesita una inteligencia media para acumular información. Uno no necesita ser un genio, uno no ha de poseer mucho talento. Una inteligencia corriente es suficiente. Puedes acumular información. Puedes seguir acumulando, puedes convertirte en un maestro.
Un maestro es uno que enseña sin saber. Si es un buen orador, si es un buen escritor, si tiene una cierta personalidad, si posee un cierto carisma, unos ojos magnéticos, un cuerpo agradable, atrae a la gente. Y poco a poco va volviéndose más y más hábil. Pero los que están a su alrededor no pueden ser discípulos. Seguirán siendo estudiantes. Incluso aunque él pretenda ser un Maestro, no puede hacer de ti un discípulo. Como máximo puede hacer de ti un estudiante. Un estudiante es uno que va en busca de más información y un maestro es uno que ha acumulado más información. Esta es la primera clase de Maestro, aquél que no es en absoluto un Maestro.
 Existe luego una segunda clase de Maestro: aquél que se conoce a sí mismo. Diga lo que diga, puede decir como Heráclito, "He buscado". O como Buda, puede decir, "Lo he encontrado" Heráclito es más cortés. El hablaba a gente que podía no haberle entendido si hubiera dicho como Buda, "Lo he encontrado". Buda dice, "Soy el más perfecto hombre Iluminado que jamás ha existido". Parece egoísta, pero no lo es. El hablaba a sus discípulos, los cuales eran capaces de entender que allí no había ningún ego.
Heráclito estaba hablando a gente que no eran sus discípulos; tan sólo gente corriente. Ellos no hubieran entendido. Cortésmente él dice, "Yo he buscado", y deja la otra parte—"Lo he encontrado"— a tu imaginación. Buda nunca dice, "Yo he buscado". El dice, "¡Lo he encontrado! Y esta Iluminación nunca ha tenido lugar antes. Es absoluta".
Uno que ha llegado es un Maestro. El aceptará discípulos. Los estudiantes están prohibidos; los estudiantes no pueden acudir allí por sí mismos. Incluso si por casualidad se acercan, partirán tan pronto como les sea posible porque él no les estará ayudando a acumular más conocimiento. El tratará de transformarte. Te dará tu ser;  no conocimiento. Te dará más ser, no más conocimiento. Te volverá centrado; y el centro está en algún lugar cerca del ombligo, no en la cabeza.
Todo aquél que vive en la cabeza está descentrado. La palabra es hermosa, la palabra "descentrado", significa "fuera de centro". En realidad todo aquél que vive en la cabeza está loco. La cabeza es la periferia. Puedes vivir en tus pies o puedes vivir en tu cabeza; la distancia desde el centro es la misma. El centro está alrededor del ombligo.
Un maestro te ayuda a arraigarte más y más en la cabeza; un Maestro te desarraigará de la cabeza y te replantará. Es exactamente como replantarte; implica mucho dolor. Ha de ser así. Hay sufrimiento, angustia, porque cuando replantas, la planta ha de ser arrancada del suelo. Ha de ser así. Y entonces, otra vez, ha de volverse a plantar en un nuevo suelo. Llevará tiempo. Las viejas hojas caerán. Toda la planta pasara por la angustia, la incertidumbre, no sabrá si va a sobrevivir o no. ¡Es un renacimiento! Con un maestro no hay renacimiento; con un Maestro renaces.
PATANJALI

Patanjali 
Sócrates está en lo cierto. El dice, "Soy una comadrona". Sí, un Maestro es una comadrona. Te ayuda a volver a nacer. Pero eso significa que tendrás que morir; solamente entonces puedes renacer. De modo que un Maestro no es sólo una comadrona; Sócrates dice sólo la mitad. El Maestro también es un asesino; un asesino y una comadrona. Primero te matará tal como eres, y solamente entonces podrá lo nuevo brotar de ti. De tu muerte, saldrá la resurrección.
Un maestro nunca te cambia. Seas lo que seas, seas quien seas, simplemente te proporciona más información. Te añade cosas; mantiene la continuidad. Puede que te modifique, puede que te refine, puede que te culturice más, que te pula más. Pero seguirás siendo el mismo; la base será la misma.
Con un Maestro, aparece una discontinuidad. Tu pasado se vuelve como si nunca hubiera sido tuyo, como si perteneciera a algún otro, como si lo hubieras soñado. No es real, fue una pesadilla. La continuidad se rompe. Aparece una brecha. Lo viejo desaparece y lo nuevo llega, y en medio hay una brecha. Esa separación es el problema, esa separación ha de ser superada. Ante esa brecha muchos simplemente se asustan y retroceden. Se apresuran a volver a aferrarse a su viejo pasado.
Un Maestro te ayuda a cruzar esta brecha, pero para un maestro no existe nada de esto; no hay problema. Un maestro te ayuda a aprender más, mientras que la ocupación primera de un Maestro es ayudarte a des-aprender. Esa es la diferencia.
Alguien le preguntó a Ramana Maharshi, "He venido de muy lejos para aprender de ti. ¡Enséñame!" Ramana rió y dijo, "Si has venido a aprender entonces ve a cualquier otra parte porque aquí lo que hacemos es des-aprender. Aquí no enseñamos. Ya sabes demasiado; ése es tu problema. Si aprendes más, aparecerán más problemas. Te enseñamos cómo des-aprender, cómo volver atrás".
Un Maestro atrae discípulos; un maestro, estudiantes. ¿Qué es un discípulo? Se ha de comprender todo exactamente; solamente entonces podrás comprender a Patanjali. ¿Quién es un discípulo? ¿Cuál es la diferencia entre un estudiante y un discípulo? Un estudiante busca conocimiento; un discípulo busca una transformación, una mutación. Esta harto de sí mismo. Ha llegado al punto en el que se da cuenta de que, "Tal como soy, no valgo nada; soy polvo, nada más. Tal como soy no valgo nada".
Ha llegado para alcanzar un nuevo nacimiento, un nuevo ser. Está dispuesto a cargar con la cruz, a atravesar los dolores de la muerte y del renacimiento; de ahí, la palabra "discípulo". La palabra "discípulo" proviene de "disciplina"; él está dispuesto a cumplir con cualquier disciplina. Está dispuesto a cumplir todo lo que le diga el Maestro; está dispuesto a seguirlo. Hasta ahora, ha seguido sólo a su propia mente, durante muchas vidas, y no ha llegado a ninguna parte. Ha escuchado a su propia mente y se ha ido metiendo en más y más problemas. Ahora ha llegado a un punto en el que siente, "¡Ya basta!"
Entonces va y se entrega al Maestro. Esto es disciplina, el primer paso. El dice, "Ahora te escucharé. Ya he escuchado suficiente a través de mi propia mente. He sido un seguidor, un discípulo de mi propia mente y eso no conduce a ninguna parte. Me he dado cuenta. Ahora tú eres mi Maestro". Eso significa, "Ahora tú eres mi mente. Todo lo que digas, lo escucharé. Donde quiera que me conduzcas, iré. No haré preguntas porque esas preguntas surgirán de mi mente".
Un discípulo es uno que ha aprendido una cosa a través de su vida: que la mente es el creador de los problemas, que la mente es la causa original de su sufrimiento. La mente siempre dice, "Otro es la causa de mis sufrimientos; no yo". Un discípulo es uno que ha aprendido que esto es un truco, una trampa de la mente. Esta siempre dice, "El otro es el responsable; yo no soy el responsable". De esta forma se salva a sí misma, se protege, permanece segura. Un discípulo es aquél que ha comprendido que esto es falso, que sólo es una treta de la mente. Ha llegado a percibir todo el absurdo de la mente.
La mente te conduce hacia el deseo; el deseo te conduce hacia la frustración. Te conduce hacia el éxito; todo éxito se convierte en un fracaso. Te atrae hacia la belleza; la belleza siempre deriva en fealdad. Te lleva hacia más y más cosas; nunca cumple ninguna promesa. Te promete cosas, pero ni una sola promesa se cumple. Te hace dudar y la duda se convierte en un gusano en el corazón; venenoso. No te permite confiar y sin confianza no hay crecimiento. Cuando comprendes todo esto, solamente entonces puedes convertirte en un discípulo.
Cuando llegas ante el Maestro, simbólicamente pones tu cabeza a sus pies. Esto es deshacerte de tu cabeza; éste es el significado de poner tu cabeza a sus pies. Tú dices, "Ahora continuaré sin cabeza. Ahora, todo lo que digas se convertirá en mi vida". Esto es entregarse. Un Maestro tiene discípulos que están dispuestos a morir y renacer.
Luego existe una tercera categoría: El Maestro de Maestros. Primero está el maestro de estudiantes, segundo está el Maestro de discípulos, y luego, en tercer lugar, está el Maestro de Maestros. Patanjali dice que cuando un Maestro se convierte en un Dios—y convertirse en Dios quiere decir trascender el tiempo, convertirse en uno para el cual el tiempo no existe, para el cual el tiempo ha dejado de existir, para el cual no existe el tiempo; convertirse en uno que ha llegado a la comprensión de la eternidad, de la ausencia de tiempo, en uno que no sólo ha cambiado y se ha convertido en bueno, que no sólo ha cambiado y se ha vuelto consciente, sino que ha trascendido el tiempo—se convierte en un Maestro de Maestros. ¡Ahora él es un Dios!
¿Qué hará entonces el Maestro de Maestros? Este nivel solamente se alcanza cuando un Maestro deja el cuerpo; nunca antes. En el cuerpo puedes ser consciente, en el cuerpo puedes darte cuenta que no existe el tiempo. Pero el cuerpo tiene un reloj biológico. Siente hambre y al cabo de un cierto tiempo vuelve el hambre; saciedad y hambre; sueño, enfermedad, salud. Por la noche el cuerpo ha de dormir, por la mañana ha de despertar. El cuerpo posee un reloj biológico. Por eso la tercera clase de Maestro aparece solamente cuando un Maestro finalmente deja el cuerpo, cuando no ha de volver de nuevo al cuerpo.
Buda emplea dos palabras. La primera es Nirvana, Iluminación. Cuando Buda se Iluminó—estando aún en el cuerpo— eso fue la Iluminación, el Nirvana. Después de cuarenta años dejó el cuerpo. A esto él le llama el Nirvana absoluto, el Mahaparanirvana. Entonces se convirtió en un Maestro de Maestros y ha seguido siendo un Maestro de Maestros.
Cada Maestro, cuando deja el cuerpo de forma permanente, cuando no ha de volver de nuevo, se convierte en un Maestro de Maestros. Mahoma, Jesús, Mahavira, Buda, Patanjali, han seguido siendo Maestros de Maestros, y han estado siempre guiando a Maestros, no a discípulos. Siempre que alguien se convierte en un Maestro en el camino de Patanjali, aparece de inmediato un contacto con Patanjali cuya alma flota en el infinito, con la consciencia individual que se denomina "Dios". Siempre que una persona siguiendo el camino de Patanjali se convierte en un Maestro, siempre que se Ilumina, de inmediato surge una comunicación con el Maestro original que ahora es un Dios.


Fuente: Yoga: La ciencia del Alma/ Editorial Gulaab/Osho

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