Conciencia Femenina Experiencia Femenina
La mujer ha sufrido mucho porque la mente femenina también ha padecido
mucho. La mujer ha estado muy oprimida porque también su mente femenina lo ha
estado. Siglos y siglos de opresión, de explotación, de represión; se ha
practicado mucha violencia contra la mujer.
Naturalmente, se ha vuelto astuta. Ciertamente, ha desarrollado su ingenio
inventando sutiles métodos para torturar a los hombres. Es natural. Esa es la forma de actuar de los débiles.
Quejándose, protestando –así es como ellos funcionan. Excepto que comprendas esto, no podrás
superarlo.
La mujer es frágil. Esa es su
condición. Tiene una mayor armonía que
el hombre. Es más musical, más rítmica
que el hombre. Otra cosa: el hombre la
ha estado aleccionando en cierta manera; le ha inculcado una mente determinada
que no le permite deshacerse de su esclavitud.
Esto viene siendo así desde hace tanto tiempo que la ha penetrado asta
los mismos huesos. Ella lo ha aceptado.
Pero la libertad es tal que, ocurra lo que ocurra, permaneces enfocado
en ella. Nunca puedes perder el deseo de ser libre, porque ese es también el
deseo de ser religioso, de ser divino.
La libertad continúa siendo el objetivo, suceda lo que suceda.
Por tanto, ¿qué hacer cuando no existe manera alguna de sublevarse dado
que la sociedad completa es machista? ¿Cómo luchar contra ello? ¿Cómo
preservar un poquito de dignidad? La
mujer se ha vuelto astuta y diplomática. Empieza a hacer cosas que directamente no son un ataque, pero sí
indirectamente. Lucha con el hombre de
forma sutil.
Ahí quedan siglos y siglos de indignidad y humillaciones. Puede que tu hombre no te haya hecho nada
malo, pero él es la representación de todos los hombres. No puedes olvidarlo. Amas al hombre, a este hombre, pero no puedes
amar la organización que los hombres han creado. Puedes amar a este hombre pero no puedes
perdonar al hombre como tal. Y cuando
miras a ese hombre, allí descubres la mente machista, y empiezas otra vez.
Esto es verdaderamente inconsciente. Crea una cierta neurosis en las mujeres. Las mujeres son más neuróticas
que los hombres. Es natural, porque viven en una sociedad machista,
confeccionada por y para los hombres, y ellas tienen que vivir en ella,
amoldarse a ella. Tienen que amputarse
muchas de sus partes, de sus miembros –miembros vivos- para ceñirse al papel mecánico que les es dado por el
hombre. Se resisten, luchan. Y de esta
continua lucha surge una cierta neurosis.
En esto consiste ser una “insidiosa”.
Sé que existen situaciones en las que dos personas no están de acuerdo,
pero eso es parte del crecimiento. No pedes encontrar a nadie que esté
completamente de acuerdo contigo. Especialmente los hombres y las mujeres están en desacuerdo porque sus
mentes son diferentes, su actitud ante las cosas es completamente
distinta. Funcionan desde centros distintos.
Por eso es absolutamente natural que no se pongan de acuerdo con facilidad,
pero no hay nada malo en ello. Y cuando
aceptas a una persona y la amas, también amas sus discrepancias.
No empiezas a pelear, a manipular; intentas comprender el punto de vista del otro. E incluso si no puedes estar de acuerdo, al menos puedes aceptar estar en desacuerdo. Pero, aún así, perdura este profundo y sutil acuerdo: “Está bien, estamos de acuerdo en discrepar. Sobre este punto no vamos a llegar a un acuerdo –muy bien- pero no hay ninguna necesidad de pelear”.
No empiezas a pelear, a manipular; intentas comprender el punto de vista del otro. E incluso si no puedes estar de acuerdo, al menos puedes aceptar estar en desacuerdo. Pero, aún así, perdura este profundo y sutil acuerdo: “Está bien, estamos de acuerdo en discrepar. Sobre este punto no vamos a llegar a un acuerdo –muy bien- pero no hay ninguna necesidad de pelear”.
El hombre es más argumentador.
Hasta aquí las mujeres lo han aprendido: que si pasas por la
argumentación, él ganará. Por eso no
discuten, pelean. Se enfadan, y lo que
no puedan hacer mediante la lógica, lo hacen a través de la ira. Lo sustituyen
con el enfado, y, desde luego, el hombre acepta pensando: “¿Por qué crear tanto
problema de una cosa tan pequeña?”. Pero
esto no es un acuerdo y funcionará como un muro entre los dos. Escucha sus argumentos.
Existen posibilidades de que esté en lo cierto –porque la mitad del mundo, el mundo exterior, el mundo objetivo, tiene que ser enfocado desde la razón. Por tanto, cuando se trate de una cuestión del mundo exterior existen más posibilidades de que el hombre tenga razón. Pero cuando sea un asunto del mundo interior, la mujer tiene más posibilidades de estar en lo cierto, porque allí no se necesita la razón. Así pues, si vas a comprar un coche, escucha al hombre, y si vas a elegir una iglesia, escucha a la mujer.
Existen posibilidades de que esté en lo cierto –porque la mitad del mundo, el mundo exterior, el mundo objetivo, tiene que ser enfocado desde la razón. Por tanto, cuando se trate de una cuestión del mundo exterior existen más posibilidades de que el hombre tenga razón. Pero cuando sea un asunto del mundo interior, la mujer tiene más posibilidades de estar en lo cierto, porque allí no se necesita la razón. Así pues, si vas a comprar un coche, escucha al hombre, y si vas a elegir una iglesia, escucha a la mujer.
Hombre y mujer tienen que llegar a una cierta comprensión de que, en cuanto
a lo que concierne al mundo de los objetos y las cosas, el hombre es más
propenso a estar en lo cierto y ser más exacto.
Él funciona mediante la lógica; es más científico, más occidental. Cuando la mujer actúa intuitivamente es más
oriental, más religiosa. Es más probable
que su intuición la lleve por el camino correcto. Así, si te diriges hacia una iglesia, sigue a
tu mujer. Ella tiene un sentido más
preciso para las cosas del mundo interior.
Y si amas a una persona, poco a poco, llegas a comprenderlo, y surge un
pacto tácito entre los dos amantes: quién va a tener razón en qué. Y el amor es siempre comprensión.
Tanto la mente femenina como la mente masculina pueden revelar muchos
misterios: pero así como existe conflicto entre la ciencia y la religión,
también lo hay entre hombre y mujer. Se
espera que un día hombre y mujer se complementen en lugar de chocar entre
ellos, pero ese día será el mismo que la ciencia y la religión también se
complementen entre ellas. La ciencia escuchará comprensivamente lo que la
religión diga, y la religión lo hará con la ciencia. Y no habrá abusos, porque los campos son
absolutamente distintos. La ciencia se dirige hacia el exterior, y la religión
hacia el interior.
Las mujeres son más meditativas, los hombres más contemplativos. Ellos
pueden pensar mejor. Bien; cuando sea necesario pensar, escucha al hombre. Las mujeres pueden sentir mejor. Cuando sea necesario sentir, escucha a la
mujer. Y ambos, sentir y escuchar, hacen de la vida un todo. Así pues, si realmente os amáis, os
transformaréis en un símbolo del yin/yang.
¿Has visto el símbolo chino del yin/yang? Dos peces casi encontrándose y fundiéndose el
uno con el otro en un movimiento profundo, completando el círculo de la
energía. Hombre y mujer, femenino y
masculino, día y noche, trabajo y descanso, pensamiento y sentimiento; no son
antagónicos entre sí, son complementarios. Y si amas a una mujer o a un hombre,
ambos engrandecéis enormemente vuestros seres.
Os completáis.
Sensibilidad
Toda la existencia está llena de sensibilidad –y el hombre es el
producto más elevado de esta existencia.
Naturalmente, tu corazón, tu ser, está listo para desbordarse. Has estado escondiéndolo, reprimiéndolo; tus
padres y tus profesores te han dicho que seas duro, que seas fuerte, porque es
un mundo lleno de retos. Si no puedes
luchar y competir, no serás nadie. De
esta manera, sólo unas cuantas personas, como poetas, pintores, músicos,
escultores, que han dejado de pertenecer al mundo competitivo, que no esperan
acumular billones de dólares, son las únicas a las que les queda algún vestigio
de sensibilidad.
El meditador está en el camino de la mística; cada vez se volverá más
sensible. Y cuanto más compartas tu
sensibilidad, tu amor, tu amistad, tu compasión, más cerca estarás del objetivo
de ser un místico.
Incluso a los niños pequeños, particularmente a los varones, desde sus
comienzos se les frustra diciéndoles “no debes llorar”. Esto es condenatorio. Las mujeres pueden gemir y llorar porque
hasta ahora no han sido aceptadas como seres humanos en igualdad. De alguna manera son infrahumanas, y por eso
se las acepta –las mujeres son débiles.
La sensibilidad ha sido concebida para ser débil.
Puede haber dos tipos de contacto: cuando realmente tocas y cuando
simplemente evitas tocar. Puedo tocar tu
mano y evitar el contacto. Puedo no
estar presente en mi mano, puedo haberme abstraído. Inténtalo, y tendrás un sentimiento
diferente, distante. Coloca tu mano
sobre alguien y abstráete. Lo que allí
hay es una mano muerta, tú no estás. Y
si el otro es sensible, sentirá una mano muerta. Se sentirá insultado. Estás engañando; estás haciendo ver que
tocas, pero no estás tocando.
Las mujeres tienen mucha más sensibilidad para esto, no puedes
engañarlas. Ellas tienen una mayor
sensibilidad para el contacto, el contacto corporal; así pues, ellas
saben. El marido puede estar diciendo cosas muy bonitas. Puede que haya traído flores y le diga: “Te
amo”, pero su contacto demostrará que no está presente. Las mujeres poseen un instinto para sentir
cuándo estás con ellas y cuándo no. Es
difícil engañarlas.
Cuando el niño nace está indefenso. El bebé humano, particularmente, está completamente desamparado. Tiene que aprender de los demás para vivir,
para mantenerse vivo. Esta dependencia
es un pacto. El niño tiene que dar muchas cosas en ese intercambio, y la
sensibilidad es una de ellas. El niño es
sensible; todo su cuerpo lo es. Pero
está desvalido, no puede ser independiente; tiene que depender de sus padres,
de su familia, de la sociedad; tendrá que ser dependiente. Debido a esta dependencia e impotencia, los
padres, la sociedad, siguen forzándolo a hacer cosas y tiene que ceder. De otra forma no puede mantenerse vivo,
morirá. Así pues, tiene que ofrecer
muchas cosas en esta negociación.
Lo primero realmente profundo y significativo a lo que todo niño tiene
que renunciar es la sensibilidad, tiene que abandonarla. ¿Por qué? Porque cuanto más sensible es, con más
problemas se encuentra, es más vulnerable. Con la mínima sensación empieza a llorar. Los padres tienen que detener su llanto, pero
no pueden hacer nada. Pero si el niño
continúa sintiendo cada sensación al detalle, acabará siendo un fastidio. Y los niños se hacen pesados, por eso los
padres tienen que reducir su sensibilidad.
El niño tiene que aprender a resistirse, a controlarse. Y poco a poco tiene que dividir su mente en
dos. Por esta razón, hay muchas
sensaciones que deja de sentir porque no son “buenas” –se le castiga por ellas.
Todo el cuerpo del niño es erótico. Puede disfrutar de sus dedos, de su
cuerpo; todo su cuerpo es erótico. Va explorando su propio cuerpo; es un gran
fenómeno para él. Pero llega un momento
en su exploración en el que descubre los genitales. Esto se convierte en un problema, porque
tanto el padre como la madre están reprimidos.
En el momento en que el niño, varón o hembra, toca sus genitales, los
padres se sienten incómodo. Esto tiene
que ser observado con detenimiento. Su comportamiento cambia de repente, el niño lo nota. Ha ocurrido algo malo. Empiezan a gritarle: “¡No te toques!”.
El niño comienza a sentir entonces que pasa algo malo con los genitales, tiene que contenerse. Pero los genitales son la parte más sensible del cuerpo –la más sensible, la parte más viva del cuerpo, la más delicada. Una vez que no permites tocar y disfrutar de los genitales, has matado el propio origen de la sensibilidad. Ahora el niño se volverá insensible y, según vaya creciendo, mayor será su insensibilidad.
El niño comienza a sentir entonces que pasa algo malo con los genitales, tiene que contenerse. Pero los genitales son la parte más sensible del cuerpo –la más sensible, la parte más viva del cuerpo, la más delicada. Una vez que no permites tocar y disfrutar de los genitales, has matado el propio origen de la sensibilidad. Ahora el niño se volverá insensible y, según vaya creciendo, mayor será su insensibilidad.
La sensibilidad es el sendero; la insensibilidad es el obstáculo. Si somos insensibles, no existe entonces
ningún camino; estamos bloqueados. No
existe un pasadizo desde nuestro más íntimo centro hacia la existencia; no
tenemos ventanas. Estamos encapsulados…,
cada ser humano vive en una cápsula.
La cápsula es muy sutil y transparente, por eso no la sientes, no la
ves, pero con un poquito de consciencia se hace evidente que te rodea por todas
partes. Es exactamente igual que si das
la mano llevando unos guantes puestos, algo está ocultando tu
sensibilidad. Te cubres completamente de
ropa y sales al sol; los rayos no pueden penetrar tu piel. Tienes un paraguas que te protege de la lluvia, pero también impide que
la lluvia pueda alcanzarte.
A veces está bien desprenderse del paraguas y ponerse simplemente bajo
la lluvia y sentirla. Desnudo en la
playa, desnudo en el bosque, ¡deja sencillamente que el aire, el sol y la
lluvia te toquen! Cuanto más sensible te
hagas a las cosas, más cuenta te darás de que Dios está presente en todas
partes. En igual proporción de
sensibilidad que poseas, sentirás la presencia de Dios. Cuanta menos sensibilidad tengas, menos
sentirás a Dios; si no tienes sensibilidad, no sentirás a Dios en absoluto.
Según vayas haciéndote más sensible, tu comprensión hacia las personas
será como nunca antes lo fue. Solo
viendo la cara de un hombre sabrás de él mucho más que él mismo. Simplemente tomando la mano de un hombre
sabrás de su energía mucho más de lo que él jamás supo. En ocasiones, al estar con alguien
descubrirás que absorbe tu energía y te sientes cansado –solo por estar con esa
persona. Y, sin embargo, con otra
persona te sientes satisfecho, te sientes más saludable, te sientes mejor.
Nuestra sensibilidad ha sido apagada.
Nuestros padres y nuestros abuelos han tenido miedo, porque ser sensible
es caminar por el filo de la navaja. Si
eres sensible a la belleza, no puedes confinarla solo para tu esposa o para tu
marido –la belleza está por todas partes.
Y tus padres, los padres de todo el mundo, han tenido miedo.
Tu sensibilidad tuvo que ser apagada, destruida, para que estuvieras
recluido en una pequeña prisión; de otro modo hubiera sido imposible imponer la
monogamia a la humanidad. Un día te encuentras con una mujer que de pronto te
posee; o te encuentras con un hombre, y súbitamente te sientes rebosante: te
olvidas por completo de que tienes un esposo que está esperándote. La belleza no sabe de matrimonios, de
maridos, de esposas; no conoce limitaciones.
Sin embargo, la sociedad no puede vivir así, porque aún no ha madurado
lo suficiente para consentir la libertad absoluta. Únicamente en libertad absoluta puede tu
sensibilidad permitirse tener un crecimiento completo.
Todo el mundo nace con sensibilidad, pero todo el mundo muere
aletargado. De hecho, mucho antes de que
un hombre muera, ya ha muerto. Las
religiones han enseñado a la gente a no ser sensibles, porque no se puede
confiar en la sensibilidad. Es una brisa
–llega y se va por sí sola. No puedes
envasarla, no puedes aprisionarla. Este
es el motivo por el que la gente tiene miedo de caminar por el sendero de la
belleza, temen ser guiados por la belleza en sí misma.
La sensibilidad requiere una gran inteligencia. Cuanto mayor sea tu inteligencia, más
sensible serás. Los búfalos no son
sensibles, tampoco lo son los asnos, para ello necesitan inteligencia. Pero
ninguna religión quiere que seas sensible, todas ellas temen que te conviertas
en un poder por ti mismo. Una persona
sensible se transforma en un poder, en una tremenda central energética, su
propia visión interna de las cosas. Tiene claridad de visión, un sentido estético de la belleza –todas las
cosas son peligrosas.
La esposa no quiere que su marido sea sensible a la belleza porque eso
es un peligro. Hay santísimas mujeres bellas…, es mejor que toda sensibilidad
hacia la belleza esté completamente aplastada.
Así el marido sigue estando siempre dominado. De la misma manera, ningún marido quiere que
su mujer tenga sensibilidad hacia la belleza; porque hay tantos hombre…, y la
mujer, si su corazón aún está vivo latiendo, todavía puede sentir la primavera…
El peligro existe. Puede enamorarse de
cualquiera, y eso está más allá de tu poder.
Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho |
La sensibilidad puede compartirse de mil y una maneras. La más fundamental es el afecto; no una
relación de amor, sino únicamente de afecto puro, sin ninguna condición, sin
pedir nada a cambio; simplemente volcando tu corazón en la gente, incluso en
los extraños, porque está rebosante de sensibilidad. Actualmente los científicos dicen que puedes
estrechar la mano de un árbol, y si eres amable sentirás una enorme
sensibilidad en él.
Existen viejas historias, increíbles, que no pueden ser reales –pero uno
nunca sabe, quizá lo sean. Se cuenta que
cuando Gautama Buda pasaba bajo árboles que no tenían hojas, de repente echaban
hojas para darle sombra. Cuando se
sentaba bajo un árbol, de pronto miles de flores se abrían y empezaban a caer
sobre él. Puede que sea únicamente
simbólico, pero también existe la posibilidad de que sea real. Y cuando digo que los científicos modernos
investigan sobre los árboles, eso me reafirma.
Jagdishchandra Bose fue el primer hindú ganador del premio Nobel;
demostró al mundo científico que los árboles no están muertos, y por ello fue
galardonado con el premio. Pero desde Jagdishachandra Bose han sucedido muchas
cosas. Sería inmensamente feliz si
pudiera venir y ver lo que los científicos han logrado.
Ahora pueden acoplar a un árbol algo parecido a un cardiograma. Un
hombre, un amigo con amor en el corazón, se acerca al árbol y este empieza a
danzar incluso sin nada de viento, y l cardiograma aparece muy simétrico. El gráfico en el papel se convierte en casi
una belleza armoniosa.
Una ves que te vuelves sensible hacia el mundo que te rodea, puedes
dirigir tu sensibilidad hacia el interior, hacia tu morada interior. Es la misma sensibilidad con que escuchas el
canto del ruiseñor, sientes el calor del sol, hueles la fragancia de una
flor. Es la misma sensibilidad que ahora
tienes que levar hacia adentro. Con esta misma sensibilidad vas a degustar de
ti mismo, olerte, verte, tocarte.
Utiliza el mundo como un aprendizaje de sensibilidad. Recuerda siempre: si puedes ser cada vez más
sensible, too va a ser absolutamente correcto.
No te aletargues. Deja que todos
tus sentidos se agudicen, con tono nítido, vivo, lleno de energía. Y no tengas miedo a la vida. Si le tienes miedo, te volverás insensible
para que nadie pueda herirte.
Estás viviendo en un mundo muy loco, patético. Si no te alejas de la psicología de las masas
y manifiestas tu auténtica realidad, te ahogarás en la confusión de todo el
mundo.
La sensibilidad te ayudará enormemente a ser sensato, a ser
sensible. Y si sigues la dirección
correcta se convertirá en tu meditación, y finalmente en tu experiencia mística
de la iluminación.
Déjame narrarte una historia: Buda estaba hospedado en un pueblo. Una mujer se le acercó llorando, gimiendo y
gritando. Su niño, su único hijo, se
había muerto súbitamente. Puesto que
Buda se encontraba en el pueblo, la gente tiene una compasión infinita. Si él lo desea, puede reanimar al niño. Así pues, no llores, ve a ver a ese
Buda”. La mujer fue con el niño muerto,
llorando y sollozando. Los discípulos de
Buda también estaban afectados y comenzaron a rogar mentalmente para que Buda
tuviera compasión. Debía bendecir al
niño para que se reanimara, que resucitara. Muchos de los discípulos de Buda empezaron a llorar.
La escena era muy conmovedora, profundamente emotiva. Todos estaban quietos. Buda permaneció en silencio. Miró al niño muerto y después a la desconsolada madre, y le dijo: “No llores, solo tienes que hacer una cosa y el niño volverá a estar vivo otra vez. Déjalo aquí y regresa a la ciudad, llama a todas las casas y pregunta a cada familia si nunca ha muerto algún familia en su casa. Y si encuentras una casa donde nunca haya muerto nadie, pídeles algo de comer, algo de pan, algo de arroz o cualquier otra cosa –pero que sea de una casa donde nunca haya muerto nadie. Y ese pan o arroz reanimará inmediatamente al niño. Ve. No pierdas tiempo”.
La mujer se puso muy contenta. Tuvo la sensación de que el milagro iba a
suceder. Tocó los pies de Buda y corrió
hasta el pueblo que no era muy grande, solo unas cuantas casas, una pocas
familias. Fue preguntando de casa en
casa, pero todas las familias le dijeron: “Eso es imposible. No hay ni una sola casa –no solamente en este
pueblo, sino en toda la faz de la tierra-, no existe ni una casa donde nunca
haya muerto nadie, donde no hayan sufrido la muerte, la desgracia, la pena y la
angustia que de ello se desprende”.
Poco a poco la mujer se dio cuenta de que Buda le estaba gastando una
broma. Era imposible, pero todavía existía la esperanza. Siguió preguntando hasta haber recorrido todo
el pueblo. Se le secaron las lágrimas,
se le apagó la esperanza, pero de pronto sintió una nueva tranquilidad, una serenidad
que la envolvía. Se dio cuenta de que
todo lo que nace tiene que morir. Sólo es una cuestión de años. Algunos morirán
antes y otros después, pero la muerte es inevitable.
Regresó y una vez más tocó los pies de Buda, diciendo: “Como todos
dicen, realmente tienes una gran compasión hacia las personas”. Nadie podía comprender lo que había
sucedido. Buda la inició en sannyas, se
convirtió en discípulo.
Ananda, discípulo de Buda, le preguntó: “Podrías haber reanimado al
niño… Era tan bonito y su madre estaba
tan angustiada…”. Pero Buda respondió:
“Aunque lo hubiera resucitado, tendría que morir. La muerte es inevitable”. Ananda replicó: “No pareces ser muy sensible
con la gente, con su desgracia y angustia”.
Buda contestó: “Yo soy sensible, pero tú eres sentimental. Solo porque llores, ¿crees que eres
sensible? Eres infantil. No comprendes la vida. No te percatas de fenómeno”. Podemos concebir que Buda fuese más sensible que sus discípulos que
estaban llorando. Ellos eran
sentimentales.
No confundas tu sentimentalismo con la sensibilidad. El sentimentalismo es ordinario; la
sensibilidad es extraordinaria. Sucede a
través del esfuerzo; es un logro, tienes que ganártelo. El sentimentalismo no tiene que ser ganado;
naces con él. Es una herencia animal que
ya posees en las células de tu cuerpo y de tu mente. La sensibilidad es una posibilidad; todavía
no la tienes. Puedes crearla, puedes
trabajártela –entonces te sucederá.
Afecto
El más profundo amor del corazón es exactamente igual que la brisa que
entra en tu habitación, te trae su frescor, su lozanía y después se
marcha. O puedes sujetar el viento en un
puño. Muy poca gente tiene el coraje de
vivir una vida que cambia momento a momento.
De ahí que hayan decidido sucumbir a un amor del cual puedan depender.
No sé qué tipo de amor conoces –lo más probable es que sea del primer
tipo, quizá del segundo. Puede surgir
una nueva clase de amor que quizá solamente nace en una persona entre
millones. Este amor solamente puede ser
denominado afecto.
El primer tipo de amor debería llamarse sexo. El segundo amor. El tercero debería denominarse afecto –una
cualidad, no dirigida hacia nadie. Esa
cualidad amorosa es una revolución tan radical que es muy difícil de concebir
incluso.
Todos los seres humanos son merecedores de ser amados. No hay ninguna necesidad de ligarse a una
persona para toda la vida. Esta es una
de las razones por la que todas las personas del mundo tienen un aspecto tan
aburrido.
Haz que el amor sea libre en las personas, haz que no sean
posesivas. Pero esto solamente puede
ocurrir si meditando descubres tu ser.
No es algo que practicar. No te
estoy diciendo: “Esta noche sal con otra mujer solamente para practicar”. No vas a obtener nada y puede que pierdas a
tu esposa. Y por la mañana parecerás un
estúpido. No es cuestión de practicar,
se trata de descubrir tu ser.
Con el descubrimiento del ser a continuación sigue la cualidad del afecto impersonal. Entonces sencillamente amas y tu amor sigue extendiéndose. Primero hacia los seres humanos, inmediatamente después hacia los animales, los pájaros, los árboles, las montañas, las estrellas. Llega un día en el que toda esta existencia es tu amada. Ese es nuestro potencial. Y todo aquel que no lo logre está malgastando su vida. Si, tendrás que perder algunas cosas, pero no merecen la pena. Ganarás tanto que nunca volverás a pensar en lo que perdiste.
Con el descubrimiento del ser a continuación sigue la cualidad del afecto impersonal. Entonces sencillamente amas y tu amor sigue extendiéndose. Primero hacia los seres humanos, inmediatamente después hacia los animales, los pájaros, los árboles, las montañas, las estrellas. Llega un día en el que toda esta existencia es tu amada. Ese es nuestro potencial. Y todo aquel que no lo logre está malgastando su vida. Si, tendrás que perder algunas cosas, pero no merecen la pena. Ganarás tanto que nunca volverás a pensar en lo que perdiste.
Un afecto impersonal puro que puede penetrar en el ser de cualquiera
–este es el resultado de la meditación, del silencio, de sumergirte en la
profundidad de tu propio ser.
Tú eres responsable de todo, de toda danza que tiene lugar. Cuando te relajas y te dejas ir, eso es
también responsabilidad tuya. Cuando no te relajas y no te permites entrar en
ese estado de inacción, eso también es responsabilidad tuya. No son dos cosas distintas;
solamente hay una cosa, tu responsabilidad.
Los siguientes son simbólicos. El
afecto, la amistad, la compasión, la inteligencia, la claridad de visión –todo
ello simboliza que estás en la dimensión correcta.
La única esperanza para la humanidad está en la cualidad de la feminidad
–la única esperanza. La esperanza no
está en Friedrich Nietzsche, Adolf Hitler, Benito Mussolini: la esperanza está
en Buda, Chaitanya, Meera –en un
tipo de gente totalmente distinto. Y
tanto hombres como mujeres tenemos que volver hacia una clase de afecto
femenino.
Mi camino ha sido descrito como el del corazón, pero no es verdad. El corazón te dará todo tipo de
imaginaciones, alucinaciones, ilusiones, sueños dulces –pero no puede darte la verdad. La verdad está detrás de ambos, cabeza y
corazón; está en tu consciencia, que no es ni la cabeza ni el corazón. Precisamente porque la consciencia está
separada de ambos, puede utilizarlos a dos en armonía. La cabeza es peligrosa en determinados
campos, porque tiene ojos pero no tiene piernas –está lisiada.
El corazón puede funcionar en ciertas dimensiones. No tiene ojos, pero tiene piernas; es ciego, pero puede moverse mucho, a gran velocidad –desde luego sin saber hacia dónde va. No es solo una coincidencia que en todos los idiomas del mundo se dice que el amor es ciego. No es que el amor sea ciego, es que el corazón no tiene ojos. Y según tu meditación vaya haciéndose más profunda, según tu identificación con la cabeza y el corazón empiece a decaer, descubrirás que te transformas en un triángulo. Y tu realidad está en tu tercera fuerza interior: la consciencia. La consciencia puede manejarlos con mucha facilidad porque tanto el corazón como la cabeza le pertenecen.
El corazón puede funcionar en ciertas dimensiones. No tiene ojos, pero tiene piernas; es ciego, pero puede moverse mucho, a gran velocidad –desde luego sin saber hacia dónde va. No es solo una coincidencia que en todos los idiomas del mundo se dice que el amor es ciego. No es que el amor sea ciego, es que el corazón no tiene ojos. Y según tu meditación vaya haciéndose más profunda, según tu identificación con la cabeza y el corazón empiece a decaer, descubrirás que te transformas en un triángulo. Y tu realidad está en tu tercera fuerza interior: la consciencia. La consciencia puede manejarlos con mucha facilidad porque tanto el corazón como la cabeza le pertenecen.
El amor también sabe rugir como un león.
El amor no es solo dulce poesía.
Si el amor fuera únicamente dulce poesía, no podría existir en este
mundo loco. Tiene que ser lo
suficientemente fuerte –más que el odio, más fuerte que la ira-, tiene que ser
el rugido de un león.
Receptividad
El inicio de toda creación es el macho, pero él no puede aportar un
útero. Y por el mero hecho de iniciarla,
la vida no nace; la vida solamente nace cuando encuentra la protección del
útero. Las hormonas, la sangre y todo lo
demás viene del cuerpo de la mujer. Esto
no nos sucede a nosotros. La protección,
el desarrollo, la seguridad todo ello es parte de la consciencia femenina. El inicio, el comienzo, es parte de la
consciencia masculina, pero el hombre se aburre inmediatamente después y
comienza otra cosa.
Escuchar es uno de los secretos para entrar en el templo de Dios. Escuchar significa pasividad. Escuchar significa olvidarte completamente de
ti mismo –solo entonces puedes escuchar.
Cuando escuchas atentamente a alguien te olvidas de ti mismo. Si no
puedes olvidarte de ti, nunca escuchas.
Si tienes demasiada conciencia de ti mismo, sencillamente finges que
estás escuchando –no escuchas. Puede que
afirmes con la cabeza; puede que a veces digas sí o no –pero no estás
escuchando.
Cuando escuchas, te conviertes en un pasadizo, en pasividad,
receptividad, un útero: te vuelves femenino.
Y para llegar uno tiene que ser femenino. No podéis alcanzar a Dios siendo invasores
agresivos, conquistadores solamente
puedes alcanzar a Dios… o mejor dicho: Dios puede alcanzarte únicamente cuando
eres receptivo, una receptividad femenina.
Cuando te vuelves yin, receptivo, la puerta está abierta. Y esperas.
Escuchar es el arte de llegar a ser pasivo. Buda y Mahavir han enfatizado mucho en
escuchar, Krishnamurti hace mucho hincapié en escuchar correctamente.
Tus oídos no son más que pasajes; solo agujeros –nada mas. Los oídos son más femeninos que los ojos; los
ojos son más masculinos. Los oídos son
una parte más yin; los ojos son más yang.
Cuando miras a alguien, eres agresivo.
Cuando escuchas a alguien, eres receptivo.
Esta es la razón por la que mirar a alguien durante demasiado tiempo es
vulgar, descortés, mal educado. Existe
un cierto límite; los psicólogos dicen que tres segundos. Si miras a una persona durante tres segundos
es correcto; se puede tolerar. Más de
eso, ya no estás mirando entonces –estás escudriñando; estás ofendiendo a la
persona; estás invadiendo.
Pero escuchar a una persona no tiene límite, porque los oídos no pueden
invadir. Sencillamente se quedan donde
están. Los ojos necesitan
descansar. ¿Te has dado cuenta por la
noche? -los ojos necesitan descansar,
los oídos no. Están abiertos las
veinticuatro horas –a lo largo de todo el año.
Los ojos no pueden permanecer abiertos ni siquiera minutos –un parpadeo
continuo, un cansancio continuo. La
agresión cansa por que te extrae la energía; por eso los ojos tienen que
parpadear continuamente para descansar.
Es un reposo continuo. Los oídos
siempre están descansados.
Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho |
Por ello, muchas religiones han utilizado la música como un acercamiento
a la oración –porque la música hace que los oídos sean más vibrantes, más
sensibles. Uno tiene que ser más oídos y
menos ojos.
La receptividad es un estado de no-mente. Cuando estás completamente vacío de todo
pensamiento, cuando la consciencia carece de contenido, cuando el espejo no
refleja nada, esto es receptividad. La
receptividad es la puerta hacia lo divino.
Abandona la mente y sé.
Cuando estás en la mente, estás a kilómetros de distancia del ser. Cuanto más pienses, menos eres. Cuanto menos pienses, más eres. Y si no
piensas en absoluto, esos son los momentos en los que el ser se reafirma a sí
mismo en su totalidad.
Receptividad sencillamente significa abandonar la basura que sigues
cargando en la cabeza.
Y tienes mucha basura, completamente inútil. La mente significa el pasado, y el pasado ya
no sirve para nada; ya ha sucedido y nunca más va a suceder otra vez, porque en
la realidad nada se repite jamás.
Incluso cuando piensas, sientes, que es la misma situación, nunca lo
es. Cada mañana es un nuevo día, y cada
mañana el sol que encuentras es un nuevo sol. No estoy hablando del sol material. Estoy refiriéndome a la belleza, la bendición, la dicha que brida cada día
–todo ello es totalmente nuevo.
Si sigues arrastrando imágenes del pasado, nunca podrás ver lo
nuevo. Tus ojos estarán tapados por tus
experiencias, tus expectativas, y esos ojos no podrán ver aquello que te
confronta.
Así es como vamos perdiéndonos la vida: el pasado se convierte en una
barrera que te encierra, te atrapa dentro de algo que ya no existe. Te quedas encapsulado en lo muerto. Y cuanta
más experiencia acumules, cuanto más vayas creciendo, más y más grueso será el
caparazón de la experiencia muerta que te rodea. Estarás cada vez más cerrado. Paulatinamente todas las puertas y ventanas
se cierran. Entonces existes, pero existes alineado, desarraigado. En tal caso no estás en comunión con la vida.
No estás en comunión con los árboles, las estrellas y las montañas. No puedes estar en comunión porque la gran
Muralla China de tu pasado te rodea.
Cuando digo que te vuelvas receptivo, me refiero a que vuelvas a ser un
niño otra vez.
Recuerda lo que Jesús repetidamente dice a sus discípulos: Salvo que
seáis como niños pequeños nunca podréis entrar en mi reino de Dios. Eso que les está diciendo es exactamente el
significado de receptividad. El niño es receptivo porque no sabe nada, y al no
saber nada, es receptivo el anciano no
es receptivo porque sabe demasiado, y sabiendo demasiado, está cerrado. Tiene
que volver a nacer, tiene que morir al pasado y volverse un niño otra vez
–desde luego no en el cuerpo, sino que la consciencia debería ser siempre como
la de un niño. No infantil, recuerda, sino como un niño –adulto, maduro, pero
inocente.
¿Puedes oír la llamada lejana del cuco?
¿Oyes el gorjeo de los pájaros?
Esto es receptividad. Es un
estado existencial de silencio, absoluto silencio; ningún movimiento, ni un
murmullo, y sin embargo no estás dormido; estás alerta, absolutamente
atento. Cuando el silencio y la atención
se encuentran, se mezclan y se vuelven uno, entonces hay receptividad. La receptividad es la cualidad religiosa más
importante.
Vuélvete un niño. Comienza a funcionar desde el estado de no-saber y por
sí solo el silencio te llegará, y una gran atención consciente. Entonces la vida es una bendición.
Confianza
Una vez que sabes, ¿qué sentido tiene creer? La creencia está en la ignorancia. Si sabes, sabes. Y es bueno que si no sabes, sepas que no
sabes –la creencia puede defraudarte. La
creencia puede crear un ambiente en tu mente en el que, sin saber, empiezas a
creer que sabes. La creencia no es
confianza, y cuanto más vigorosamente digas que crees completamente, más miedo
tienes a la duda que llevas dentro.
La confianza no sabe de dudas. La
creencia no es más que reprimir la duda; es un deseo. Uno no se siente solo; no se siente
desprotegido, inseguro –de ahí viene la creencia.
La confianza es sencilla. Es como
un niño que confía en su madre. No se
trata de creer –la creencia aún no se ha introducido en él. Una vez fuiste un niño pequeño, ¿creías en tu
madre o confiabas en ella? La duda aún no ha surgido, por tanto, ¿qué sentido
tiene creer? La creencia llega solamente
cuando se introduce la duda; primero viene la duda. Más tarde, para reprimir la duda, te aferras
a una creencia. Confianza es cuando la
duda se desvanece; confianza es cuando la duda no existe.
Por ejemplo, respiras. Tomas una
respiración hacia dentro; después exhalas, sueltas el aire. ¿Tienes miedo de soltar el aire porque, quién
sabe, tal vez no vuelva? Confías. Confías que volverá. Desde luego que no hay motivo para
confiar. ¿por qué razón? ¿Por qué debería volver el aire? A lo sumo puedes decir que en el pasado
siempre ha sucedido así –pero eso no es una garantía. Puede que no ocurra en el futuro. Si tienes miedo de soltar el aire porque
puede que no vuelva, entonces contendrás la respiración dentro. En eso consiste
la creencia –en colgarse, en aferrarse.
Pero si contienes la respiración, tu cara se pondrá morada y sentirás
que te asfixias. Y si sigues haciéndolo, morirás.
Todas las creencias asfixian y ninguna te ayuda a estar realmente vivo.
Si exhalas confías en la vida. La
palabra budista “nirvana” sencillamente significa exhalar, respirar hacia fuera
–confiar. La confianza es un fenómeno
muy, muy inocente. La creencia pertenece a la cabeza; la confianza al corazón.
Uno simplemente confía en la vida porque procede de ella, vive en ella, y
regresa de nuevo al origen. No existe el
miedo. Naces, vives y morirás; no hay
miedo.
Otra vez volverás a nacer, volverás a vivir y morirás. La misma vida que te ha proporcionado la vida siempre puede darte más vida, por tanto, ¿por qué tener miedo? ¿Por qué aferrarse a las creencias? Las creencias son producto del hombre; la confianza es producto de Dios. Las creencias son filosóficas; la confianza simplemente demuestra que sabes en qué cosiste el amor. No es un concepto de Dios sentado en algún lugar del cielo manipulando y dirigiendo. La confianza no necesita de ningún Dios, la vida infinita, esta totalidad, es más que suficiente. Una vez que confías, te relajas.
Otra vez volverás a nacer, volverás a vivir y morirás. La misma vida que te ha proporcionado la vida siempre puede darte más vida, por tanto, ¿por qué tener miedo? ¿Por qué aferrarse a las creencias? Las creencias son producto del hombre; la confianza es producto de Dios. Las creencias son filosóficas; la confianza simplemente demuestra que sabes en qué cosiste el amor. No es un concepto de Dios sentado en algún lugar del cielo manipulando y dirigiendo. La confianza no necesita de ningún Dios, la vida infinita, esta totalidad, es más que suficiente. Una vez que confías, te relajas.
Aferrarse algo, cualquier cosa
que sea, demuestra desconfianza. Si amas
a una mujer o a un hombre, y te enganchas, únicamente demuestra que no
confías. Si amas a una mujer y le
preguntas: “¿Me amarás también mañana o no”?.
No confías. Confías más en el
juzgado para casarte, no confías.
Confías más en el juzgado, en la policía, en la ley, que en el
amor. Te estás preparando para el
mañana. Si esta mujer o este hombre
intenta engañarte mañana o te deja en la estacada. Puedes obtener ayuda del
juzgado y de la policía, la ley estará contigo y toda la sociedad te apoyará. Estás tomando tus medidas, por miedo. Pero si realmente amas, con el amor es
suficiente, más que suficiente. ¿A quién
le importa el mañana?
La confianza te abre los ojos; no tiene nada que perder. Confianza significa que todo lo que es real,
es real –“puedo dejar a un lado mis deseos y esperanzas, no afectan a la
realidad. Lo único que pueden es
distraer mi mente de la realidad.
Es más fácil tener conocimientos, es muy barato, no cuesta nada; es muy
difícil, arduo, alcanzar el saber. Por
eso son tan pocas, muy raras las personas que intentan meditar; muy raras las
personas que tratan de orar, muy raras las personas que jamás hacen algún esfuerzo
por saber lo que la verdad es. Y todo
aquello que no hayas aprendido por ti mismo no tiene sentido.
Nunca podrás estar seguro de ello. La duda nunca desaparece; la duda permanece por debajo como un gusano, saboteando tu conocimiento. Puedes gritar muy alto que crees en Dios, pero tus gritos no demuestran nada. Tus gritos solamente prueban una cosa: que existe la duda. Solamente la duda grita muy fuerte. Puedes convertirte en un creyente fanático pero tus fanatismo únicamente demuestra una cosa: que la duda existe.
Nunca podrás estar seguro de ello. La duda nunca desaparece; la duda permanece por debajo como un gusano, saboteando tu conocimiento. Puedes gritar muy alto que crees en Dios, pero tus gritos no demuestran nada. Tus gritos solamente prueban una cosa: que existe la duda. Solamente la duda grita muy fuerte. Puedes convertirte en un creyente fanático pero tus fanatismo únicamente demuestra una cosa: que la duda existe.
Cuando un niño empieza a andar por primera vez, existe en él una
tremenda confianza de que será capaz de hacerlo. Nadie le ha enseñado. Solo ha visto andar a otras personas, eso es
todo. Pero ¿cómo puede llegar a la
conclusión de que: “Seré capaz de andar”? Es tan pequeño. Las personas son tan grandes, gigantes
comparadas con él, y sabe que siempre que se pone en pie se cae –pero aun así
lo intenta. La confianza se lleva
incorporada. Está en cada célula de tu
vida. Lo intenta, caerá muchas veces; lo
volverá a intentar una y otra vez. Y un
día, la confianza vence y comienza a caminar.
La sociedad, la civilización, la cultura, la iglesia, todos ellos
fuerzan al niño a ser más lógico. Intentan que enfoque sus energías hacia la
cabeza, se hace muy difícil descender al corazón. De hecho, todos los niños nacen con una gran
energía de amor. El niño nace de la
energía de amor. El niño está lleno de amor, de confianza. ¿Has mirado a los ojos de un niño
pequeño? -cuánta confianza. El niño puede confiar en todo: puede jugar
con una serpiente, puede irse con cualquiera. Puede moverse tan cerca del fuego que puede llegar a ser peligroso
–porque aún no ha aprendido cómo dudar.
Así pues, le enseñamos la duda, el escepticismo, la lógica. Parecen ser medidas para sobrevivir. Le enseñamos el miedo, la precaución, la
prudencia, y todo ello junto mata la posibilidad del amor.
Poco a poco la gente aprende a no confiar, a convertirse en escépticos
crónicos. Pero sucede tan lentamente, en
dosis tan pequeñas, que nunca te das cuenta de lo que está pasándote. Para cuando ha ocurrido, ya es demasiado
tarde. A esto la gente lo llama
experiencia. Dicen que una persona tiene
experiencia cuando ha perdido contacto con su corazón: dicen que uno es muy
experto, muy listo, muy astuto; nadie puede engañarlo. Tal vez nadie pueda decepcionarlo, pero se ha
engañado a sí mismo. Ha perdido todo lo
que era valioso; lo ha perdido todo.
Sabemos cómo hacer las cosas; ese es el modo masculino, positivo,
agresivo.
Existe otro planteamiento, más sutil, más grácil, más femenino:
mantenerse en un estado de entrega, de rendición, y permitir que la existencia
fluya a través de ti. Esto es hacer
mediante el no-hacer. En un sentido es
negativo, porque no estás haciendo nada.
Sentado en silencio, sin hacer nada, la primavera llega y la hierba
crecer por sí sola. Este es el secreto
de la auténtica meditación: sentado en silencio, no hagas nada. Espera…, espera pacientemente. Espera en la profunda confianza de que la
existencia cuida de ti, que cuando estés preparado y maduro, serás colmado de
amor, que el amor te desbordará. La
primavera llega…, eso significa que cada cosa tiene su época. No puedes obtenerlo antes de que llegue su
tiempo, tienes que alcanzar una cierta madurez.
Paciencia
En el útero de la madre el óvulo femenino simplemente espera. No va a ninguna parte. El esperma masculino viaja y lo hace a gran
velocidad. El esperma tiene que recorrer
una distancia realmente tremenda hasta llegar al óvulo de la mujer; comienza la
gran competición. Los hombres son
competitivos desde el propio comienzo, incluso antes de nacer. Mientras hace el amor con una mujer, el
hombre libera millones de espermatozoides y todos se precipitan hacia el
óvulo. Es necesaria una gran velocidad
porque solo uno podrá alcanzar el óvulo, no todos. Solo uno será el ganador del premio
Nobel.
¡Las auténticas olimpiadas empiezan allí! Y es un asunto de vida o muerte –millones de espermatozoides luchando, precipitándose-, uno lo conseguirá. En ocasiones sucede que dos legan al mismo tiempo, entonces nacen gemelos. Porque cuando un espermatozoide se introduce, la puerta se cierra. A veces dos o tres espermatozoides llegan exactamente al mismo tiempo; la puerta estaba abierta, así pues los tres entran. Entonces nacen tres, dos, cuaro o incluso seis niños. Pero esto rara vez sucede. Generalmente uno llega una fracción de segundo antes que los demás. La puerta está abierta; una vez que un huésped ha entrado, se cierra. Pero el óvulo femenino simplemente espera allí…, con gran confianza.
¡Las auténticas olimpiadas empiezan allí! Y es un asunto de vida o muerte –millones de espermatozoides luchando, precipitándose-, uno lo conseguirá. En ocasiones sucede que dos legan al mismo tiempo, entonces nacen gemelos. Porque cuando un espermatozoide se introduce, la puerta se cierra. A veces dos o tres espermatozoides llegan exactamente al mismo tiempo; la puerta estaba abierta, así pues los tres entran. Entonces nacen tres, dos, cuaro o incluso seis niños. Pero esto rara vez sucede. Generalmente uno llega una fracción de segundo antes que los demás. La puerta está abierta; una vez que un huésped ha entrado, se cierra. Pero el óvulo femenino simplemente espera allí…, con gran confianza.
Por eso las mujeres no pueden ser competitivas: no pueden luchar, no
pueden combatir. Y si en algún lugar
encuentras una mujer que combate y pelea, que es competitiva, entonces es que
carece de algo de su condición de mujer. Puede que físicamente sea una mujer,
pero psicológicamente es un hombre.
Por lo tanto, recuerda, la pasividad no es pereza. La pasividad tiene su
propio tipo de actividad. No es tensa, es relajada.
Dos tortugas iban muy sedientas arrastrándose por el desierto. Al cabo de un tiempo descubrieron una
botella grande de Coca-Cola (debían de ser norteamericanas). Saltaron de alegría, pero enseguida se dieron
cuenta de que no tenían un abridor. Lo
intentaron con todas sus fuerzas, pero no había manera de abrir la botella, así
que decidieron que una volvería al pueblo y la otra vigilaría la botella.
Pasó mucho tiempo –cinco horas, diez horas, un día, dos días, cinco días, siete días. Entonces la tortuga que vigilaba volvió a intentar abrir la botella. Inmediatamente la otra tortuga salió corriendo de entre las dunas cercanas gritando: “Si empiezas así, nunca me iré”.
Pasó mucho tiempo –cinco horas, diez horas, un día, dos días, cinco días, siete días. Entonces la tortuga que vigilaba volvió a intentar abrir la botella. Inmediatamente la otra tortuga salió corriendo de entre las dunas cercanas gritando: “Si empiezas así, nunca me iré”.
Las mujeres pueden esperar, y pueden hacerlo infinitamente, su paciencia
es infinita. Tiene que ser así, porque
tienen que portar al bebé durante nueve meses. Cada día se hace más, más y más pesado, más y más difícil. Tienes que ser paciente y esperar, no se
puede hacer nada al respecto. Tienes que
amar incluso a tu carga, esperar y soñar
que el niño nacerá. Y fíjate en una
madre, una mujer que pronto vaya a ser madre: se vuelve más hermosa porque
cuando espera florece. Alcanza un tipo
de gracia distinto, cuando va a ser madre está rodeada por un aura, porque
ahora está en su punto álgido –la función básica que la naturaleza ha inventado
para ser realizada por su cuerpo. Ahora
está floreciendo, pronto retoñará.
Reverencia
Hacia la Vida
Hay muchas personas que se dan cuenta de que están vivas solo cuando
mueren. Cuando estaban vivas estaban tan
ocupadas en tantas cosas que se olvidaron de la vida por completo. Se acordaron
de ella solo cuando supieron que únicamente les quedaban unas cuantas
respiraciones –el corazón se está
hundiendo, solo quedan unos cuantos latidos más-, es en ese momento cuando comprenden:
“Qué estúpido he sido. Toda la vida
sencillamente ha pasado por mi lado. No
he bebido de su vino, no he comido sus frutos, ni siquiera estoy familiarizado
con su fragancia. ¿Cómo ha sido? Y ahora es demasiado tarde”.
¿Alguna vez le has dedicado un solo pensamiento? -que la misma idea de Dios como persona
es una estupidez. En ninguna parte existe ningún Dios como persona, y todos
esos templos, todas esas mezquitas, sinagogas e iglesias están vacías. Fabricadas por hábiles sacerdotes; no tienen
nada que ver con la religión.
Jalil Gibran está en lo cierto cuando dice que tu vida cotidiana es tu
templo. Aceptar este simple hecho –que
tu vida diaria es tu templo y tu religión-, solamente comprender este simple
hecho, va a ser una gran transformación.
Entonces no puedes hacer muchas de las cosas que siempre has estado
haciendo, porque –la tierra sagrada- está en todas partes y estás tratando con
Dios en cada momento.
No puedes engañar a tus clientes; no puedes ser posesivo con tus hijos, porque
están más cerca de Dios que tú. Su
inocencia es un puente, tu conocimiento es un muro, una muralla china;
solamente puedes ser respetuoso con los niños. No puedes actuar de la vieja manera porque siempre estás actuando dentro
del templo, y cada uno de tus actos es una oración. En cada momento estás rodeado por Dios. Sentirás su presencia incluso en tu esposa,
en tu marido, en tu amigo, en tu enemigo, porque excepto Él, nadie más existe.
Hacer de toda la vida un templo, y de toda la vida una religión, es el
único camino del auténtico buscador.
Él no va a mirar en los libros sagrados.
Los libros son libros; ningún libro es sagrado ni tampoco profano. Léelos si disfrutas con la poesía; léelos si
te gusta la prosa; léelos si te agradan sus mitologías –pero recuerda, ningún
libro puede darte el sabor de la religión.
Sí, es posible que una flor pueda dártelo; un pájaro en vuelo; un árbol
que se eleva en las alturas danzando al sol. Toda la existencia se convierte en
tu libro sagrado: léelo, escúchalo, y poco a poco e darás cuenta de que estás
rodeado por una energía de la que eras totalmente inconsciente.
Es casi como el pez que no sabe nada sobre el océano, porque nace en
él. Era parte del océano, exactamente
como una ola; no sabe nada del océano. El pez solo llega a conocer el océano
cuando el pescador lo saca de él y lo tira en la arena caliente de la
playa. Entonces sabe que ha perdido su
auténtica casa a la que nunca había prestado atención. Ahora está sediento, intentando por todos los
medios posibles volver atrás y saltar al océano. Fuera de él ha tomado
consciencia de lo que ha perdido.
La gente solo presta atención a lo que pierde en el momento de la
muerte, porque la muerte llega como el pescador, sacándole del océano de la
vida. Según eres sacado de la vida, de
pronto comprendes: “¡Dios mío! He estado vivo y nunca me había dado cuenta de
ello. Podría haber bailado, podría haber
amado, podría haber cantado, pero ahora es demasiado tarde”.
La gente solamente lo aprecia en el momento en que están muriendo, que han estado continuamente rodeados por la energía eterna de la vida, pero que nunca han participado en ella. Tu vida cotidiana es tu templo y tu religión. Actúa con atención, actúa conscientemente, y muchas cosas empezarán a cambiar naturalmente.
La gente solamente lo aprecia en el momento en que están muriendo, que han estado continuamente rodeados por la energía eterna de la vida, pero que nunca han participado en ella. Tu vida cotidiana es tu templo y tu religión. Actúa con atención, actúa conscientemente, y muchas cosas empezarán a cambiar naturalmente.
Yo no tengo ninguna filosofía de no-violencia, pero sí un modo de vida
que puedes llamar “reverencia hacia la vida”.
Lo cual es una perspectiva totalmente distinta.
La no-violencia sencillamente dice no matar a otros. ¿Crees que eso es suficiente? Solo es una enunciación negativa: no matar a
otros, no dañar a otros. ¿Es eso suficiente?
La reverencia hacia la vida dice compartir, ofrece tu alegría, tu amor,
tu paz, tu dicha.
Lo que quiera que puedas compartir, compártelo.
Si eres reverente hacia la vida, se convierte en un culto.
Entonces sientes que Dos está vivo en todas partes.
Observar un árbol se convierte en culto. Dar de comer a un invitado se
vuelve un culto.
Y no estás complaciendo a nadie, no estás haciendo un servicio;
simplemente estás disfrutando.
Todo niño nace bello, pero según va creciendo comienza a aprender formas
de cómo ser feo, cómo ser competitivo, celoso, violento, destructivo,
agresivo. Poco a poco pierde todo
contacto con la vida porque ha perdido su reverencia hacia ella.
Si me preguntas, diré que la religión es reverencia hacia la vida. Y si no tienes reverencia hacia la vida, no
puedes concebir nada de la existencia –los árboles, los pájaros y los animales-
como distintas expresiones de la misma energía.
En el origen somos hermanos y hermanas de los animales, de los pájaros y
de los árboles; y si empiezas a sentir esta hermandad, descubrirás el primer
sabor de lo que la religión es.
Ningún hombre es una isla, todos somos parte de un vasto continente.
Existe variedad, pero eso no nos hace separados. La variedad hace más rica la vida –parte de
nosotros está en los Himalayas, parte de nosotros en las estrellas, parte de
nosotros en las rosas. Una parte de nosotros en el pájaro en vuelo, una parte
de nosotros en el verde de los árboles.
Nos extendemos por todas partes.
Experimentarlo como una realidad transformará todo tu planteamiento
sobre la vida, transformará cada uno de tus actos, tu propio ser.
Estarás lleno de amor; lleno de reverencia hacia la vida. Por primera vez, según mi opinión, serás
verdaderamente religioso –no un cristiano, no un hindú, no un musulmán, sino
verdaderamente, puramente religioso.
La palabra religión es hermosa.
Viene de una raíz que significa unir a aquellos que por ignorancia se
han separado; juntarlos, despertarlos para que puedan ver que no están
separados.
Entonces no puedes herir ni siquiera a un árbol. Tu compasión y tu amor serán exactamente
espontáneos –no cultivados, no parte de una disciplina. Si el amor es una disciplina, es falso, si la no-violencia es cultivada, es falsa. Si
la compasión es alimentada, es falsa.
Pero si llegan espontáneamente sin ningún esfuerzo por tu parte,
entonces tienen una realidad tan profunda, tan exquisita…
En nombre de la religión se han cometido muchos crímenes en el
pasado. Muchas más personas han sido
asesinadas por la gente religiosa que por nadie más. Ciertamente todas esas
religiones han sido falsificaciones, seudo. La auténtica religión tiene que nacer.
¿Nunca has experimentado un momento de amor, de oración, de
beatitud? Jamás me he cruzado con un ser
humano que sea tan pobre. ¿Nunca has
escuchado el silencio de la noche?
¿Nunca te has estremecido con él?
¿Nunca has visto salir el sol en el horizonte? ¿Nunca has sentido algo así como una profunda
interrelación con la salida del sol?
¿Nunca has sentido más vida dentro de ti, derramándose a raudales por
todas partes? Quizá por un momento…
¿Nunca has tomado la mano de un ser humano y algo ha empezado a fluir de ti hacia él y de él hacia ti? ¿Nunca has experimentado cuando dos espacios humanos se superponen y fluyen el uno en el otro? ¿Nunca has visto una rosa y olido su fragancia?, ¿y de repente eres transportado a otro mundo? Estos son momentos de oración.
¿Nunca has tomado la mano de un ser humano y algo ha empezado a fluir de ti hacia él y de él hacia ti? ¿Nunca has experimentado cuando dos espacios humanos se superponen y fluyen el uno en el otro? ¿Nunca has visto una rosa y olido su fragancia?, ¿y de repente eres transportado a otro mundo? Estos son momentos de oración.
Y cuando desde el mismísimo principio cada niño es educado con
reverencia hacia la vida –reverencia hacia los árboles porque están vivos,
reverencia hacia los animales, hacia los pájaros, ¿crees que semejante niño
pueda ser un día un asesino? Será casi
inconcebible.
Y si la vida es alegre, llena de canciones y danzas, ¿crees que alguien
deseará suicidarse? El noventa por
ciento de los crímenes desaparecerán automáticamente; solo el diez por ciento
puede que permanezcan, los que son genéticos, los que necesitan hospitalización
–pero no cárceles, prisiones, no personas para ser sentenciadas a muerte. Eso es todo tan feo, tan inhumano, tan
demencial.
Cualidades Femeninas Experiencia Femenina - Osho |
Reverencia hacia la vida no significa únicamente reverencia hacia la
vida de los demás.
También incluye, además, reverencia hacia tu propia vida.
La vida debería alcanzar profundidad, y la reverencia hacia la vida
debería ser la única religión en el mundo.
No existe división entonces y el hombre puede ser sanado.
Es un gran reto para la humanidad futura.
Por eso sigo insistiendo en que deberíamos cortar con el pasado –estaba
totalmente enfermo. El hombre ha vivido
una vida muy enferma porque ha creado una filosofía muy enferma, y la ha
seguido muy en serio. Deberíamos romper
con esa enfermedad, por muy respetable y antigua que sea, y redescubrir la
totalidad del hombre. Y eso solamente
puede hacerse cuando nos sumemos a la alegría con reverencia, cuando la
festividad se convierta en una profunda reverencia; y cuando la reverencia no
te conduzca hacia la muerte, hacia la renuncia, sino hacia el regocijo, la
danza, la celebración.
Gratitud
La auténtica gratitud nunca puede encontrar palabras para expresarse a
sí misma.
La gratitud que encuentra palabras para expresarse es solo una
formalidad –porque todo aquello que es sentido con el corazón, inmediatamente
va más allá de las palabras, de los conceptos, del lenguaje. Puedes vivirlo, puede brillar en tus ojos,
puede emanar como una fragancia por todo tu ser. Puede ser la música de tu silencio, pero no
puedes expresarlo. En el momento en que
lo pronuncies, algo esencial muere inmediatamente. Las palabras solamente pueden transportar cadáveres, no experiencias
vivas.
La gratitud no tiene un objetivo externo ni tampoco interno. La gratitud
es casi como la fragancia que desprende una flor. Es una experiencia que no está dirigida a
nadie.
Cuando legas hasta el mismo origen de tu ser donde te sientes
completamente como en primavera y las flores llueven sobre ti, de pronto
sientes una gratitud que no está dirigida a nadie, exactamente como una
fragancia que sale de ti, justo como el incienso desprendido nubes de humo y
fragancia hacia un cielo desconocido y desapareciendo después.
Para mí, la gratitud es la mayor experiencia que puedes tener –no hacia Dios,
no hacia nadie en particular…, simple gratitud hacia toda esta existencia. Estos pájaros, estos bellos árboles, toda
esta existencia es tan hermosa que no sentir gratitud hacia ella es permanecer
ciego, ignorante, inconsciente.
Este universo es tu hogar.
Procedes de este universo y regresas de vuelta a él. La plegaria carece de sentido. Únicamente la gratitud…, ni siquiera tienes que
emplear la palabra, simplemente el sentimiento de gratitud.
Pero el sentimiento de gratitud solamente surgirá cuando hayas
experimentado los misterios, el esplendor, el jardín completo de flores que te
es dado. Y tú no lo has pedido; de
ningún modo lo mereces, no te lo has ganado.
Es un puro regalo de la abundancia de la existencia en sí.
La existencia es abundante, tan cargada de esplendor que quiere
compartirlo.
No puede compartirlo a menos que estés centrado en tu ser. Solamente puede compartir sus secretos con un
Buda. Y tú tienes todas las
oportunidades para llegar a ser un Buda.
Aqui te dejo uno vídeo de Osho que me gusto mucho sobre: Estar Enamorado! en esta entrada a mi blog lo quiero compartir con vos espero que te sirva de algo para un mayor crecimiento espiritual. Namaste!
Fuente: Texto extraído del libro/Osho/Conciencia Femenina Experiencia Femenina
Fuente: Video www.youtube.com