Medita también sobre el conocimiento que te llega durante el sueño.
Primera parte:
El hombre duerme casi una tercera parte de su vida, aproximadamente veinte años. Pero el dormir ha sido desaprovechado, terriblemente desaprovechado. Nadie piensa en ello, nadie medita sobre ello. Esto ha sucedido porque el hombre ha prestado demasiada atención a su mente consciente.
La mente posee tres dimensiones. De la misma forma que la materia tienes
tres dimensiones, también la mente tiene tres dimensiones. Solamente una
dimensión es consciente; otra dimensión es inconsciente y hay todavía una
tercera dimensión que constituye el superconsciente. Estas tres dimensiones
pertenecen a la mente—de forma análoga a la materia—porque en lo profundo la
mente también es materia. O, puedes decirlo de otra forma: la materia es
también mente. Ha de ser así, porque sólo existe lo Uno.
La mente es materia sutil; la materia es mente sin refinar. Pero
corrientemente, el hombre vive sólo en una dimensión: el consciente. El sueño
pertenece al inconsciente, el soñar pertenece al inconsciente. La meditación,
el éxtasis, pertenecen al super-consciente, de la misma forma que el estar
despierto y el pensar pertenecen al consciente. Penetremos pues, lentamente, en
el fenómeno de la mente.
Yoga Meditación |
Lo primero que hay que recordar sobre la mente es que es como un
iceberg; su parte superior se encuentra en la superficie. Puedes verla, pero
sólo es una décima parte del total. Nueve décimas partes están ocultas debajo.
Generalmente no puedes verlas a menos que te sumerjas en las profundidades.
Pero éstas son sólo dos dimensiones. Existe una tercera dimensión, como si una
parte del iceberg se hubiera evaporado y se hubiese convertido en una pequeña
nube suspendida en el cielo. Alcanzar el inconsciente es difícil. Es casi
imposible alcanzar esa nube. Desde luego forma parte del mismo iceberg, pero
como vapor.
Por eso la meditación es tan difícil, por eso el samadhi es tan arduo.
Requiere toda tu energía. Exige total devoción. Solamente entonces se hace
posible el movimiento vertical hacia esa especie de nube que es la
superconsciencia. El consciente está aquí; tú me escuchas desde el consciente.
Si piensas en lo que estoy diciendo, si en tu interior mantienes una especie de
diálogo con todo lo que estoy diciendo, si en tu interior van surgiendo comentarios, eso es la mente
consciente.
Pero puedes escucharme sin pensar, en profundo amor, de corazón a
corazón, sin verbalizar lo que estoy diciendo, sin juzgar lo que estoy
diciendo, sin evaluar si está bien o mal. Sin valorar. Simplemente escucha
desde un profundo amor como si la mente hubiera desaparecido y el corazón
escuchara y latiera alegremente. Entonces, el inconsciente está escuchando.
Entonces, todo lo que diga profundizará hasta tus mismas raíces.
Pero también existe la tercera posibilidad: puedes escuchar a través del
superconsciente. Entonces, incluso el amor supone una alteración; muy sutil,
pero incluso el amor es entonces una alteración. Entonces no existe nada: ni
pensamientos, ni sentimientos. Simplemente te vuelves un vacío, una
ausencia,.... Y en ese vacío cae todo lo que te digo. Entonces, estás
escuchando desde el superconsciente.
Ésas son las tres dimensiones. Mientras estás despierto, vives en el
consciente: trabajas, piensas, haces esto y lo otro. Cuando te duermes, el
consciente deja de funcionar; descansa. Otra dimensión empieza a trabajar: el
inconsciente. Entonces no puedes pensar, pero puedes soñar. Y durante la noche
se suceden ininterrumpidamente unos ocho ciclos de sueños. Sólo durante unos
pocos instantes dejas de soñar; durante el tiempo restante, sueñas.
Yoga Meditación |
Patanjali dice:
Medita también sobre el conocimiento
que te llega durante el sueño.
Simplemente te deslizas en el sueño como si fuera una cierta clase de ausencia. No lo es; tiene una presencia propia. El estar dormido no es solamente la negación del estar despierto. Si lo fuera, entonces no habría nada sobre lo que meditar. El dormir no es como la oscuridad, como una ausencia de luz; no. El dormir, tiene su propia positividad. Existe, y existe al igual que existe tu estar despierto. Y cuando medites y los misterios del sueño te sean revelados, entonces descubrirás que no existe diferencia alguna entre estar despierto y estar dormido. Ambos existen por sí mismos. El dormir no es solamente dejar de estar despierto; es una clase de actividad diferente. De ahí los sueños.
Soñar es una actividad tremenda, más poderosa que tu pensar, más importante,
porque pertenece a una parte de tu ser más profunda que el pensar. Cuando te
duermes, la mente que funcionó todo el día se encuentra cansada, agotada. Es
una mente diminuta, una décima parte comparada con el inconsciente que es nueve
veces más grande y poderoso. Y si la comparas con el superconsciente,... la
comparación no es posible, porque el superconsciente es infinito, el
superconsciente es omnipotente, omnipresente, omnisciente. El superconsciente
es lo que Dios es. Incluso comparado con el inconsciente, el consciente es muy
pequeño. Se cansa, necesita descanso para recargarse. El consciente se apaga.
Durante el sueño empiezas una frenética actividad: el soñar.
Y ¿por qué ha sido despreciado? Porque la mente ha sido entrenada para
sentirse identificada con el consciente, de forma que pienses que durante el
sueño dejas de existir. Por eso el dormir parece una pequeña muerte. Nunca
piensas en lo que entonces sucede. Patanjali dice, «Medita sobre ello y
descubrirás muchas cosas en tu propio ser».
Te llevará algo de tiempo penetrar conscientemente en el sueño, porque
incluso cuando estás despierto no eres consciente. De hecho, te mueves estando
despierto como si estuvieras profundamente dormido, como un sonámbulo, como uno
que camina estando dormido; no estás realmente muy despierto. No pienses que
porque tus ojos están abiertos, eres consciente. Ser consciente significa que
hagas lo que hagas o suceda lo que suceda en todo momento, lo haces con plena
lucidez. Incluso si levanto mi mano haciéndote una indicación, lo hago con
plena consciencia. Puede ser hecho de una forma robótica, mecánica; no eres
consciente de lo que le sucede a la mano. En realidad, no la has movido. Se ha
movido por sí misma, es inconsciente. Por eso es tan difícil penetrar en tu propio
sueño.
Patanjali |
Pero si uno lo intenta... En lo primero que hay que esforzarse es:
mientras estés despierto permanece más atento, porque allí es donde has de
empezar a esforzarte. Caminando por la calle, camina siendo plenamente
consciente, como si estuvieras haciendo algo sumamente importante. Es muy
importante. Deberías dar cada paso con plena atención. Si puedes hacerlo,
solamente entonces serás capaz de penetrar en el sueño.
Ahora mismo tu consciencia es muy difusa. En el instante en que tu mente
consciente se desconecta, esa débil consciencia desaparece como una pequeña
onda. No tiene energía, es muy, muy débil, como un parpadeo, con voltaje cero.
Has de comunicarle más energía, tanta energía que cuando la mente consciente se
desconecte, esa consciencia pueda continuar por sí misma y tú te duermas siendo
consciente. Esto puede suceder si realizas todas tus otras actividades con
consciencia: caminar, comer, dormir, bañarte. Intenta durante el día que todo
lo que hagas se convierta en una excusa para el adiestramiento interior de tu
plena consciencia. Así, la actividad se convierte en algo secundario. El ser
consciente durante esa actividad se convierte en lo principal.
Cuando por la noche ceses en tu actividad y te vayas a dormir, esa
consciencia continuará. Incluso mientras te estés durmiendo, esa consciencia se
convertirá en un observador: sí, el cuerpo se está durmiendo. Poco a poco, el
cuerpo se va relajando. Tú no lo verba-lizas; simplemente observas como, poco a
poco, los pensamientos van desapareciendo. Observa los espacios. Poco a poco,
el mundo se va volviendo muy, muy distante. Vas acercándote a los fundamentos
de tu ser, al inconsciente. Si eres capaz de dormirte siendo consciente,
solamente entonces será posible que esa continuidad perdure durante toda la
noche. Eso es lo que Patanjali quiere expresar al decir, «Medita también sobre
el conocimiento que te llega durante el sueño».
Fuente: Yoga La ciencia del Alma/ Editorial Gulaab/Osho