¿Espiritual o Físico?
"Asana significa mantener el cuerpo en una postura particular con
Bhavana o el pensamiento de que Dios está en tu interior. Asana jaya o la
conquista del asana llega cuando cesa el esfuerzo y se asienta la estabilidad.
La estabilidad trae consigo el estado de sukhata o beatitud.
Un asana mantenida en ese estado ya no es realizada por el cuerpo físico o fisiológico, sino por el Sí mismo interior. En este estado el cuerpo ha sido conquistado, las dualidades han desaparecido y se ha logrado la unión del cuerpo, la mente y el alma."
Un asana mantenida en ese estado ya no es realizada por el cuerpo físico o fisiológico, sino por el Sí mismo interior. En este estado el cuerpo ha sido conquistado, las dualidades han desaparecido y se ha logrado la unión del cuerpo, la mente y el alma."
Existe la tendencia a pensar que el hatha yoga es físico y la meditación
o las plegarias son espirituales. Pero si lo pensamos con honestidad y
discernimiento, es natural llegar a la conclusión de que todo puede ser físico
o espiritual, dependiendo de la conciencia con que lo realizamos. Lo que
transforma un acto en algo espiritual, es que el objetivo que tengamos al
llevar a cabo ese acto, sea espiritual.
Si al realizar asanas nuestro objetivo es conectarnos con el Sí-Mismo y ser cada vez más conscientes de que Somos Almas espirituales, nacidas del Absoluto; si el objetivo es que el cuerpo sea un perfecto instrumento para servir a Dios; entonces las asanas no serán físicas sino espirituales.
Si al realizar asanas nuestro objetivo es conectarnos con el Sí-Mismo y ser cada vez más conscientes de que Somos Almas espirituales, nacidas del Absoluto; si el objetivo es que el cuerpo sea un perfecto instrumento para servir a Dios; entonces las asanas no serán físicas sino espirituales.
El cuerpo es el instrumento que tenemos para evolucionar como seres
Espirituales, por eso hay que valorarlo en su real dimensión, no descuidarlo ni
satisfacerlo excesivamente, el camino del medio siempre es la respuesta. La
práctica de asanas nos lleva por ese camino del medio, haciéndonos comprender
que el cuerpo es sagrado, es templo del alma, finito, mortal, pero necesario
para servir y amar.
Fuente: Texto: B.K.S. Iyengar